GOTA A GOTA
Los familiares de los 43 desaparecidos, estudiantes todos de la escuela Normal de Ayotzinapa, no cejan en su empeño de saber lo que ocurrió la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, con aquellos jóvenes, pues ‘la verdad histórica’ del entonces procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, no pasó de ser una coartada para cerrar el trágico caso. La incineración de los cuerpos en el basurero de Couila, ¡un insulto a la verosimilitud!
Un justo reclamo de la verdad ha obligado a López Obrador a formar una Comisión para esclarecer los hechos. La encabeza Alejandro Encinas, funcionario de la Secretaría de Gobernación. Pero a la fecha nada sabemos. Y acaso nada sabremos. Pues es tal el enredo que, probablemente, los verdaderos responsables permanecerán ocultos para siempre. Aunque chivos expiatorios no han faltado ni faltarán. O, ¿se atreverá la Comisión a revelar que la escuela estaba implicada con la delincuencia organizada, que el tráfico y consumo de drogas era parte del paisaje de esa desdichada Normal? Héctor de Mauleón asegura que 70% de los alumnos consumía mariguana y cocaína, mientras que la reportera Anabel Hernández asevera que al menos dos de los cinco autobuses que transportaban a aquellos jóvenes rumbo a la ciudad de México para exigir justicia por la masacre del 2 de octubre de 1968, iban cargados de droga y el cuerpo castrense lo sabía.
¿Se atreverá la Comisión a poner sobre la mesa el involucramiento del ejército en la desaparición y muerte de aquellos inquietos estudiantes, a sabiendas de que la milicia es, hoy día, el gran aliado del tabasqueño? ¿Se atreverá a desentrañar esas verdades dolorosas humedecidas por la sangre y las lágrimas de los deudos? Conocido es el dicho de que si se quiere simular algo, se crea una Comisión. Pues bien ¡ahí está una Comisión más! Para ignorarlo todo. Mediante el silencio o una nueva versión de los hechos que ponga a salvo, si peligra, el prestigio de los aliados del mandamás. La ausencia de Encinas en las ociosas conferencias matutinas del tabasqueño algo nos dice. Son ya seis meses del nuevo gobierno, el de la mitotera 4 T, y el asunto parece evadido u olvidado. ¿Dónde yace la verdad? Ayotzinapa: una mixtura de nobles sueños y degradación moral.