EL JICOTE
Un grupo de diputados panistas visitaron a Francisco Domínguez y le anunciaron su intención de votar contra la modificación constitucional de la Reforma Educativa. El Señor Gobernador les dio esta malhadada opinión: “No creo que sea sano para el país que el Congreso local, con todo respeto, detenga una reforma que de todos modos va a ser”. Se deduce que para el gobernador cualquier iniciativa que no tenga posibilidad de bloquearse lo mejor es poner el cuerpo flojito y cooperando. De seguir su línea, y en virtud de que Morena controla el Congreso, lo mejor es la resignación y la mansedumbre, ahora sí que Franciscana.
Paradójicamente si de algo ha sido ejemplo su partido, Acción Nacional, ha sido por constituirse históricamente como un partido que durante años y años participó en elecciones en las que no tenía posibilidades de triunfar, en discusiones legislativas en las que estaban derrotados de antemano. Bajo la perspectiva del Señor Gobernador se trataba de un grupo de enfermos que se oponían a la aplanadora del partido hegemónico. Ese grupo tuvo un gran líder, un enfermo crónico y desahuciado. Gómez Morín, que sostenía que la lucha de los panistas no era de un día o de un proyecto sino: “Brega de eternidad”.
¿Cómo es posible que el Señor Gobernador reniegue de las raíces de su partido y convoque a traicionarlas? Simplemente resurgió su alma empresarial. Y no se trata de considerar de menor valía la labor empresarial, a la que Francisco Domínguez ha dedicado gran parte de su vida profesional, simplemente es que la política es algo distinto y que no es lo mismo ser gerente a ser gobernador.
El empresario desea certezas, su meta son las utilidades materiales; sabe que su comportamiento depende del mercado y se acomoda a las circunstancias. El político no puede actuar como panadero, si no vende, pues cierra la panadería. El político nunca baja la cortina, a diario vende levadura, se esfuerza porque el fermento de sus ideas avance; hace apostolado; grita, critica; sospecha del poder; impulsa el debate; denuncia sus abusos; ofrece diferentes alternativas de solución. Toda esta lucha la realiza sin considerar ganancias ni el triunfo o el fracaso. Gracias a que el PAN hizo todo esto y nunca se dio por vencido el país avanzó democráticamente. Con la novedad amigos panistas que esa “brega de eternidad” para el Señor Gobernador Domínguez tiene una pausa: “Lo que de todos modos va a ser”. ¡Por favor! No le hagan caso.