SERENDIPIA
AMLO, Trump y la cooperación en seguridad
En las elecciones presidenciales del 1 de julio, Andrés Manuel López Obrador arrasó (65 por ciento) entre los votantes de 26 a 35 años, cuya principal preocupación en la campaña fue la violencia.
Frenar los asesinatos y las desapariciones será una tarea titánica que implicará para el nuevo gobierno un replanteamiento radical de las estrategias de seguridad puestas en marcha en los últimos 12 años.
Alfonso Durazo, propuesto por López Obrador como futuro secretario de Seguridad Pública, dio a conocer ayer que presentarán ante el Congreso una iniciativa para desaparecer la Comisión Nacional de Seguridad e incorporar sus funciones a la Secretaría de Seguridad Pública.
“Todas las atribuciones de la Secretaría de Gobernación en materia de seguridad pasarán a la Secretaría de Seguridad Pública, entonces obviamente la Comisión, como tal, desaparecerá”, dijo Durazo, de acuerdo con la información del reportero Francisco Nieto.
La modificación de las políticas públicas de seguridad será mucho más profunda.
Políticamente, el nuevo gobierno tendrá que resolver cómo sucederán los cambios en las estructuras internas para redefinir el papel del Ejército, involucrado por el gobierno de Felipe Calderón en tareas de seguridad pública, y resolver cuál será el futuro de la Policía Federal, convertida en una fuerza de primera importancia en el gobierno del panista michoacano, y debilitada profundamente en el gobierno priísta de Enrique Peña Nieto.
El gobierno obradorista tendrá que reflexionar en lo externo cómo sucederán estos cambios y cómo afectarán esa parte neurálgica de la relación con los Estados Unidos.
El gobierno de Calderón básicamente pactó con el gobierno de Estados Unidos la guerra contra el narcotráfico.
Durante el gobierno del presidente Felipe Calderón se firmaron cerca de 100 protocolos de colaboración entre el pentágono, el Ejército mexicano y la Marina, que en esencia significaron la transmisión y la importación de doctrinas militaristas de tácticas y de técnicas de guerra utilizadas por el gobierno de los Estados Unidos en las guerras recientes de Irak y Afganistán en México, así como una colaboración inédita de las instituciones mexicanas (Procuraduría, Marina, Ejército y Policía Federal) con las más de 50 agencias norteamericanas de narcotráfico.
Otra parte trascendente de la sociedad México-Estados Unidos contra el narco fue la creación de la Iniciativa Mérida con fondos norteamericanos para apoyar a las instituciones de seguridad mexicanas.
Tras llegar al gobierno, el presidente Peña decidió modificar de manera importante la colaboración con las agencias norteamericanas al considerar que “se servían con la cuchara grande” de las instituciones mexicanas y no había reciprocidad al compartir la información
También desapareció la Plataforma México, el centro de inteligencia visitado por la secretaria de Estado Hillary Clinton e inaugurado por Calderón en noviembre de 2008.
En las próximas semanas, el equipo de López Obrador deberá discutir la dimensión de los cambios en las políticas públicas de seguridad en lo interno, y definir una posición clara sobre la cooperación bilateral con agencias e instituciones del gobierno de Donald Trump.