EL JICOTE
Me siguen lloviendo críticas por quienes me leen o escuchan, afirman que hago abiertas o soterradas apologías a la soledad, Que me veo más falso que López Obrador cuando le dice “amigo” a Donald Trump cuando yo hablo de la sociedad. Que ya me vaya de ermitaño, que deje mi amargura porque es contagiosa o que escriba la verdadera razón que me impulsa para vivir en sociedad. Está bien, ya lo escribí en mi libro “La letra con sangre humor entra”. Y lo vuelvo a confesar.
La risa pone en contacto y se tiene que estar en contacto. La risa, en consecuencia, es un fenómeno social por excelencia. Coincido plenamente con Cioran, el filósofo rumano, cuando dice que detesta a la sociedad, pero que vive en ella, porque no puede reír solo. El hombre vive en sociedad, porque si se ríe solo, lo más probable es que esté loco o se ría con ese alguien que todos traemos dentro.
Necesitamos al prójimo para reír; pero sobre todo, para reírnos de él, pero también demandamos a la sociedad, porque nada intensifica más la risa que la compañía; entre más acompañados más nos sabe la risa. Recuerdo que en una ocasión iba en mi automóvil con el chofer, circulábamos en la ciudad de México por la colonia Nápoles, donde las calles tienen nombres de ciudades, cuando en un alto un peatón preguntó por la calle de Dallas, el chofer le dijo que quedaba dos cuadras adelante. Yo metí entonces mi cuchara y le pregunté: – “¿Qué esa no es la calle de Texas?” Con una seguridad absoluta el chofer me contestó: – “Por supuesto que es Texas, es Dallas, Texas”.
Eso de fusionar la geografía con la nomenclatura urbana me produjo que, al instante, me mordiera los labios para no reírme. No descansé hasta que con algún pretexto me bajé del coche y me metí a una miscelánea, le platiqué la anécdota a un desconocido y nos reímos casi hasta llorar.
Necesitamos de gente a nuestro alrededor, sea para reírnos de ella, someternos al reto de hacerlos reír o simplemente para reírnos más. No estoy de acuerdo con Aristóteles de que el hombre vive en sociedad porque es un animal político, ¡Falso! Como queretano vivo en sociedad porque me gusta el chisme y porque requiero de otros para que la risa se desarrolle en todo su potencial. Servidos a los que preguntaron.