DESDE LOS BALCONES
AMLO es un personaje enigmático hasta para sí mismo, pero le cala la realidad y se entrega y compromete con los acontecimientos. Es un hombre práctico y eso ya es mucho en un ambiente de perversión economicista, de subdesarrollo y de oportunismo político.
De pronto se nos apareció el Imperialismo con su doble faz anti inmigratoria y arancelaria; parecería que no sabíamos qué hacer y cómo responderle; cómo salirle al paso a esta embestida que daba al centro de la débil y subsidiaria acumulación capitalista nacional que, de pronto, se da cuenta que navega en un Titanic recién estrenado, pero que también se puede hundir.
El Presidente Mexicano reaccionó bien, ordenando apagar los motores de la indignación fácil, de la protesta al viento y digo vamos a negociar, dialoguemos todo lo que sea necesario y convoquemos a la UNIDAD NACIONAL.
Así de escueta y de efectiva fue su respuesta. ¿Qué hicieron los críticos y los comentaristas, cuyo denominador común es la malquerencia por la malquerencia? Aconsejaban y sugerían que esto, que aquello y que lo otro. Puro repentinismo ocasional y sin rumbo.
AMLO, el Presidente de México, como buen “beisbolista” en el campo, se dio pronto cuenta hacia donde iba el batazo y dispuso se ordenaran las fuerzas; Ustedes se van a Washington a negociar y yo me quedo al frente organizando y entendiéndome con las fuerzas productivas del capital comercial, industrial y bancario, soportando y resistiendo las “cargas de caballería” de los voceros de uno y otro lado de los sinsentidos críticos que nos asedian y envuelven desde antes del primero de junio de 2018.
Los aranceles iban directos a la línea de flotación de nuestra economía, porque su implosión afectaba la tasa media de ganancia de unos y otros capitales, de todo el capital y sus procesos de producción, de reproducción y de circulación internacional.
Cierto, sonaba a ilógico todo; pero la lógica formal no sirve en estos casos, para hacer frente a procesos reales y concretos. Había que sensibilizar y sensibilizarse con la comunidad nacional e internacional y eso se hizo, de la mejor manera y en la forma más diplomática y más suave posible para que el tigre del imperialismo no se nos alebrestara más de la cuenta.
Finalmente los aranceles del 5% y lo que le seguiría no tuvo lugar. Nadie entró en pánico por eso, pero se calculó fríamente lo que podría pasar con todas sus funestas consecuencias y desde Palacio Nacional se esperó a píe firme a la política mundial encarnada en el Presidente Trump.
Pero es hora que, aún ahora, no hemos deshilvanado el tejido económico y político de esta nuestra contradicción nacional con el imperialismo; contradicción que sigue viva y presente en nuestra realidad, hacia dentro y hacia afuera de la misma.
Ya de por sí tenemos la “eterna” contradicción de los precios y el valor monetario que está por encima y por debajo de toda nuestra relación económica: la paridad monetaria peso dólar, oscilante entre 1 por 19 y su tendencia a ensanchar esa diferencia al primer bamboleo. Todo eso y más, como efecto y causa, incide en los precios, en la carestía, en los salarios y en las dificultades que se han tornado estructurales en contra de nuestro desarrollo como nación y como pueblo, todavía con rezagos feudales desafortunadamente.
Ahí está la economía mundial silenciosa y muda en nuestras fronteras, en cada punto aduanal que siempre tiene su correlativo social, económico y político en las otras ciudades norteamericana que se alimentan de nuestros intercambios y de los propios de su economía más poderosa y potente, pero agrietada en el profundo subsuelo de la misma.
A todo este complejo proceso económico mundial no se le puede responder con romanticismos, sacados de aquí y de allá de la historia nuestra y de la ellos, que nos es común pero no de la misma manera inclusiva, sino que da vueltas y revueltas por el mundo económico capitalista, sin que le vayan ventajas al subdesarrollo que se engendra en la misma fuente de valor centralizado especulativamente.
Celebramos en Tijuana, Baja California, el acierto histórico de la conducción política acertada presidencial de AMLO y las multitudes ahí presentes así lo atestiguaron, así lo reconocen, así lo viven y lo identifican; pero el oportunismo político nuestro se halla a flor de piel y se escucha entre casi todas las conciencias y autoconciencias que ahí intervinieron. ¿Para qué el misticismo de toda especie que ahí afloró en dos o tres voces, si todavía no tenemos una explicación suficientemente objetiva de esta mangana arancelaria que nos tira al suelo el Presidente Trump?
China es el ejemplo más radical de la contradicción mundial que se vive en la economía; lo mismo acontece en el Medio Oriente y en Europa, en Inglaterra con Brexit y uno y mil fenómenos visibles y ocultos sin explicitarse frente a las masas populares.
En Tijuana salieron a retozar muchos gatos domésticos que se creen actores históricos y es que, ya siendo tan tarde la realización del mitin en esa ciudad, todos se miraban pardos, sin que fuera ninguno con el búho de Minerva. En fin, las cosas son como son y ni modo de cambiarlas de la noche a la mañana. PERO TENEMOS PRESIDENTE FUERTE Y CON ESO BASTA. ¡¡ME CANSO GANSO, PRESIDENTE AMLO!!