SERENDIPIA
Big Brother: ¿En todos lados?
En 1984, su legendaria novela, George Orwell retrató las sombras de una sociedad bajo el yugo de un Big Brother que lo vigilaba todo desde las tele pantallas mandatorias para todos los habitantes, excepto para los privilegiados.
Casi siete décadas después la profecía de Orwell palidece ante el avance de la tecnología.
Farhad Manjoo, uno de los escritores de tecnología más seguidos en Estados Unidos, lo pone de la siguiente manera: hace 40 años, Bill Gates y Paull Allen fundaron Microsoft con la idea de lograr que sobre cada escritorio hubiera una computadora personal. Ahora estamos en el umbral fantástico –y riesgoso– de que prácticamente todos los utensilios y cosas a nuestro alrededor estén conectados por la vía digital.
“Nadie les creyó (a Gates y Allen) y pocos trataron de detenerlos”, escribió Manjoo en uno de sus textos para The New York Times. “Entonces, antes de que nadie se diera cuenta, todo mundo tenía una computadora Windows y los gobiernos se quedaron batallando para saber cómo poner el monopolio de Microsoft de vuelta en la botella”.
Manjoo explica que este tipo de cosas suceden una y otra vez en la industria de la tecnología, en donde empresarios audaces sitúan sus propósitos en algo hilarante y fuera de alcance –Zuckerberg quiere conectar a todos, escribe Manjoo–, y la improbabilidad de sus planes los aísla del escrutinio. Para cuando el resto descubre los efectos de esos proyectos en la sociedad, con frecuencia es demasiado tarde para hacer algo.
El espectáculo de la tecnología y su evolución ha puesto ahora los ojos en un nuevo objetivo de conquista digital. La nueva meta ya no es –advierte Manjoo– una computadora en cada escritorio ni una conexión para cada persona, sino algo realmente más grandioso: una computadora dentro de todo, conectando a todos.
Autos, candados, lentes de contacto, ropa, tostadoras, hornos de microondas, refrigeradores, robots industriales, peces de tanques, juguetes sexuales, cepillos de dientes y cascos de motocicleta se listan en los objetos están ya en el menú listos para convertirse en aparatos inteligentes. Cientos de pequeños proyectos son parte de esta tendencia, pero como en el mundo de la tecnología los más importantes son liderados por Amazon, Apple y Samsung.
“Prometen conveniencias de locura y beneficios inimaginables para nuestra salud y felicidad –escribe Manjoo–, pero hay un punto que con frecuencia se pierde de vista: si estas novedades funcionan sin ninguna intervención o supervisión del gobierno se podría estar generando condiciones de vulnerabilidad de seguridad y privacidad en el mundo. Y adivinen qué: nadie está haciendo nada para impedirlo”.
“Poner una computadora en todo mete al mundo entero en una amenaza de seguridad –coinciden Manjoo y expertos en tecnología–; los hackeos y gusanos descubiertos sólo hace unas semanas en Facebook y Google ilustran lo difícil que la seguridad digital es incluso para las grandes compañías”.