SERENDIPIA
El peso del estado
Con todo el peso del Estado” es una frase muy mexicana presente a lo largo de la historia del país. Los gobiernos han recurrido a ella en exceso, a manera de promesa para investigar ilícitos y castigarlos, y desde las sombras como un recurso para combatir y aniquilar adversarios.
Andrés Manuel López Obrador ha logrado sobrevivir un largo tiempo a la fuerza del Estado. Hace más de tres sexenios se convirtió en el adversario número uno del régimen y en blanco de investigaciones y ataques desde todos los frentes. Antes hubo otros opositores perseguidos en el sistema político mexicano en distintas épocas, en la capital del país y de manera descarnada en los estados, donde la ley que regía era la que dictaban los caciques y los gobernadores.
En la elección 2018, el peso del Estado, además de cargar sobre López Obrador, enemigo por antonomasia del sistema, ha dirigido sus esfuerzos a otro blanco visible: Ricardo Anaya, candidato de la coalición Por México al Frente.
Los reportes del Instituto Nacional Electoral permiten ver un mundo al revés en el comportamiento tradicional de los medios en cuanto a la información que difunden sobre los candidatos, si es clasificada como negativa o positiva, así como una medición precisa de los tiempos que han recibido los aspirantes a la Presidencia en radio y televisión, en esta campaña.
En el décimo informe acumulado del INE, López Obrador es el candidato que más cobertura tiene (32.68 por ciento) y el que acumula más comentarios positivos y negativos. Tiene lógica: lleva tres campañas a la Presidencia y el interés y la polarización que despierta lo han llevado a ser el candidato más reconocido y publicado por los medios.
En segundo lugar no está Meade, sino Ricardo Anaya, con 29.63 por ciento, lo que representa un comportamiento distinto de los medios tradicionales con el candidato oficial. Meade, aspirante del PRI a la Presidencia, está en tercer lugar de difusión, con 26.13 por ciento.
El reporte ejecutivo del 4 al 10 de junio arroja otros datos interesantes. El tiempo total otorgado a las campañas fue de 273 horas con 38 minutos. La candidatura con más tiempo de transmisión en radio es la de López Obrador. Pero ojo: quien más tiempo ha tenido en televisión, es Ricardo Anaya.
La extensa presencia del queretano en las televisoras ha tenido como propósito debilitar su candidatura. En la campaña de Anaya advierten que las televisoras han votado por AMLO en el respaldo expresado por personajes como el suegro de Emilio Azcárraga, Marcos Fastlicht, y que la mayor parte de la cobertura ha sido dirigida a proyectar una imagen negativa del candidato del Frente por México. “Es el regreso a los 80, con Zabludovsky”, me dijo uno de los generales de la campaña de Anaya.
En la interpretación del anayismo, es artero que las televisoras difundan la narrativa de que la pelea por la Presidencia es entre dos: Andrés Manuel y Meade, cuando sostienen que Anaya mantiene el segundo lugar.