Declarado Monumento Histórico Protegido en 1914, este sitio, que se cree fue edificado por los sacerdotes jesuitas con los mendrugos (limosnas) que recibían de los feligreses angelopolitanos, fusiona cultura y gastronomía para deleite del turismo nacional e internacional.
En sus inicios, la propiedad fue de los jesuitas, quienes fueron expulsados en 1767, pasando así a ser de la Iglesia católica hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando perteneció a particulares.
De acuerdo con un comunicado, la casa estuvo abandonada de 1990 a 2008 y ya presentaba un grave deterioro, motivo por el cual se inició un proyecto de recuperación por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Fue así que se convirtió en vivienda y espacio cultural, toda vez que en este lugar también se encuentra un entierro relacionado con la cultura olmeca con piezas de cerámica y osamentas humanas de 3 mil 500 años de antigüedad.
También alberga una colección restaurada de cerámica mayólica y talavera antigua de la época de la fundación de la ciudad, recuperada durante la reconstrucción de la casa, y la exposición “Amos por siempre”, conformada por cráneos humanos con deformación intencional, huesos largos, caracoles trompeta gigantes, jambas y dinteles de piedra caliza.
Tras un poco de historia, el visitante concluirá su recorrido en el restaurante que ofrece recetas locales, las cuales se destacan por ser una mezcla entre lo indígena y lo español, así como adquirir productos de arte indígena.
La Casa del Mendrugo, ubicada a una cuadra de la Catedral de la ciudad (Calle 4 Sur 304, Puebla), abre de martes a domingo con un horario de 10:00 a las 18:00 horas.
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