VOCES DE MUJERES
¿Con qué cuentan los políticos?
Desde hace unas semanas, el ex presidente municipal de Querétaro, Marcos Aguilar Vega hace una rueda de prensa en un hotel del Centro Histórico. Franqueado por una lona verde con letras blancas que promueven su acción más destacada “cero bolsas de plástico”, despotrica contra sus correligionarios del PAN en una actuación que llegaría a patética si no causara tanta lástima, porque es Marcos solo, solitito con su alma. Al otro lado de la calle, con singular sincronía sus compañeros y compañeras de bancada dan ruedas de prensa grupales, con frecuencia en el mismo horario. Todos ellos y ellas anuncian sus logros y proezas en San Lázaro y la gran “cercanía con la gente” que tanto se les da. Y no solo son Marcos y sus correligionarios los que ya iniciaron acciones como estas que solo pueden considerarse como proselitismos disfrazados. De los más oscuros rincones de la política queretana comienzan a surgir los y las suspirantes a cambiar de puestos, los que perdieron y saltaron a otro partido y las que confían en que “ahora si les toca.” Enarbolan banderas que nunca antes les vimos: unos se encadenan a árboles y se anuncian como los grandes protectores de los ecosistemas; otras resurgen de las cenizas como expertas en violencia de género y al frente de organismos desconocidos pero mañosamente vinculados a sus partidos; los más ya vislumbran su futuro como candidatos y candidatas, porque ahora sí apoyaron al “Gallo” o “Galla” correcta para dirigir los designios del partido, y pues ya se lo ganaron. Y lo peor de todo, con el mayor de los cinismos comienzan su andar proselitista (que no de pre-campaña) por las mismas calles y en la mismas colonias donde le fallaron (varios en más de una ocasión) a la gente.
Siempre me he preguntado como pueden ser tan cínicos, por qué no les da vergüenza ese peregrinar por pueblos y colonias paupérrimas, donde cada tres años llegan cargados de cachuchas y promesas vacías y no puedo más que concluir que es nuestra culpa, porque todos ellos y ellas cuentan con nosotros.
En primer lugar cuentan con nuestro temor para exigir nuestros derechos porque muchas personas han perdido hasta la vida cuando han exigido justicia y saben que el temor nos paraliza. Cuentan con que nos conformaremos con lo que ellos tengan a bien darnos porque con gran facilidad nos convencen que como sociedad civil organizada no somos los suficientemente fuertes o importantes o numerosos para incidir en política y tener un impacto real en los proyectos y acciones que realizarán en nuestro nombre cuando llegan al poder que tanto anhelan.
Cuentan con nuestra ignorancia porque saben que desconocer nuestros derechos nos hace vulnerables y no utilizar nuestros recursos para obtener información les permite intimidarnos. Cuentan con nuestro desánimo porque aun cuando la situación que vivimos no es reciente sabemos que corregirla va a tomar tiempo y que para mejorar e impactar en nuestras comunidades requiere de un compromiso firme y constante de todos nosotros que muchos no nos sentimos con ganas de darlo.
Cuentan con nuestro egoísmo porque están convencidos que estamos tan centrados en nosotros mismos y nuestros problemas que olvidamos que compartimos muchos de esos problemas con nuestros vecinos. Cuentan con nuestra apatía y agotamiento, que nos impide hacer trabajo voluntario, saludar a los vecinos, ir a una marcha o firmar una petición. Cuentan con nuestra impotencia y con nuestra certeza de que solamente los poderosos consiguen lo que quieren y que nuestra situación, por más que intentemos, no puede cambiar. Cuentan con nuestro aislamiento voluntario para encerrarnos en nuestras casas y no participar. Cuentan con nuestra ceguera, con esa habilidad para engañamos a nosotros mismos pensando que el problema no es tan grave, que podríamos estar peor o que se va a componer solo. Pero sobre todo cuentan con nuestra falta de memoria, porque ¿de qué otra manera sea atreverían a tocar nuevamente nuestras puertas?
Todos los días nos enfrentamos a personas abusivas, corruptas y mentirosas de todos los partidos que se aprovechan de nuestros miedos, ignorancia, impaciencia y aislamiento para pedir nuestros votos, violar nuestros derechos y engañarnos impunemente. La responsabilidad de impedir que cualquiera de ellos y ellas ocupen puestos de elección es nuestra. No hacerlo es ceder nuestros derechos a decidir y participar en la toma de decisiones a políticos corruptos que solamente están interesados en si mismos. No actuar es un acuerdo tácito de aceptación del abuso. Los políticos creen que nos conocen. Vamos a sorprenderlos.
Qué no cuenten con nosotros.