SERENDIPIA
AMLO y Trump: Rounds de sombra
Si al despuntar el año 2009 el presidente Felipe Calderón viajó a Washington para reunirse con el presidente electo Barack Obama, ayer, Andrés Manuel López Obrador recibió a los enviados del presidente Donald Trump en una casa indiferente, pintada de blanco y rojo, frente a una fonda popular y una vieja ferretería en la colonia Roma, sin nubes de agentes de seguridad, sin despliegues espectaculares ni protocolos.
El estilo y las formas que López Obrador dará a su gobierno se asomaron con fuerza en el encuentro que el virtual presidente electo tuvo ayer con el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y una delegación que incluyó al yerno y asesor de Donald Trump, Jared Kushner.
No se cerró el tráfico sobre la avenida Monterrey, y la casa ubicada en la confluencia con la calle de Chihuahua no estuvo bajo vigilancia del Estado Mayor Presidencial, de modo que llegó la gente que quiso hacerlo para atestiguar el encuentro, ver la larga caravana de 13 camionetas de los enviados de Washington, o protestar a gritos y papeles en mano. “¿Dónde están nuestros niños migrantes?”, se leía en una cartulina alzada por una mujer en medio de un río de gente que se apretaba a un costado del arroyo vehicular.
A la ausencia de protocolos se añadieron los símbolos obradoristas: López Obrador recibió a Pompeo en un salón de muros blancos y grecas color púrpura, en medio de las banderas de México y Estados Unidos y a espaldas de un retrato de Benito Juárez cuyos ojos negros parecían acechar la escena.
En ese mundo a la inversa, los enviados del presidente más temido del planeta –diría más tarde el futuro canciller, Marcelo Ebrard, en un saloncito sin luz, con un micrófono y una vieja mesa desde la que respondió cinco preguntas– llegaron en paz y cordialidad y reconocieron la enorme fuerza del mandato ciudadano detrás de la presidencia de López Obrador.
“El resultado del mandato es claro y hubiera sido imposible un condicionamiento por parte de la delegación norteamericana”, dijo Ebrard rodeado por tal vez un centenar de periodistas, fotógrafos y hombres con sus cámaras al hombro.
A los símbolos, desde luego, se añadieron los tonos de lo que será la administración obradorista ante el gobierno de Donald Trump y Estados Unidos. En el encuentro, Andrés Manuel y Pompeo no entraron en detalles. López Obrador se concretó a entregarle una propuesta de bases de entendimiento en la relación con Estados Unidos. Estas bases anticipan cambios en la relación bilateral, en el vital tema de seguridad y en otros importantes como el comercio y la migración.
Una última cosa: ¿Por qué ellos vinieron y López Obrador no fue a Washington?
Dicen los enterados que a Trump se le hacía tarde para que sus hombres conocieran –“lo vieran, conversaran con él, lo midieran”– al presidente más votado de la historia.