EL CRISTALAZO
La bandera, siempre al revés
Pues sí, los arúspices del “destape” acertaron No será esta ocasión para discutir si los versos de Carlos Pellicer se pueden oponer a los de Germán Liszt Arzubide, pues mientras el primero fue capaz de escribir esto:
“…Cuando alzamos sus colores,
siente nuestro corazón
la dicha de una canción
que se derrama en flores.
“Por amor a mi bandera,
les digo a todos “hermano.”
El que la lleve en la mano
lleva la paz donde quiera.”
Una “recitación” casi para cantarla como San Serafín del Monte, a pesar de la maravilla y la gloria del Canto del Usumacinta, por ejemplo. Pero una mala tarde la tuvo hasta Juan Belmonte. Y un mal poema, hasta Rubén Darío.
El segundo, el “estridentista” List, dijo de la bandera (no la nuestra sino cualquiera), ensangrentado trapo sucio, porque cuando alguien la izaba ponía a luchar, hermano contra hermano. Pero esas son cosas de la literatura y en esos vastos e improbables campos, se puede todo, se dice todo, se permite todo. Lo cursi y lo blasfemo.
Sin embargo la bandera es un símbolo al cual los mexicanos (dicen), le guardamos mucha devoción y respeto. Yo lo dudo, pero mis dudas nada prueban, por ahora, en este simple comentario. Prefiero demostrar cómo, desde las instituciones, se le guarda a la bandera una reverencia equívoca, tanto como haberla puesto al revés, con la aquilina cabeza hacia abajo (o patas pa´rriba) , como si se tratara de una “cuauhtémoc”; es decir etimológicamente hablando, un águila hacia el suelo.
Y si ya andamos en esto, diestros para la eufonía, hemos traducido “cuauhtémoc” (sin mayúscula) como “águila en caza” y no en descenso, pues siempre es mejor imaginar al ave rapaz en picada mortal corra algún conejo indefenso para cuando el rayo de garras le caiga del cielo, y no una enorme ave decadente.
No es de extrañarse, si hemos traducido Nezahualcóyotl como “coyote en ayuno”, para evitarnos la miserable condición del, “coyote hambriento”.
Pero el asunto guarda ahora relación con la ceremonia del día 24 y el mal fario de este y el año pasado. Hace doce meses los lienzos mal cosidos del gigantesco lábaro, no soportaron el peso de la tela y el viento y el campo rojo se rasgó y se rajó en el peor de los momentos, frente a todo el gobierno, frente a los ministros de la Corte y los diputados y los senadores, Dios mío, vaya vergüenza.
Pero este año la pena fue más grande porque a la hora de enganchar la tela verde con el mecanismo automático del izamiento, tras la marcha de los soldados en cuyos brazos reposaba la gran tela dormida, lo de abajo quedó arriba y por consecuencia lo de arriba a abajo y al izarse se fue desenvolviendo con las patas (literalmente, al menos las del águila), para el cielo, y eso sí, señor, ya se viene pasando de tostado.
Pero consejas más, murmuraciones menos, sin atender a las palabras viciosas cuya ponzoña nos habla de una venganza saboteadora de los militares porque no tienen aún su ley reglamentaria, la bandera al revés es cosa de todos los días. Y nadie dice nada desee hace muchos años.
En la Cámara de Diputados, y por centralista imitación, en muchos congresos locales en los estados, a alguien se le ocurrió convertir los lienzos patrios, en cortinajes de escenografía y hacer un abanico de colores (como las patas del toro enamorado de la Luna), razón ( o sinrazón) por la cual la bandera mexicana, con sus colores en orden y su escudo con el ave mirando hacia la izquierda se transforma en la bandera de quién sabe dónde, con el rojo a la izquierda y el águila mirando a la derecha.
Si alguien va a la Cámara, por un efecto de espejo vertical, podría preguntar y esa otra bandera de dónde es, a que país representa, porque la enseña patria (suena bonito), es verde, blanco y rojo; no rojo, blanco y verde (¿rimamos espejo?). Pero esas son las ocurrencias ornamentales de don Pedro Ramírez Vásquez, quien como todos los arquitectos entregaba su reino por un momento, estético.
Pero la bandera, en la H. Cámara de Diputados, sede (en ocasiones) del H, Congreso de la Unión, está indebida e ilegalmente al revés, todos los días y todas las noches, se justifique como se quiera justificar.
–¿Entonces, por qué el sábado se escandalizaron tanto, si lo del Campo Marte fue un accidente, no una tolerada tradición para confundir la bandera con una cortina?
En la “Casa de la Ley”, se viola la ley sobre la bandera y el escudo. Todo al revés.
PUMAS
El gran tablero de luz sobre “El palomar” del estadio de CU exige la salida de los vendedores de drogas del “campus”. A ver cuando piden la de los consumidores.