DESDE LOS BALCONES
Uno de los peores síntomas de la descomposición política, se da en los bajos fondos de lo policíaco, sin que queramos decir con ello, que todo lo que miramos es solamente una cosa u otra.
¿Quién confunde lo policíaco con lo político o esto último con lo primero? Se advierte que la derecha oposicionista apuesta a todas las cartas y que ni apostando al color acierta a lo suyo. Felipe Calderón comete un desliz verbal al decir que el “diablo sabe a quién se le aparece”, insinuando que AMLO procede así por miedo a él.
Calles y Obregón fueron hábiles tácticos y buenos estrategas al negociar con sus transitorios aliados y sus adversarios ciertos. Por ejemplo, se sirvieron de don Adolfo de la Huerta, en la transición de Carranza, mientras se preparaba el gobierno del general Obregón; por eso la revuelta DelaHuertista, después de su breve poder transitorio, fracasó a las primeras de esa revuelta.
Nuestros políticos, oposicionistas, a medias y a la cuarta, le juegan a la eternidad legislativa que no existe, o a las gobernanzas estatales en turno, como si fueran bloques de presión para enrarecer el poder y presionarlo, según su cálculo. Eso da a entender Calderón, en su reciente entrevista con Ciro.
Planteemos la situación del modo más claro: ¿Por qué el Estado Mayor Presidencial, aceptó sin ruido y sin protestas, volver a las filas de los cuerpos respectivos de la Defensa Nacional? Pues porque participaron de un poder más cercano y más real al régimen presidencial, sabiendo a lo que se atienen o el modo de entenderlo y disciplinarse a tiempo.
¿Qué hace la policía federal? Armar ruido e irse a la calle a bloquear ciudades en contra de la población, en tanto ciertos políticos dicen, negando estar de su lado, en declaraciones y entrevistas su supuesto apoyo a la Policía Federal.
Hemos escuchado con detenimiento, la entrevista televisiva de Felipe Calderón con Ciro Gómez Leyva. ¿Qué dijo y qué reveló ahí el expresidente? Pocas cosas, pero dentro de eso poco, expresó despropósitos como estos: a la interrogante de si ya sabía que en la conferencia presidencial del viernes, el Presidente AMLO, no se habían referido a él, responde: “bien sabe el diablo a quien se le aparece.”
¿Qué quiere decir esto? Que hay un exceso de arrogancia, por decir lo menos, del expresidente Calderón y una subestimación del poder; porque en seguida agrega, “hubiera sido un error al cuadrado, después del ERROR de Durazo…”, aludiendo al secretario de seguridad de AMLO.
Hay que volver a escuchar y ver esa entrevista. En otra parte de la misma se le cuestiona: “a qué ATRIBUYE el resurgimiento de la inseguridad y responde: …a que en los gobiernos de Zedillo, de Fox y el mío, pasó el PIB nacional de 3000 dólares a 13, 000 dólares per cápita anuales y a que, al incrementarse esos niveles de ingreso, la gente dispuso de excedentes para comprar droga. Nada más simplista que esto, para explicar el fenómeno de los cuantiosísimos contratos a empresas como Avengoa, Repsol, Iberdrola, etc. Etc.
A continuación vertió dos o tres críticas a los recortes presupuestales en algunas áreas y se puso a “defender” a algunos gobernadores, todos panistas recientes, diciendo que a veces no tienen ni para pagar las nóminas y otros gastos adicionales a los burocráticos.
Se mostró desafiante y festivo en esa entrevista, a la que desde luego hay que desmenuzar y conocer reacciones de sus cófrades y malquerientes de sus propias filas, para así darnos cuenta de lo desencaminada o encaminada que se halla la derecha de oposicionista centrada en los distintos ambientes partidarios, legislativos y de opinión. Hasta donde se sabe, Vicente Fox no ha dicho esta boca es mía, como tampoco lo ha hecho Genaro García Luna, entre otros. ¿En qué acabará este borlote policíaco, que algunos alimentan desde trincheras de imagen y escritas? ¡En agua de borrajas, en eso acabará! En poca cosa insustancial.