EL JICOTE
La consultorrea
No es que esté en contra de las consultas populares, nadie con mínima convicción democrática se puede oponer a que se le pregunte a la sociedad qué desearía. El problema es cuando se hace de las consultas, ya no digamos una comedia, sería demasiado elegante, sino un acto de circo callejero sin pies ni cabeza. Además de no hacerse conforme a la ley ni de reunir la metodología mínima, se preguntan cosas de las que ya se tomó la decisión. Se pregunta sobre el Tren Maya cuando ya el Secretario de Turismo anuncia que las licitaciones para su construcción se iniciarán en diciembre. Se preguntan obviedades como si se quiere que se juzgue a los ex presidentes corruptos. También podrían preguntar si queremos que se nos condonen las tarjetas de crédito o si se le debe cobrar las casetas de la carretera a Santa Claus cuando reparte los regalos. La legitimación de López Obrador va en picada y, lo peor, todavía ni siquiera inicia su mandato.