En julio de 2018, la ONG ambientalista Greenpeace y la Red por los Derechos de la Infancia en México presentaban un informe en común que alertaba de los efectos negativos que tiene la pobre calidad del aire que se respira en el país azteca sobre la salud de los niños, niñas y adolescentes. El reporte ofrecía datos alarmantes: cada año mueren 1.680 menores de cinco años como consecuencia directa de la contaminación, que aumentó un 60 % entre 1990 y 2015.
El 2019 ha empezado con mejor pie, después de que la Comisión Ambiental de la Megalópolis decidiera retirar la fase 1 de contingencia ambiental regional en la Zona Noreste del Valle de México. Se había activado en diciembre por la alta concentración de contaminantes y partículas PM10 en el aire y se mantuvo también durante la celebración del Año Nuevo, cuando las hogueras y los fuegos artificiales no ayudaron a mejorar la situación especialmente en la Ciudad de México.
Pese a que se ha suspendido la contingencia ambiental, la CAMe ha querido insistir en la importancia de seguir haciendo un uso moderado de los automóviles y de avisar a las autoridades cuando quieran hacerse quemas al aire libre o se detecten incendios. En este sentido, se está haciendo un esfuerzo para concienciar a la población del impacto de la contaminación en su salud, ya sea causando enfermedades respiratorias, cardiopatías o incluso Alzheimer.
La capital mexicana es una de las más contaminadas del país. Para intentar paliar la situación, el gobierno local ha llevado a cabo varias iniciativas que suponen una revolución dentro del mundo de la urbanística. Ejemplo de ello es el proyecto Vía Verde, un conjunto de jardines verticales que tienen por objetivo precisamente el luchar contra la contaminación atmosférica, ya que se asegura que pueden filtrar 27 mil toneladas de gases contaminantes.
Otra de las formas que México ha encontrado para combatir la polución ha sido mediante la prohibición de los plásticos, las pajillas y los artículos desechables, y así fomentar el uso de alternativas biodegradables. En este caso el objetivo es reducir la contaminación del océano, en el que diariamente se desechan toneladas de plástico que terminarán por servir de alimento a moluscos y otros animales que eventualmente serán consumidos por los humanos.
Toda iniciativa es buena para proteger el medio ambiente, aunque solo sea para que no sufran las devastadoras consecuencias los más de 124 millones de habitantes que tiene México. Que la Zona Noreste del Valle de México ya no se encuentre en contingencia ambiental después de las fiestas navideñas es muy buena noticia. No obstante, es un problema que afecta la región desde hace tres décadas y por ahora todas las medidas implementadas no han dado los resultados esperados.