DESDE LOS BALCONES
Mientras los legisladores y las legislaturas de todo rango, simulan enterarse de una y otra determinaciones del Estado que se yuxtaponen, se empalman y se esfuman en esferas igualmente metafísicas y desconocidas.
En tanto unos y otros dicen y sostienen que se privatice la banca. Tal cosa ocurriera en México, de todas maneras el Estado hurga de vez en vez en esa realidad oculta. ¿Por qué hace esto? Porque no le queda de otra, a riesgo de declararse inexistente, otra cosa aparte de la sociedad a la que pertenece y a los intereses de las clases, esto es la tan discutida propiedad de la tierra y sus formas como esta ingresa a la economía capitalista.
Remitámonos a un caso notable. Se discute y se analiza alrededor de la fortuna acumulada de Joaquín Guzmán Loera, hoy preso en EU. ¿Cómo se concretó esa fortuna en negocios, edificios, residencias, ranchos, cuentas bancarios y accionarias, acaso bonos comprados por interpósitas personas morales y físicas, Etc.?
Bien, pero todo eso tuvo que transitar cubriendo algunas formas estatales y desde luego jurídicas. Aquí es donde la legislación se torna un más allá oculto, disfrazado, pero “real” al fin y al cabo. Esto nos obliga a contradecir a Hegel, quien afirmara que todo lo real es racional y a la inversa. A la vista de estos procesos de acumulación de valor en todas sus formas empíricas, nos obliga a decir que todo lo real en el Estado, tarde que temprano se torna “otro concepto” y con ello entramos en el terreno metafísico jurídico de todos los países; para dejar atrás la expresión Estado.
¿Cómo y por medio de qué procedimientos se le dio la apariencia a esos capitales, esto la significación general del resto de la producción de valor que tiene por origen el valor trabajo, luego valor dinero, y después salarios, medios de producción y luego capital incrementado con una tasa media de ganancia general interna e internacional, cuyo monto se calcula según el volumen invertido en la producción?
Eso no lo sabremos nunca, no porque no se pueda saber, sino porque tal capitalización es una metástasis admitida y sancionada por el capitalismo de todos los países, aunque medien sanciones, reglamentaciones y todo un mar de medidas para impedirlo.
Ahí están los negocios inmobiliarios residenciales, ahí se dan las compras y las ventas de estos y aquellos inmuebles. ¿Quién compra y mediante qué formas crediticias formales e informales? Aquí entramos en otra aparte del más acá y el más allá del Estado en donde operan y se realizan tales transformaciones de venta de tal o cual mercancía a dinero y, luego….lo subsecuente.
¿Cómo se constituyeron esas sociedades empresariales? ¿Manifestando equis o zeta capital real o ficticio accionario? ¿Quiénes intervinieron en esos actos como funcionarios y luego las esferas autorizadas públicas? Nada nace de nada, reza el viejo proverbio.
Eso de que a quien le corresponde repartirse la riqueza de tal o cual capo, es una exigencia simplista. ¿A quién le corresponde desentrañar la maraña de intereses y de personalidades físicas y morales tras quienes nominalmente yacen esos bienes o esos capitales? Esa es la cuestión.
El otro mito social es remitir toda esta cuestión a otra realidad metafísica: “el crimen organizado.” ¿Y qué es el crimen organizado y quienes lo forman o intervienen en tales procesos? ¿Quién va a desentrañar tal misterio o tal verdad?
¿Basta con individualizar de vez en cuando a sus actores, como quien desvía con las manos el Amazonas, para que todo ese aprovechamiento en dinero se torne cristalino con el agua destilada?
Y lo mismo acontece con los dineros del Juego casineros, el huachicol, los robos de calle y domiciliarios. Y así nos pasamos la vida de arriba para abajo condenando esto y aquello y buscando financiamientos públicos para quienes se mueven en este mundo ambiguo policíaco hamponeril en todas sus formas y manifestaciones. “HE DICHO”, COMO DIJO AMLO A LA HORA DE PRESENTAR A SANJUANA, la nueva titular de NOTIMEX en PALACIO NACIONAL.