COLUMNA TABLERO
No hay mal que dure más de 6 años
- Ya reapareció Loyola en el Centro Cívico
- Morena va por todo, incluido Querétaro
- Gilberto Herrera es la figura para el 2021
- Marcos y Pancho, hoy se dan de patadas
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS ALARCÓN
Tiempo y circunstancia.
De pronto se apareció una persona muy apreciada por los rumbos del Centro Cívico el miércoles de esta semana. Muchos de los empleados lo reconocieron. Había sido su jefe. Roberto Loyola Vera, ex presidente municipal de Querétaro y hoy notario público, fue a hacer un trámite como cualquier ciudadano.
El también ex secretario de Gobierno del Estado y ex candidato a gobernador suele andar así, sin ayudantes. Conserva la sencillez, marca de la casa, y saluda a todo mundo, llamando incluso por sus nombres a las personas con las que un día colaboró y probablemente ayudó.
En base a sus méritos profesionales y políticos se tomó la decisión de postularlo a la gubernatura en 2015, después de haber sido electo alcalde capitalino, rompiendo una racha de cinco trienios seguidos en poder de Acción Nacional.
Miembro de una familia tradicional –queretano de Querétaro- que dio el primer gobernador de oposición, su hermano mayor: Ignacio, el abogado Roberto Loyola, que trabajó de cerca con Enrique Burgos García, supo ganarse también la confianza de su jefe José Calzada Rovirosa, que lo sacó del archivero, según sus propias palabras.
Priista él, hizo una campaña de fondo, tocando todos los municipios y distritos, en compañía de Lucy y sus hijos, incluida la pequeña Carlota, que dice son sus únicos incondicionales.
Era, sigo pensándolo, el mejor, como lo comenté, en uso de mi libertad de expresión, a través del programa de radio que conducía, que motivó una denuncia ante la Fepade, desechada por el entonces fiscal de delitos electorales, Santiago Nieto Castillo y la feroz persecución, ampliamente conocida, en contra de este medio.
A cuatro años de distancia y a unos meses del hervidero que hemos visto una y otra vez, aún hay datos oscuros sobre aquél proceso, en el que el delegado de la Secretaría de Gobernación, Juan Carlos Padilla (viejo político mexiquense) operó, con instrucciones de Miguel Ángel Osorio Chong, a favor de “una transición civilizada” y pidió a PLAZA DE ARMAS reconocer el resultado a favor de Francisco Domínguez, como si eso nos correspondiera como periódico.
Si el candidato del PRI no objeta el resultado y lo han reconocido el gobernador José Calzada Rovirosa –con premura- y hasta el presidente Enrique Peña Nieto, se explicó, no lo cuestionaremos nosotros.
Había sí, números contradictorios, como comentó a este columnista el hoy diputado local Hugo Cabrera Ruiz, quien advertía en la suma de los cuatro distritos electorales federales una gran diferencia en relación a la elección de gobernador, como si más de 70 mil ciudadanos se hubieran llevado la boleta más importante a su casa, cuando podían anularla si no les gustaban Pancho o Roberto.
Días después, en los conteos oficiales, aparecieron -¡milagro!- los papelitos sin ninguna explicación y los votos faltantes se repartieron salomónicamente, pero siempre manteniendo la ventaja del candidato del PAN.
“Haiga sido como haiga sido”.
De allá para acá hemos visto un gobierno excluyente y depredador, que no ha cumplido mínimamente sus compromisos con la sociedad, como el del transporte público y ni siquiera ha podido desarrollar una obra para las necesidades crecientes del estado, sino todo lo contrario, como la tala de las jacarandas en el Boulevard Bernardo Quintana, el encarcelamiento de activistas sociales y la persecución de sus críticos.
Por no hablar de la permisividad con la que vio actuar al presidente municipal de la capital, Marcos Aguilar Vega, en contra de los intereses y la calidad de vida de los queretanos. Y al que hoy, al calor preelectoral, desaprueba y condena, advirtiéndole que se preocupe de “lo que hizo” y dicen de él.
Pero no hay mal que dure más de seis años.
Querétaro es tan grande que no se lo han podido acabar y, como suele hacerlo, castigará o premiará en las urnas a los políticos y a sus partidos, en una realidad distinta a la de 2015, porque hoy tenemos a Morena en la Presidencia de la República y a un mandatario, con 30 millones de votos y 80 por ciento de aprobación, que ha rechazado cualquier tipo de adulteración de la voluntad popular.
No se repetirán, pues, condiciones como cuando Miguel Ángel Osorio Chong –según una extendida creencia- actuó en contra del PRI, primero en lo local y luego en lo nacional, y el entonces gobernador José Calzada Rovirosa (premiado con una secretaría) entregó el estado y, a petición de su sucesor, hasta andaba queriendo cerrar un periódico.
¿Qué pensará de todo eso Roberto Loyola Vera, que el miércoles se dejó ver por las que fueron sus oficinas, allá en el Centro Cívico, de donde salió a buscar la gubernatura?
Sus allegados dicen que no tiene interés en volver a pelearla, como no buscó la senaduría el año pasado, pero que lamenta profundamente el desbarrancadero del PRI, provocado por las malas dirigencias, más interesadas en las canonjías que en ejercer como partido de oposición.
Con pocas cartas para el 21, los priistas se la verán difícil ante un PAN que buscará mantenerse en el poder y una primera fuerza política nacional, la de Morena, que va por todo, incluido Querétaro.
Tiempo y circunstancia, Ortega y Gasset dixit, frase favorita de Roberto Loyola.
La política es así.
-BLANCAS Y NEGRAS-
Veintinúmetro.
Gilberto Herrera Ruiz es sin lugar a dudas la mejor carta del Movimiento Regeneración Nacional para Querétaro. Ex rector de la UAQ y senador con licencia, goza de gran prestigio y ejerce con discreción y bajo perfil el cargo de delegado federal que le confió su jefe, Andrés Manuel López Obrador.
¿Cuáles son la figuras del nuevo partido, además de Gilberto Herrera? El senador suplente Juan José Jiménez Yáñez, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera del SAT, Santiago Nieto Castillo, la magistrada Celia Maya García y el dirigente estatal Carlos Peñafiel.
Agréguele al diputado Mauricio Ruiz Oláes, el director jurídico de la Lotería Nacional, Luis Bárcenas, la presidenta municipal Elvia Montes (de Ezequiel Montes) y las legisladoras Fabiola Larrondo y Paloma Arce. Además el aliado del PES, Adolfo Ríos, El Arquero de Cristo.
Acción Nacional, partido en el poder estatal, tiene muchas cartas: Mauricio Kuri, Ricardo Anaya, Lupita Murguía, Luis Bernardo Nava, Armando Rivera, Marco del Prete y, en un descuido, hasta el inefable Marcos.
Caído en desgracia, el PRI, hoy en tercera división, podría repetir, si se anima, a Roberto Loyola Vera o jugar con Ernesto Luque Hudson y Braulio Guerra Urbiola. Los demás son cartas marcadas, azulosas: Hugo Cabrera y Juan José Ruiz
Incógnita. Tiene el tricolor mujeres de prestigio en sus filas. Como la ex secretaria de Turismo Silvia Hernández y la diputada federal María Alemán, una experimentadísima y la otra muy joven. Ideales para la tierra de La Corregidora. Por el PRI u otro partido con mayor futuro y visión. Piénsenlo…
-CINE PLAZA-
La última guerrera.
Con Silvia Hernández Enríquez, varias veces senadora y diputada federal, además de Secretaria de Turismo federal, la única queretana en un gabinete presidencial en toda la historia, invitada a participar en los foros del Plan Nacional de Desarrollo de Andrés Manuel López Obrador.
Sólo en cines.
-LA FRASE DE LA SEMANA-
Hombro con hombro.
Que se preocupe de lo que hizo y de lo que dicen de él: Francisco Domínguez, a propósito de las críticas de Marcos Aguilar a su administración.
Se ven a la salida.
-JUGADA FINAL-
Maduritos.
A Pancho Domínguez y Marcos Aguilar, que han cruzado admoniciones ante la complacencia del respetable, un rijoso y pateador ¡Jaque Mate!
Correo: venegasalarcon@hotmail.com