GOTA A GOTA
La desconfianza
No he dejado de preguntarme el porqué del rechazo del virtual presidente electo al Estado Mayor Presidencial. En principio, arriesgué la hipótesis de que encontraría incómoda la invasión de su intimidad. Pero hurgando en mi hemeroteca, tropecé con una nota de Pascal Beltrán del Río publicada en la revista ‘Proceso’ el 4 de Julio de 1999. Ahí encontré lo que pueden ser los motivos, por demás poderosos, para deshacerse de eso que Beltrán del Río considera “el último vestigio del poder omnímodo en el país…” Todo ese lado oscuro que acompaña la historia de ese órgano, “una especie de guardia pretoriana que puede matar y poner césares”, según la opinión de Guillermo Gorduño, experto en temas castrenses. Una historia de expansión y prepotencia: El EMP se apropió de salones de fiestas, creó un equipo de futbol americano… Creció como los hongos en el verano bajo el mandato de José López Portillo. Y la discrecionalidad con que se ha administrado no está exenta de intensa polémica. E incluso ha estado bajo sospecha grave el episodio del homicidio de Luis Donaldo Colosio que impidió a Damiro Roberto Reyes su ascenso. A propósito de lo cual, el investigador Guillermo Gorduño afirma; “yo no puedo pensar que se puede hacer un operativo tipo Colosio sin la colaboración del EMP”
Amén de todo esto, las “Memorias” del General Gutierrez Oropeza, enfermas de paranoia que, como jefe del EMP en la gestión de Gustavo Díaz Ordaz, justificó la masacre de la noche de Tlatelolco, para salvar a la patria del ‘comunismo’. En este sentido comprendo la desconfianza de AMLO. Aunque si nos remontamos a sus orígenes, descubriríamos la creación de una ayudantía creada por Guadalupe Victoria den 1824. Pero ya más cercano a nosotros, encontraríamos el decreto de 1942: “el Estado Mayor Presidencial es un organismo técnico encargado de auxiliar al C. Presidente de la República en la preparación y organización militar, económica, legal y moral del país, para la guerra”. Vanidad y frivolidad, sospechaba Cuauhtémoc Cárdenas en nota publicada en ‘Nexos’.
Miguel de la Madrid expidió otro decreto en 1986: “El Estado Mayor Presidencial, órgano técnico militar, auxiliará al Presidente de la República en la obtención de información general, planificará sus actividades personales propias del cargo y las prevenciones para su seguridad… “Pero tal órgano, casi secreto dada la información tan restringida, tiene alto costo; en aquellos años (1999) la partida presupuestal era de casi 440 millones anuales. Tampoco le concedo a ambos razón esa de ponerse en manos de un cuerpo de civiles. Después de todo, la deslealtad y las traiciones pueden provenir de donde menos imaginamos. Vale la desconfianza, pero a lo que tiene derecho el próximo presidente es a renunciar a la protección de su persona y su familia. Sería un capricho impropio de un jefe de Estado, que no deja de oscilar entre esa elevada responsabilidad y su desempeño de candidato opositor.