ANTORCHA CAMPESINA
Con el nuevo gobierno, educación universitaria sin esperanza
Todos los indicadores que se consideran para evaluar la educación en México, evidencian que muy lejos de la educación de excelencia que han prometido los gobiernos, esta es de mala calidad. Y no puede ser de otra manera: los programas son deficientes, instalaciones insuficientes y en malas condiciones, profesores muy mal pagados, algunos, mal preparados y por si fuera poco, manipulados por líderes sindicales a modo. Todo porque quienes han gobernado el país no ven más allá de la punta de sus narices y creen que el poder es para su provecho y el de sus amigos. El estudio, Financiamiento y Gasto Educativo en América Latina, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indicó que el gasto total de México en materia de educación pública en todos los niveles, alcanza 5.3% del PIB; menor a lo que invierten Costa Rica, Venezuela, Bolivia, Jamaica y Belice.
De esta cifra, la proporción más grande es para la educación básica, con 2% del PIB para el nivel de primaria y 1.7% en secundaria, el presupuesto más bajo se destina al nivel preescolar, con 0.5 del PIB. En lo que respecta a la educación universitaria, México es también de los países que menor presupuesto invierte de la región de América Latina, apenas el 1.1% del Producto Interno Bruto (PIB). Cada universitario recibe un promedio de 62 mil 775 pesos anuales para garantizar su acceso a clases, salarios de maestros, servicios administrativos, seguridad, mantenimiento de los planteles y esquemas para deporte, cultura y actividades recreativas, ubicándose en la posición nueve del ranking, integrado por 20 naciones, también por debajo de Costa Rica, Venezuela y Bolivia, que duplican la inversión pública mexicana en educación universitaria.
De cuánto invierte el gobierno en investigación científica, mejor ni hablamos. Solo un dato revelador; según el Dr. en Economía por el COLMEX, con estancias en las Universidades de Princeton y Washington, EU, e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Brasil Acosta Peña y la UNESCO, México dedica únicamente 0.4% de su PIB a las áreas de investigación y desarrollo, proporción idéntica a lo que gastan países como Tanzania, Uganda, Senegal y Botswana, mientras que Israel, Corea del Sur, Japón Dinamarca, Finlandia y Sucia gastan más del 3% en este rubro.
Por eso resulta trágico saber que mientras el nuevo gobierno, a punto de tomar posesión, se gasta el dinero en “consultas” tontas y ha propuesto un gran número de programas con fines electoreros, incluido el de pagarles a los llamados “ninis”, entre los que seguramente habrá quienes nunca han hecho el intento de trabajar, las universidades estén al borde de la quiebra, como la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, que ha incrementado la matrícula de 20 a 40 mil estudiantes, que tiene un retraso en el pago de nóminas a más de 2 mil 500 académicos e investigadores, y las universidades, Benito Juárez, de Oaxaca, Tabasco, Michoacán, Veracruz, Chiapas, Nayarit, Sinaloa, Zacatecas y la del Estado de México, entre otras.
En el Estado, la rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Teresa García Gasca ha calificado, con mucha razón, de “catastrófica”, la reducción del 32% a las universidades públicas que supuestamente se contempla en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2019, lo que de confirmarse, adelantaría la quiebra técnica de la UAQ, ya que en el último estudio actuarial hecho, se proyectó insolvencia económica para 2021 y sería algo que no abonaría al desarrollo del país, contrariamente a lo propuesto por el presidente electo durante su campaña ante los rectores de las universidades públicas, en la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior. Allí, según ha expresado la rectora García Gasca, el entonces candidato, prometió que no habría recortes a las universidades y que en su momento habría un incremento correspondiente a la inflación.
Mucha razón tienen los rectores de 191 universidades del país, entre ellas la UAQ, integradas a la ANUIES al demandar al próximo gobierno federal, a los Poderes Ejecutivo y Legislativo, así como a los gobiernos estatales, dar certeza financiera a las instituciones públicas de educación superior que atienden a millones de estudiantes y cumplir con eficiencia las tareas de docencia, investigación y desarrollo científico y tecnológico. Ciertamente, no proporcionar a la ciencia el lugar que merece en la sociedad se traduce en dependencia tecnológica, bajos salarios y altos niveles de pobreza, adelante, Rectora García Gasca!