EQUIDAD DE GÉNERO
EL TIEMPO DE LAS MARIPOSAS
Las hermanas Mirabal, Minerva, Patria y María Teresa, eran conocidas como Las Mariposas dentro de la resistencia dominicana. Mujeres universitarias, esposas y madres, las Mirabal se habían destacado por una década de intenso activismo político que las llevó a ser detenidas y encarceladas en varias ocasiones por oponerse a los crímenes, torturas y desapariciones que marcarían por más de treinta años el régimen del dictador Rafael Leónidas Trujillo. El 25 de noviembre de 1960, sus cuerpos se encontraron destrozados en el fondo de una cañada, en el interior de un jeep junto con el de Rufino de la Cruz, quien conducía el vehículo. Fueron asesinadas por oponerse abiertamente al hombre más poderoso de su país. Ese día fatídico, en una carretera de la provincia de Salcedo, tras ser interceptadas por la policía secreta por órdenes del dictador, las tres fueron ahorcadas y luego golpeadas para simular el accidente.
En el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, celebrado en Bogotá, Colombia en 1981 se designó la fecha de su muerte para marcar la lucha de las mujeres contra la violencia de género. Esa violencia que incluye los golpes e insultos dentro de los hogares, el acoso sexual y la violación en el entorno comunitario y laboral pero también la tortura y la prisión de mujeres por razones políticas. En 1999 la ONU convirtió el aniversario del homicidio de las Mirabal en el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer y simbolizar con su muerte la lucha de millones de mujeres alrededor del mundo.
Hoy a 58 años de que Minerva, Patria y María Teresa fueran asesinadas, mujeres del mundo entero continúan en una lucha abierta en contra de las múltiples formas que tiene la violencia. A casi 60 años de que las Mirabal fueran víctimas de un hombre todopoderoso, 66.1 por ciento de mujeres mexicanas mayores de 15 años reportan haber vivido algún tipo de violencia a manos de sus parejas, de sus maestros, amigos, compañeros de trabajo o desconocidos. En la segunda década del siglo XXI el feminicidio, la máxima expresión de violencia contra las mujeres, es una pandemia mundial que en Latinoamérica cobra diariamente la vida de 12 mujeres, 8 de ellas en México. Hoy, en Pakistán una joven llamada Malala lucha para que las niñas reciban educación. Hoy en Arabia las mujeres celebran poder manejar a más de 100 años de la invención del automóvil. Hoy en Estados Unidos aun exigen la misma paga por el mismo trabajo. Hoy en Nigeria cientos de familias buscan a sus hijas, secuestradas y convertidas en esclavas sexuales por Boko Haram. Hoy en Argentina miles de jóvenes marchan por el derecho a decidir sobre sus cuerpos. Hoy en México exigimos justicia para Alejandra, Griselda, Laura, Brenda, Araceli, Dulce Cecilia, María Estela, Cristina, Yoseline, Mara, Lesby y centenares más a quienes les arrancaron la vida por el simple hecho de ser mujeres. Solo por eso.
El 25 de Noviembre no es una celebración. Es un día que nos sirve para reflexionar sobre los avances obtenidos en la lucha por nuestros derechos; es un momento para elevar un pensamiento que lleve nuestra sororidad a los millones de mujeres y niñas que viven violencia en sus casas, en sus escuelas y en sus comunidades y que aguardan que el Estado cumpla con su obligación de destinar todos los recursos necesarios para garantizar su derecho a la autonomía plena, a la justicia en una verdadera igualdad de condiciones y a una vida libre de violencia. Hoy es un día para guardar un minuto de silencio por las activistas que, como las Mirabal, vieron extinguidas sus vidas a manos de políticos corruptos que buscaron callar sus voces porque con su lucha ponían en evidencia que, igual que el emperador del cuento, se encontraban desnudos exhibiendo sus cuerpos deformados por la corrupción y el abuso del poder.
Hoy Minerva, Patria y María Teresa, Las Mariposas, se hacen sentir en nuestras calles. Hoy miles de mujeres y hombres alrededor del mundo honramos su memoria. Hoy en el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra las Mujeres decimos “Aquí estamos, nos sumamos a su lucha.” Hoy, tomadas de la mano convertimos en realidad la profecía de Minerva Mirabal quien pocos días antes de ser asesinada dijo “SI ME MATAN, SACARÉ LOS BRAZOS DE LA TUMBA Y SERÉ MÁS FUERTE.”contra de las múltiples formas que tiene la violencia. A casi 60 años de que las Mirabal fueran víctimas de un hombre todopoderoso, 66.1 por ciento de mujeres mexicanas mayores de 15 años reportan haber vivido algún tipo de violencia a manos de sus parejas, de sus maestros, amigos, compañeros de trabajo o desconocidos. En la segunda década del siglo XXI el feminicidio, la máxima expresión de violencia contra las mujeres, es una pandemia mundial que en Latinoamérica cobra diariamente la vida de 12 mujeres, 8 de ellas en México. Hoy, en Pakistán una joven llamada Malala lucha para que las niñas reciban educación. Hoy en Arabia las mujeres celebran poder manejar a más de 100 años de la invención del automóvil. Hoy en Estados Unidos aun exigen la misma paga por el mismo trabajo. Hoy en Nigeria cientos de familias buscan a sus hijas, secuestradas y convertidas en esclavas sexuales por Boko Haram. Hoy en Argentina miles de jóvenes marchan por el derecho a decidir sobre sus cuerpos. Hoy en México exigimos justicia para Alejandra, Griselda, Laura, Brenda, Araceli, Dulce Cecilia, María Estela, Cristina, Yoseline, Mara, Lesby y centenares más a quienes les arrancaron la vida por el simple hecho de ser mujeres. Solo por eso.
El 25 de Noviembre no es una celebración. Es un día que nos sirve para reflexionar sobre los avances obtenidos en la lucha por nuestros derechos; es un momento para elevar un pensamiento que lleve nuestra sororidad a los millones de mujeres y niñas que viven violencia en sus casas, en sus escuelas y en sus comunidades y que aguardan que el Estado cumpla con su obligación de destinar todos los recursos necesarios para garantizar su derecho a la autonomía plena, a la justicia en una verdadera igualdad de condiciones y a una vida libre de violencia. Hoy es un día para guardar un minuto de silencio por las activistas que, como las Mirabal, vieron extinguidas sus vidas a manos de políticos corruptos que buscaron callar sus voces porque con su lucha ponían en evidencia que, igual que el emperador del cuento, se encontraban desnudos exhibiendo sus cuerpos deformados por la corrupción y el abuso del poder.
Hoy Minerva, Patria y María Teresa, Las Mariposas, se hacen sentir en nuestras calles. Hoy miles de mujeres y hombres alrededor del mundo honramos su memoria. Hoy en el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra las Mujeres decimos “Aquí estamos, nos sumamos a su lucha.” Hoy, tomadas de la mano convertimos en realidad la profecía de Minerva Mirabal quien pocos días antes de ser asesinada dijo “SI ME MATAN, SACARÉ LOS BRAZOS DE LA TUMBA Y SERÉ MÁS FUERTE”