VENENO PURO
Es hora de desnudar las turbias intenciones que se escudan detrás del llamado “plan migratorio” destinado a ofrecer trabajos en México a quienes se fugan de otros países, no solo Centroamérica, con el propósito inicial de cruzar nuestro país con rumbo a los Estados Unidos en donde les espera sea el muro de la ignominia o un destacamento de cazadores de seres humanos, desde la Border Patrol hasta el ejército de USA.
La administración federal vigente tuvo la “feliz” idea de proponer al enloquecido jefe de la Casa Blanca detener el flujo masivo de indocumentados hacia su país a cambio de situarlos en el nuestro; como si fueran mercancías perecederas, se solicita, claro, una buena inyección económica desde el norte para financiar grandes obras como los ferrocarriles del Istmo y el Maya a los que se han opuesto vivamente los ecologistas de siempre acaso por sentirse engañados muchas veces.
No se olvide que cuando se construía el tramo desde la Ciudad de México hasta Toluca, interrumpido ahora porque recuerda al execrable régimen peñista –más dinero tirado de la basura-, el eslogan principal rezaba: por cada árbol que se derribe se sembrarán diez. Por supuesto no fue ni ha sido ni será cierto. No sólo se vinieron abajo los centenarios ahuehuetes sino que tampoco se terminó la pretenciosa obra si bien las hermanitas peña, Cecilia y Verónica, se llevaron de antemano sus comisiones… al igual que el cancelado tren a Querétaro por el que cobraron los empresarios chinos, como indemnización tras la cancelación oscura, millones de dólares.
Ninguna economía soporta los golpes simultáneos de la corrupción, la torpeza y la ineficacia. Y es esto, precisamente, lo que nos ha venido sucediendo a través de los sexenios incluyendo al que corre; porque, debemos subrayarlo, las buenas intenciones deben tener cauce con soportes técnicos y viabilidad ecológica pues, de otra manera, se derrumbarán como un castillo de naipes. De allí la seria preocupación por el destino de la refinería paneada para Dos Bocas que ha vuelto a convertirse en un debate entre partidarios y adversarios del presidente de la República cuando es, sencillamente, una cuestión para encontrar la razón sobre los apasionamientos estériles; y éstas señalan más hacia la vulnerabilidad de la construcción en cierne.
En la misma línea se propone colocar “placas” con los nombres de los corruptos para nombrarlas y exaltarlas con los patronímicos de los corruptos. Si fueran placas carcelarias no me molestaría; sí, en cambio, si se trata como es de curarse en salud ante el convencimiento de que el pasado está perdonado lo mismo respecto a los grandes evasores fiscales que a los ex presidentes -¿para cuándo la consulta?-, los líderes sindicales putrefacto de dinero, los huachicoleros intocables y los predadores, en todas las modalidades de la inmoralidad pública solapados desde la Presidencia a lo largo de medio siglo, cuando menos.
En este caso honrar, deshonra. Y nada es peor para una nación atenaceada que elevar a los sinvergüenzas mientras la comunidad nacional sigue creyendo, en buena parte, en la Cuarta Transformación.
La Anécdota
No falta quien pregunte, impertinente:
–¿Por qué defiende solo a los periodistas?
No es así. Durante muchos años mi pluma y mis espacios han servido para denunciar los abusos del poder hacia todos los sectores; pero es natural que sienta en carne propia las afrentas contra mis colegas. Durante el actual gobierno, desde diciembre, estos son los colegas asesinados: Alejandro Márquez Jiménez, Diego García Corona, Rafael Murúa Manríquez, Chuchín Ramos Rodríguez, Reynaldo López Salas, Santiago Barroso Salas, Omar Iván Camacho, Telésforo Santiago Enríquez y Francisco Romero “Ñaca-Ñaca”. Nueve en total en menos de seis meses.
Un apunte de sangre que oscurece la 4T