CIENCIA FORENSE
SOLVENTES E INHALANTES
En México, como en muchos países, el principal problema de abuso de drogas es el de los inhalantes, que de manera preocupante adquiere características dramáticas en la población más afectada, la de niños y jóvenes, la vasta mayoría, de clases desfavorecidas. Independientemente del país en que se haya realizado el estudio, las conclusiones apuntan siempre hacia la misma dirección: el origen más probable del inhalador es de las clases marginadas, aquellas donde la pobreza, la falta de educación y de oportunidades es endémica, allí donde las familias se encuentran desmembradas o inexistentes, allí donde la solidaridad es más bien complicidad con otros que corren la misma suerte.
Inhalantes
El término inhalantes se refiere al grupo de sustancias psicoactivas que se definen más por su modo de administración que por su mecanismo de acción o farmacología. Excluyendo a otras sustancias que también se inhalan, como el tabaco, la mariguana, el opio o la cocaína, aquí se incluye más bien a un grupo de sustancias volátiles (esto quiere decir que su punto de ebullición es bajo, o en otras palabras, “hierven” a temperatura ambiente) que se utilizan para alterar el estado mental y que rara vez se administran por otra vía que no sea la inhalación.
Categorías de sustancias
De acuerdo con esta definición, se han establecido varias categorías de sustancias: a) Gases anestésicos de uso médico: éter, cloroformo, halotano, óxido nitroso; b) Solventes industriales o domésticos, incluyendo los adelgazadores (thinners) de pintura o solventes, los
desengrasadores y los solventes de los pegamentos; c) Los solventes contenidos en artículos de papelería o de arte, como los líquidos correctores o los solventes de los plumones; d) Gases usados en la casa o la industria, como el gas para encendedores, los sprays de crema batida o los usados para limpiar circuitos electrónicos, o los gases para rellenar refrigeradores; e) Los aerosoles domésticos para aplicar pintura, fijadores para el cabello, protectores de tela, etc., y f) Los nitritos alifáticos (medicamentos vasodilatadores).
Por todas partes
Uno de los grandes problemas de los inhalantes es que se encuentran en numerosos productos para el hogar, la escuela, la industria, las papelerías, las tlapalerías, etc., y que se pueden adquirir fácil y legalmente, aunque la legislación al respecto está cambiando y son relativamente baratos. Como muchas otras sustancias, la motivación para su uso cambia de acuerdo con el grupo social que las utiliza: ya sea para combatir el aburrimiento en las clases acomodadas o para quitar el hambre entre las clases desposeídas. Por supuesto, no podemos eliminar el componente placentero en todas ellas, indicando que el sustrato sobre el cual actúan, el sistema nervioso, es similar en todos los individuos.
Diferentes efectos
A pesar de la multiplicidad de inhalantes, no todos tienen los mismos efectos, particularmente en lo que se refiere a su toxicidad: algunos solventes son tóxicos para el hígado (los clorohidrocarburos), otros para el riñón (tolueno), otros para los nervios periféricos (hexano), otros para la sangre (como el benceno) y otros para el sistema nervioso (tolueno). Por ello es preciso distinguirlos e identificar al agente responsable del cuadro de abuso. No sabemos aún cómo actúan estas sustancias. Sus características fisicoquímicas, particularmente las de alta solubilidad en grasas y pequeño tamaño, hacen que después de inhaladas se distribuyan ampliamente en todo el cuerpo y atraviesen las membranas de todo tipo de células. No existen pruebas de que actúen con receptores específicos, sino más bien con varios tipos de ellos.
Tolerancia y dependencia
Curiosamente, los inhalantes no producen tolerancia o dependencia física, aunque sí causan una amplia variedad de efectos tóxicos. En general, y a nivel neurológico, estos son de carácter difuso en sus manifestaciones, no muestran alteraciones focales, de manera que pueden confundirse con trastornos metabólicos, degenerativos, nutricionales o desmielinizantes, que también son difusos. Además, el daño es difícil de detectar, aún con las técnicas modernas de imagenología, como la tomografía computarizada, estudios electrofisiológicos de conducción nerviosa o resonancia magnética nuclear. Los efectos asociados, sea a la intoxicación aguda severa o a la crónica leve con solventes orgánicos, son en general reversibles. Los daños graves e irreversibles ocurren usualmente en casos de intoxicación severa que se da durante largo tiempo, condiciones que solo se presentan en el contexto del abuso de drogas. Algunas de las manifestaciones del daño neurológico pueden ser parcialmente reversibles cuando se suspende la inhalación y estas concluyen al interrumpir la administración. Es decir, si el sujeto deja de inhalar, la toxicidad se interrumpe y no avanza más.
Síndromes
Los principales síndromes neurológicos producidos por los solventes orgánicos son los siguientes: a) Encefalopatía: aguda o crónica, dependiendo del nivel y tiempo del consumo; b) Ataxia cerebelosa: manifestada básicamente por trastornos del equilibrio y de los movimientos oculares; c) Neuropatía periférica: los nervios de las extremidades degeneran a partir de la periferia, en dirección del centro (axonopatía distal), se observa pérdida de la sensibilidad, sin dolor; d) Neuropatía craneal: con afectación de los nervios trigémino y facial; e) Parkinsonismo; f) Pérdida de visión (neuropatía óptica); g) Alteraciones multifocales: demencia, ataxia, espasticidad, disfunción de estructuras del tallo cerebral, etcétera. Acá, la gravedad de estas alteraciones dependerá, como se menciona atrás, de la intensidad del abuso, es decir: 1) el tiempo que se lleva inhalando, 2) el o los solventes utilizados, y 3) la dosis, determinada por la frecuencia y cantidad del inhalante.
Toxicidad
A pesar de que los inhalantes manifiestan su toxicidad más aparente a nivel del sistema nervioso, también otros órganos pueden verse afectados. Se han reportado varios casos de daño renal debido a abuso de solventes que han requerido hospitalización y estas alteraciones se han repetido cada vez que los sujetos retornaban al abuso de estas drogas. En lo relativo al hígado, se sabe desde hace años que los clorohidrocarburos (tricloroetileno, cloroformo, halotano) pueden dañar este órgano, así como al riñón, produciendo hepatitis e incluso cáncer. Muchas de las muertes causadas por sobredosis con inhalantes ocurren por alteraciones cardiacas, en particular fibrilación ventricular y paro cardiaco. A nivel de la sangre, algunos solventes pueden aumentar peligrosamente los niveles de carboxihemoglobina, forma anormal de hemoglobina. El benceno que se haya en el thiner, removedores de barniz y en algunas gasolinas puede producir anemia y leucemia aguda.
Aire comprimido
Un artículo de Teen Health, cita que aunque pueda parecer que solo se trata de aire, el hecho de inhalar aire comprimido de los limpiadores de teclados, algo que en inglés se conoce como “dusting”, es sumamente peligroso. Aunque no lo señalan en las etiquetas, el aire comprimido también contiene un gas que es el que ayuda a expeler el aire hacia el exterior de la lata que lo contiene. Si este gas entra en los pulmones, puede matar de forma instantánea. Y, en el caso de que la persona no muera, se expone a desarrollar congelaciones en los labios, la lengua y la garganta.
Correlación con el delito
Guido Belsasso, director general del Centro Mexicano de Estudios en Farmacodependencia (CEMEF), señalaba que se puede señalar que el abuso de los inhalantes se propaga particularmente entre infantes y púberes; que no hay evidencias, aunque las sospechas son abundantes, en cuanto a que el consumo de esas sustancias conduzca al abuso de otras drogas, que sí existe una correlación notoria con la delincuencia juvenil y el bajo rendimiento escolar. Es necesario, por lo tanto, incrementar los estudios científicos, biomédicos y socioculturales con el fin de obtener datos válidos y confiables que permitan el tratamiento más adecuado y el reforzamiento de la legislación Fiscal y Sanitaria, para que algunos tipos de conductas sean considerados delictivos.