QUERETALIA
EL QUERÉTARO CHICHIMECA III
Connie (alias Conín), daba a los chichimecas de Tlachco sal y mantas de hilo de maguey, mientras que éstos le daban a aquél cueros de venado, leones, tigres y liebres, así como arcos y flechas que el pochteca otomí vendía muy bien en los mercados de México y su comarca.
Cruz Rangel calcula la población chichimeca del Querétaro de mediados del siglo XVI en seiscientos individuos viviendo en Tlachco-Querétaro y Cincoque-Apapátaro, a pesar de las epidemias.
Me gusta la conclusión de Cruz Rangel cuando asevera “…y aunque el núcleo poblacional del Tlachco prehispánico no hubiera coincidido exactamente con el sitio donde se ubicaba el pueblo colonial de Querétaro al momento de redactarse esas escrituras (mercedes, protocolos, litigios, relaciones), que bien pudo ser que sí, obvio es que los señores de Xilotepec, y particularmente los chichimecas, lo consideraban como parte de su dominio ancestral”.
“La Relación de los caciques de Xilotepec contradice la versión generalizada de que éstos hubieran considerado al pochteca otomí Connin como un aliado en sus acciones militares en el Bajío, incluyendo la conquista de Querétaro; menos aún lo consideran su pariente, y pretendía pasar por tal debido a haber casado a sus hijas con principales de Xilotepec y Acámbaro, ya que lo tildan de usurpador y macehual (gente del común del pueblo); ratifica, además, la existencia de un pueblo denominado Tlaxco o Tlachco, sustraído al dominio del señorío de Xilotepec por este macehual que se hacía llamar don Fernando, quien obligó a los chichimecas a que le rindieran pleitesía.”
“y por los malos tratamientos y amenazas que les hizo, los dichos naturales desde entonces acá, le han servido y obedecido por señor, y dádole tributos y servicios, y no ha querido ni quiere obedecer al dicho pueblo y cabecera de Xilotepeque como su sujeto, como antes solía…”
Para litigar contra Conni, los caciques de Xilotepec contaron con un aliado español poderoso llamado Luis de Quesada. Dice Cruz Rangel que finalmente los caciques de Xilotepec esgrimieron el argumento clasista de que Fernando de Tapia no era cacique o principal, de cuyo grupo social solían emerger los gobernantes legítimos en las épocas prehispánica y colonial; los caciques pedían enfáticamente “que el dicho don Fernando sea quitado de gobernador del dicho pueblo, siendo como es, macehual de la dicha provincia y no natural del dicho pueblo de Querétaro”.
Si bien, todo lo anterior a lo mejor demerita el romanticismo en la historiografía clásica y barroca de Conni conquistador, de ninguna manera invalida su decisiva participación en la formación de la región queretana y, por lo tanto, de la importante ciudad que llegaría a ser Santiago de Querétaro dos siglos después.
El documento que Cruz Rangel llama “Relación del cacique chichimeca de Tlachco-Querétaro”, es un poder redactado el 1 de agosto de 1554, recibido por Luis Quesada a nombre de Alonso Poalcin, Juan Yatlapal, Juan Coyotl y Domingo Cocuma, indios principales de Cincoque y Querétaro. El documento buscaba que la Corona española les devolviera el pueblo de Tlachco-Querétaro de manos de Hernando de Tapia, pues Alonso Poalcin y sus padres y abuelos, de mucho tiempo antes de 1554, fueron señores naturales del dicho pueblo de Querétaro, sujeto del pueblo de Xilotepeque, que antes de don Hernando viniese a él se llamaba y se nombraba Tlachco.
Alonso Poalcin, el muy ignorado –por los historiadores barrocos y clásicos-señor y gobernante de los pueblos prehispánicos de Tlachco-Querétaro y de Cincoque-Apapátaro, es el mismo que recibió el 20 de junio de 1551 un mandamiento del virrey Luis de Velasco para reunir y adoctrinar a los chichimecas. Cruz Rangel argumenta que si el virrey sólo relacionaba a Poalcin con Cincoque-Apapátaro era porque don Alonso Poalcin había sido obligado por Hernando de Tapia a dejar Tlachco-Querétaro, y que al verse impotente para recuperar sus tierras ante Conni tuvo que ceder ante éste como cuando Hernando de Tapia recibió cinco mercedes el 20 de agosto de 1562, junto al río de Apapátaro en el camino a Huimilpan, siendo algunas de estas tierras pobladas desde hacía mucho tiempo. Finalmente Alonso Poalcin obtuvo algunas mercedes de la Corona.
Cincoque-Apapátaro fue un habitáculo ancestral de los chichimecas y hacia la década de 1540 fue mercedado a españoles residentes en la ciudad de México y a algunos conquistadores o a sus hijos, quienes con frecuencia las remataban inmediatamente a empresarios que las utilizaban principalmente como estancias de ganado mayor y menor. Se encontraba este poblado a dos y media leguas de la cerca que protegía a Querétaro del abundante paso de ganado y de los ataques chichimecas, en el cerro llamado “Cimaltepeque”, que bien podría ser El Cimatario.
Me convence Cruz Rangel cuando afirma que en la región queretana “se ubicaron asentamientos chichimecas que aprovechaban las construcciones prehispánicas ya en ruinas para vivir”. Habitaban los fieros chichimecas los cimientos de antiguos edificios, tales como cúes y cuesillos hechos a mano, de piedra suelta. El mismo autor se inclina a pensar que estos chichimecas se asentaron lo mismo en cuevas, parajes cerriles y cimientos de antiguos edificios prehispánicos, que corresponden a un patrón tradicionalmente disperso, ya sea porque ellos así lo decidieron o fueron empujados a zonas de refugio por el desalojo sufrido a manos de otomíes y españoles. Por lo menos desde 1546, los chichimecas de la región queretana fueron sacados de sus parajes y congregados en pueblos. Para 1602 parecen que habían sido siete pueblos los congregados, que fueron el de La Cañada, Apapátaro, La Magdalena, San Francisco Galileo, San Juanico, La Sabanilla, Huimilpan y Santa María Tlaguelilpa, desconociendo yo cuál sea este último en la actualidad.
El propio virrey propició que más españoles se avecindaran en Querétaro y comisionó el 6 de junio de 1551 a Juan de Villagómez, Justicia de los Chichimecas, para señalar a los españoles que viven en Querétaro sitios y solares para edificar sus casas.