EL CRISTALAZO
Muros, embajadas e imperios
En medio de la abundancia de lecturas con las cuales uno vive saturado y, a veces por esa misma causa desinformado o informado con inevitables distorsiones de los hechos, un texto reciente debe guardarse para la memoria y la reflexión.
Me refiero al preciso y luminoso artículo de Mario Vargas Llosa publicado anteayer en estas páginas anteayer bajo el sonoro y preventivo título, “La caja de los truenos”, porque esa misma arca de tormentas sin fin, se ha abierto –de otra manera, pero con el respaldo de la misma ideología imperial–, en la frontera con Estados Unidos, a despecho de la oratoria desplegada anoche en Tijuana por los candidatos debatientes por la presidencia de la República, ninguno de los cuales podrá frenar la perpetua embestida americana contra México.
Los truenos en esta inicua relación bilateral, son la belicosidad, la animadversión, el racismo, el imperialismo expansionista y algunas otras características del exceso “trumpiano” (la verdadera amenaza para México), visibles también en el plano internacional con la insolente inauguración de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén, con su hondo significado de apropiación del Medio Oriente, y en el plano bilateral, con el amago constructor de una muralla.
Si en Jerusalén el Muro de los Lamentos es sitio de recogimiento religioso y símbolo de sacralidad, la frontera entre México y Estados Unidos quiere ser marcada con una muralla de rechazo, odio e inhumanidad.
Es altamente significativo que el único aplauso internacional a la idea de Trump de construir una muralla entre México y Estados Unidos para frenar el paso de los “animales” migrantes, haya provenido precisamente del más controvertido de los dirigentes israelíes de los últimos años, cuya deshonestidad –por otra parte–, lo ha llevado casi a los linderos de la destitución, no por expansionista o radical, sino por ratero.
Netanyahu es un hombre mal visto por sus conciudadanos, o al menos por muchos de ellos, quienes lo han señalado de violar la ley en un país ejemplar por su apego a la norma.
Veamos cómo lo analiza Vargas Llosa:
“…ese enorme movimiento de opinión pública israelí que quería la paz fue encogiéndose y creciendo el número de quienes, como Sharon, pensaban que la negociación era imposible y la única solución vendría de Israel solo e impuesta a los palestinos por la fuerza.
“…Y hay mucha gente en el mundo, como Trump, que así lo cree y está dispuesta a apoyar esta política insensata que nunca resolverá el problema y seguirá llenando de tensión, sangre y cadáveres el Medio Oriente…
“…Este proceso es el que ha hecho factible un Gobierno como el que preside Netanyahu, el más reaccionario y prepotente que haya tenido nunca Israel, y seguramente el menos democrático, pues, convencido de su superioridad militar absoluta en toda la región, hostiga sin tregua a sus adversarios, les roba cada día un poco más de territorios y, acusándolos de terroristas y de poner en peligro la existencia del pequeño Israel, los tirotea y los hiere y asesina a mansalva con el menor pretexto…”
Obviamente pocos podrían acusar al Nobel y Premio Jerusalén, MV de “antisemita”, calificativo frecuente y limitante en temas de esta naturaleza, pero la actitud de Netanyahu en relación con México y los agravios constantes del gobierno de Estados Unidos y en especial su respaldo al muro del odio, le han valido también el rechazo abierto y claro de la comunidad judía mexicana.
Recordemos cómo reaccionaron los judíos de este país:
“(EoL).- La Comunidad Judía de México se deslindó del mensaje en el que el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, respaldó la idea de construir un muro en la frontera de nuestro país y los Estados Unidos.
“No coincidimos con él en este punto de vista y rechazamos contundentemente su postura”, detalla un comunicado que circula en las redes sociales.
“En el texto, la comunidad detalla que como “mexicanos y judíos” respaldan las acciones adoptadas por el gobierno encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto en las negociaciones con los Estados Unidos.
“Nos solidarizamos con nuestros conciudadanos que viven, trabajan y aportan en el país vecino, cuyos derechos humanos tienen que ser respetados en todo momento y quienes deben recibir un trato digno”, agregan.
“En el documento aparecen los nombres de Moisés Romano, presidente del Comité Central de la Comunidad Judía de México; Mauricio Lulka, director general del consejo; Elías Achar, presidente de Tribuna Israelita, así como Renée Dayán-Shabot, directora de dicho organismo”.
Hoy Netanyahu y Trump se vuelven a encontrar –política e históricamente– con la apertura de la embajada en el conflictivo suelo jerosolimitano. Ambos juegan con fuego, ambos abren, cada uno en su vecindario, otras de las muchas cajas de Pandora.