COLUMNA INVITADA
#TodasSomosCleo
La realidad que retrata es tan moderna hoy, terminando 2018, como en 1971. Roma, la muy comentada obra de Alfonso Cuarón, es sobre empatía, reivindicación femenina y mujeres estoicas. Las que ayudan en casa o la encabezan, sufren y se quedan calladas. En el fondo, como sociedad, no cambiamos mucho en 47 años.
Las Cleos que son vendidas al mejor postor en muchas comunidades del país y que es minimizado por qué se trata de usos y costumbres . Las Cleos que en el menor de los casos son depósitos de la neurosis de sus patrones y en uno mayor, víctimas del acoso y hasta el abuso del patrón o sus hijos, quienes hablan del hecho como si fuese un trofeo al machismo. Salarios nimios, sin vacaciones, aguinaldo o seguridad social que cubra un accidente o un padecimiento mayor.
Hemos visto pasos modestos. La reciente resolución de la Suprema Corte de Justicia sobre los derechos laborales de las empleadas domésticas es un buen grano de arena. Necesitamos muchos más. Empecemos el cambio por nosotros mismos, haciendo conciencia de género. Las labores domésticas no son contabilizadas cuando se trata de medir el tamaño del Producto Interno Bruto, aunque sí hay cálculos que permiten dimensionarlas.
La Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado de los Hogares de México, del Inegi, dice que el valor de todas esas actividades es equivalente a 5.1 billones (millones de millones) de pesos, es decir, 23.3 por ciento del tamaño de toda la economía que, dividido por géneros, las mujeres aportan tres cuartas partes y los hombres apenas una.
Las mujeres trabajan en promedio 13 horas más a la semana que los hombres. Si se convirtieran en dinero, sus labores en el hogar tienen un valor estimado en 55 mil 811 pesos al año y las de un varón en 20 mil 694. Es indispensable generar respeto por las tareas domésticas que se convertiría ipso facto en familias con más y mejores valores.
Treinta de cada 100 mujeres mexicanas que tienen entre 15 y 54 años, con al menos un hijo, son solteras, es decir, no están casadas ni viven en unión libre con quien procrearon. De todas ellas, 53 de cada 100 están entre no tener ninguna instrucción hasta contar con la secundaria terminada. El 28.5 por ciento de todos los hogares en el país tienen a mujeres como jefas de familia. ¿Cómo sostienen toda esa responsabilidad? No hay una respuesta uniforme salvo por una afirmación indiscutible: la brecha de género todavía es un tema importante en el ámbito del trabajo. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 78 de cada 100 hombres en edad de trabajar son económicamente activos, pero sólo 44 de cada 100 mujeres.
¿Más detalles? Un estudio de la firma TResearch dice que de las 17.9 millones de mujeres que tienen un empleo en México, 68 por ciento gana como máximo 5 mil 300 pesos mensuales, equivalentes a dos salarios mínimos. El 16 por ciento recibe hasta 7 mil 952 pesos; 12 por ciento hasta 13 mil 254, y sólo 4 por ciento gana más de 13 mil 255 pesos mensuales. Las madres solteras o jefas de familia, tienen que mantener sus necesidades y las de los suyos con esos ingresos.
¿Están mejor las mujeres que tienen a su lado a un proveedor? Tampoco hay una sola respuesta para esa pregunta pero los temas de violencia familiar, emocional, económica e incluso física, al punto del feminicidio que sufren las madres de familia en el país son recurrentes en las estadísticas y en las noticias. Tenemos un grave problema cultural. Falta de sensibilidad de género en los pueblos y en las ciudades. Desvalorización del esfuerzo que no se remunera y rara vez se agradece.