En la Nota de Coyuntura “Donald Trump y Kim Jong-un se reúnen en Singapur: desarrollo y evaluación preliminar del primer encuentro entre los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte”, el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques (CEIGB) del Senado de la República reseña los acontecimientos ocurridos en el marco del encuentro entre los mandatarios, además de realizar una evaluación de sus resultados y presentar un panorama general de las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte.
A fin de dimensionar históricamente la reunión entre los Presidentes Trump y Kim, los investigadores del CEIGB comienzan refiriendo los antecedentes históricos de la rivalidad entre Washington y Pyongyang, enfocándose en los esfuerzos diplomáticos previos para atender el tema de la desnuclearización de la Península de Corea.
En ese sentido, recuerda que “la década de 1990 auguraba un progresivo des-escalamiento de las tensiones e incluso abría la puerta a una posible reunificación de la Península Coreana”, lo cual se tradujo en la firma del Acuerdo Marco entre Estados Unidos y Corea del Norte, que incluyó cuatro compromisos entre los que destacó la promesa estadounidense de brindar apoyo técnico para adecuar los reactores nucleares norcoreanos para uso pacífico y el suministro de combustible.
Sin embargo, el documento refiere que estos esfuerzos fueron desarticulados en los primeros años del siglo XXI, luego de que el Presidente George W. Bush incluyera a Corea del Norte en la lista de “países enemigos” de Estados Unidos y, a su vez, Corea del Norte abandonase el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Aunque posteriormente se llevaron a cabo nuevas negociaciones, la detonación de un primer artefacto nuclear por parte de Corea del Norte en 2006 evitó cualquier avance significativo durante la siguiente década.
La publicación del CEIGB, posteriormente, hace un recuento de las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte durante el primer año de gobierno del Presidente Trump. Señala que “la llegada de Trump a la Casa Blanca fue recibida por Corea del Norte con un incremento notable en su actividad nuclear”. Esto provocó que las tensiones bilaterales alcanzaran niveles inéditos cuando “el mandatario estadounidense dijo estar dispuesto a ‘destruir por completo’ a Corea del Norte” ante la Asamblea General de la ONU.
Según el análisis, el punto de inflexión a partir del cual cambió el tono de la relación y se hizo posible el encuentro entre Trump y Kim fue el mensaje de año nuevo del líder norcoreano, que dio pie primero a un acercamiento entre las dos Coreas: “La celebración, el pasado 27 de abril, de la Cumbre de Panmunjom entre los Presidentes Moon [de Corea del Sur] y Kim transformó por completo la narrativa internacional en torno al tema coreano y, por tanto, motivó también un cambio de tono en las comunicaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte”.
A partir de esto, los investigadores del CEIGB evalúan el desarrollo de la Cumbre de Singapur, así como la Declaración Conjunta y la conferencia de prensa posterior que brindó el presidente estadounidense. Al respecto, señalan que “en contraste con la Declaración Conjunta, cuyo lenguaje es considerablemente vago y general, durante su interacción con los medios de comunicación el presidente estadounidense reveló al menos dos compromisos concretos que se habrían acordado verbalmente”. De estos compromisos, el documento destaca la promesa estadounidense de “terminar con los ejercicios militares conjuntos que constantemente llevan a cabo con las fuerzas armadas de Corea del Sur”.
Evaluando los resultados del encuentro, el análisis señala que “las reacciones en Estados Unidos fueron mixtas, tanto entre la clase política como entre académicos y analistas”. “Por un lado, se estima que la reunión entre los mandatarios es positiva en tanto los aleja de la confrontación […]; y por otro, hay prácticamente un consenso en el sentido de que Corea del Norte obtuvo la mejor parte del encuentro”.