LA APUESTA DE ECALA
El primer Presidente civil
¡La vida es cruel y te la pueden echar a perder los hijos!… platicaba Miguel Alemán Valdés a un buen compadre, cercano en mucho de sus andanzas, y presto a escribir la biografía del primer presidente de México civil, de los años 1946 a 1952.
Ante los ojos internos, el haber vendido petróleo durante la guerra, pareciera que llenaba de expectativas y buenos deseos a nuestro país, las promesas de campaña que por todo el territorio nacional había hecho Alemán, tendrían un duro costo político si no las cumpliera.
El primer paso de Alemán fue ser candidato del ahora PRI, quien le daría frescura y dinamismo a su campaña, quitándose el estigma de un partido de caudillos, por otro lado, expulsar a todos los comunistas del partido propio, debido a sus ligas internacionales, y que a los ojos de los gringos, no parecieran buenos augurios – para su sexenio- a las políticas internacionales.
Trabajar de cerca con los líderes sindicales que cada vez tenían más poder e incidencia en sus agremiados, llenos en sus conferencias de sentimientos comunistas.
Solidificar el proyecto petrolero, que no era posible sino con la inversión extranjera, tema que debería de manejar con cautela, porque la opinión aún sentía en las venas nacionales, ser los dueños de nuestro propio destino, del oro negro.
Un tema sonaba en la cabeza de Alemán: privatizar los ejidos y hacer reformas al 27 constitucional para lograr el cometido.
¡Difícil panorama!
Por su lado, el anticomunista Harry S. Truman, presidente número treinta y cuatro de Estados Unidos, casi en el mismo periodo que Alemán, se enfrentaba a problemas laborales y huelgas por toda la nación, alimentada por los líderes de los sindicatos – de influencia comunista- y llevando a una crisis internacional al gabacho.
Su popularidad no era la mejor para los ciudadanos de allá del otro lado del Río Bravo, su préstamo de trece mil millones de dólares para reconstruir la Europa de la post guerra, administrado por los Londinenses, no les gustó a sus votantes.
Al buen Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, conocido mejor por el mundo como Stalin, no le gustó también este financiamiento y envío un comunicado a la ONU diciendo que esta ayuda, violentaba las relaciones internacionales, así que prohibió a algunos países comunistas aceptarla, y a quienes le obedecieron les otorgó un botín de agradecimiento.
A Polonia, por ejemplo, le tocó un crédito de 450 millones de dólares, 200 000 toneladas de grano y maquinaria pesada para su recuperación, así, igual a otros países cercanos a la petición de Stalin.
Truman le avienta un telefonazo a Alemán, para invitarlo a que los visite, en un sentido de alta diplomacia y cercanía entre los dos países, ya que como decía el buen Truman:
“…Te tengo algunas propuestas económicas y podemos llegar a un buen arreglo, con tu problema de los sindicatos…”
Con el lema de “Democracia y Justicia Social” Alemán dejó claro el camino del país, terminar con la educación socialista, que ahora sería de avanzada y nacionalista, llena de los fervores patrios que nos dieron nación, aunque en ello tuvieran que rediseñar la historia, e ilustrar con alto sentido, el engrandecimiento de las justas heroicas de nuestros personajes históricos.
¡Poco cercanas a la realidad vivida!
México se redireccionaba hacia políticas de engrandecer y enaltecer a nuestro país, no como retórica solamente – que si se hizo- sino por el abanderamiento de las justas de la unión nacional y el crecimiento de todos los sectores.
Se ocupó de hacer que las mujeres votaran por primera vez – solo voto municipal- creó varios institutos, como el Indigenista y el de las juventudes mexicanas.
Creó la dirección general de Turismo y en su visita a Truman, le mostró el proyecto de convertir a México en el primer país turístico de américa latina, bajo la propaganda y la publicidad de las películas y los medios de comunicación masiva, para hacer – por ejemplo- de Acapulco, el lugar paradisiaco de los gringos veteranos.
En ello, casas productoras de cine y entretenimiento, insertaron en sus caricaturas como los “pica piedra”- de alta audiencia- que Acapulco era el lugar ideal para vacacionar y vio Alemán que funcionaba… ¡y muy bien!
Descubre Alemán la incidencia de los medios en la población.
La idea de Alemán de presentar a México como un verdadero centro recreacional, estilo el mediterráneo europeo, llenó de gratitud a las playas de nuestro país.
Construyó lo que es el Auditorio Nacional, la Plaza de Toros México, ciudad universitaria de la UNAM, desalojando el centro histórico de estudiantes, que, en aquellos años, se les consideraba algo así como delincuentes.
Y para poder dar cabida al turismo internacional – más el gringo- construyó el mega Aeropuerto Internacional de México.
Un dato que pocas personas le acreditan a Alemán – debido a que la vasta historia alrededor de este periodo presidencial ha sido en demasía la crítica lasciva- es el de por medio de programas de vacunación y en sentido estricto de una cultura de vacunar a los niños, se logró erradicar la viruela casi en todo el territorio nacional.
¡Un logro de verdad considerable! debido a la alta mortalidad que existía en México por este problema y las secuelas en la salud.
Alemán quería que las universidades del gabacho le apoyaran en proyectos de alta tecnología para la petroquímica y extracción del crudo, por ello, insinuaba copiosamente a los gringos la posibilidad de inversión extranjera en PEMEX.
A cambio de erradicar – como con la viruela- cualquier indicio de comunismo en su gobierno en primera y del país, en segunda.
Con todo el valor que le había dado sentirse apoyado por Truman, en una conferencia de obreros y campesinos, en marzo del 48, les instó a alinearse a un proyecto de nación, cercano a las políticas de crecimiento de México, y abandonar el sentido comunista del movimiento sindical, como medida de un acercamiento pacífico y lleno de entusiasmo para afrontar los designios de la política internacional de nuestro país.
A los líderes sindicales no le gustaron esas palabras y comenzaron a hacer valer la ideología comunista, aparte de la sospecha de intromisión de espías soviéticos en México, tratando de financiar movimientos de choque.
Ante esta expectativa sucedió un hecho que pareciera de película de “joliwud”:
La CIA en territorio norteamericano, había insertado a líderes sindicales bajo el régimen de “pagados” por el gobierno de Truman para tronar las huelgas y establecer un dominio de los movimientos obreros, a cambio de mantener una línea directa por parte del presidente.
En México se hizo lo propio, mismos agentes de la CIA instruyeron a algunos líderes, entre ellos a Jesús Díaz de León – que en nada es el eminente Dr de mismo nombre y creador de sistemas educativos- a quien le encantaba la charrería, para infiltrarse en los movimientos sindicales y establecer la misma línea directa con la presidencia.
Así, el emanado del sindicato de ferrocarrileros de México charro Díaz, recibió la protección del presidente Alemán quien metió a la cárcel a líderes de cepa – comunistas- Luis Gómez Zepeda, Sánchez Castorena y Valentín Campa que ya tenían al país “patas pa´rriba” por los movimientos de ferrocarrileros, jaboneros, mineros, huelgas de hambre, cierres parciales de empresas y todo un berenjenal de situaciones laboristas.
Con ello, el movimiento sindical nacional, se mantuvo en poder del entonces ejecutivo y reinó la calma – y las violaciones a los derechos laborales- por todo el país.
¡Los ánimos se calmaron!
Con el nacimiento de la guerra fría, enojada la URSS con los norteamericanos, y siendo México obligado vecino, nuestro país se fue hacia un crecimiento industrial sin precedentes, logrando la inversión extranjera en la producción petrolera de nuestro país, con ello el crecimiento de la industria del metal mecánico, que nos daría identidad internacional.
Los gringos y los soviéticos harían una de las etapas históricas de mayor atención mundial, porque el globo terráqueo se dividiría en dos, los socialistas y los capitalistas.
Nacerían neologismos como burgueses, yanquis, camaradas e imperialistas, que harían de los siguientes años, verdaderas revoluciones intelectuales, culturales, históricas y vanguardistas, procurando hacernos creer que una y otra, son mejores opciones ¡y peor!, las únicas.
Europa destruida requería de granos para su crecimiento, México anteriormente con Cárdenas, había tenido un reparto agrario, pero algunos intermediarios en vez de bajar la tierra a los campesinos se quedaron con ella – ya ve que eso no pasa en México- y Alemán vislumbró un buen momento de apreciar una oportunidad invaluable:
Privatizar el campo, para su crecimiento e inversión extranjera.
Así se modificó el artículo 27 de la Constitución Mexicana, que nos habla de la propiedad agraria, Carranza lo propuso en 1917, luego en 1933 se modifica para que se evitara tanta burocracia para su producción por Abelardo Rodríguez, el senado de México lo modifica en 1936 para que se aproveche por toda la comunidad del ejido los beneficios.
En 1938 al haberse descubierto ejidos con petróleo existe una modificación al artículo de no poder ser dueños particulares en caso de, y en 1943 lo modifica Ávila Camacho para que existiera un beneficio del agua en el ejido…
… Alemán modifica el artículo 27 mismo en diciembre de 1946 para estimular el desarrollo de la pequeña propiedad simplificando trámites agrarios, pero un año después en mismo diciembre propone que cualquier país en México y a juicio de la Secretaria de Relaciones Exteriores, podría ser dueño de bien inmueble – terrenos- en uso de sus embajadas y delegaciones.
Esto hizo que llovieran los juicios de Amparo de ejidatarios por todo México, en afán de no les privatizaran las tierras… mientras no excedieran de 100 hectáreas y/o 300 siempre y cuando fueran altamente productivas.
¡Así la jugó… y le salió!
¿Qué me cuentas a mí que se tu historia?
Luego entonces amigo lector, no nos quejemos del México que estamos viviendo, porque en ello quede claro: ¡Tenemos el País que queremos!? Esa es mi apuesta ¡y la de Usted?…