LA AUSENTE POLÍTICA CULTURAL
Hace tres años un grupo de ciudadanos y miembros de la comunidad cultural y artística, nos opusimos abiertamente a las patéticas ocurrencias de MAV, sobre el ámbito cultural en el municipio de Querétaro. Fuimos conscientes que no éramos representantes de toda la ciudadanía, ni de toda la comunidad cultural y artística. Pero sí fuimos el grupo que pasó de la indignación a la organización, para realizar acciones en defensa y fortalecimiento, así como a la no inhabilitación de las Casas de Cultura y las Bibliotecas Públicas Municipales. Realizamos diversas reuniones de trabajo, información, argumentación, propuesta y acción, a través de las cuales presentamos documentos que dieron soporte de nuestra demanda. Se articuló una campaña de firmas a través change.org con un texto argumentativo y propositivo, que llegó a más de 2,200 adherentes, el cuál fue presentado en el evento de diálogo, demandado por nosotros. A tres años las problemáticas estructurales persisten en las casas de cultura y bibliotecas, dada su complejidad inferimos que no es sólo un asunto de infraestructura, por ello se sigue demando la elaboración de políticas culturales que atiendan las necesidades y requerimientos de la ciudadanía.
Actualmente el municipio labora sobre un conjunto de inconsistencias que nos hacen ver que las acciones hasta ahora anunciadas y realizadas no corresponden a ningún plan, son ocurrencias al paso. Veamos. El Consejo de Cultura no ha sido instalado, siendo una señal de apertura la necesaria consulta y propuestas provenientes de la sociedad civil para su integración. No existe hasta el momento un diagnóstico de la infraestructura y operación de las instancias culturales municipales, ni tampoco se ha hecho de conocimiento público el Plan de Cultura municipal. El hecho de que se realicen, se auspicien, se apoyen o se anuncien actividades culturales no significa que exista una política cultural, puesto que no existen objetivos de conjunto, explicitando los propósitos que se pretenden alcanzar. Acciones puntuales o sectoriales por sí mismas no configuran una articulación global de un conjunto de operaciones, principios, prácticas y procedimientos que orientan esas actividades. Es por demás evidente que los espacios y equipamientos constituyen un elemento de sustentación de la política cultural municipal y que ésta no puede concebirse sin un mínimo de infraestructura. Hay que plantearse, ante todo, que lo que cuenta, son las personas y los procesos culturales. Los equipamientos son necesarios, pero hay que vivificarlos. Por muchas razones se establece una política cultural, del mismo modo que se intenta llevar a cabo una política social, y ésta se realiza a través de la estructura y funcionamiento del organismo responsable de llevar a cabo esa política. Estrechamente con esto, se encuentra todo lo que se refiere a las funciones esenciales que se le han asignado, junto con las competencias que le son atribuidas a éste organismo, responsable de ejecutar la política cultural. Es importante señalarlo dado que la instancia municipal de cultura se caracteriza por el desbarajuste organizacional, ya que no muestra una clara distribución de funciones y responsabilidades. Tampoco existe suficiente coordinación y enlace de actividades, ni al interior de una misma dirección ni con otras instancias que desarrollan actividades similares.
El problema es el nulo vínculo con la participación activa de los sectores sociales y culturales a través de un Proyecto, que parta de un diagnóstico que revele las necesidades ciudadanas, de quienes serán los usuarios viables de los espacios. Como es lógico, habrá que considerar los criterios políticos, técnicos expresados por la gente. Nuestro municipio requiere de estrategias donde se involucre a la comunidad a efecto de fortalecer el sentido de pertenencia. La escala geográfica adecuada para la política cultural es la re¬gión y la localidad. La democracia cultural implica un proceso ascendente que moviliza al servicio de la cultura a actores sociales ubicados en el nivel local. Es lo mínimo que esperamos de un Plan de Cultura Municipal.
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