José Luis Otero Huerta trabajó como pescador en el puerto de Progreso, Yucatán. En algún momento, perdió el rumbo y se convirtió en un consumado ladrón. De acuerdo a las autoridades de aquél estado, el hombre de 36 años al que apodaban “Querétaro” por ser originario de la entidad, se había convertido en un verdadero dolor de cabeza para los comerciantes de la zona del malecón. Tan solo en enero, asaltó tres veces el mismo expendio de cervezas. Aún cuando era detenido en flagrancia por los policías municipales, lo liberaban horas después por las nuevas disposiciones del sistema penal acusatorio.
Hay versiones que señalan que la última vez que intentó delinquir, se metió a un domicilio particular a robar pero fue sorprendido por los dueños del lugar quienes no dudaron en llamar a la policía. De acuerdo a lo que se ha dado a conocer por las autoridades, en el lugar de los hechos los policías habrían golpeado con saña al queretano hasta dejarle inconsciente.
Del lugar de los hechos, fue trasladado a la Fiscalía de aquel estado en donde su salud empeoró rápidamente. Luego, le llevaron al hospital O´Horan en Mérida donde finalmente murió a consecuencia de los golpes que recibió.
La muerte del presunto delincuente, propició que los policías que participaron en su detención sean sujetos a una investigación por los delitos de privación ilegal de la libertad, abuso policiaco y homicidio calificado. Aún cuando no se ha revelado la identidad de los policías, se sabe que fueron separados de su cargo para que enfrenten las acusaciones en su contra.
El dueño del lugar donde el queretano intentó robar, también está siendo investigado para deslindar responsabilidades. De José Luis Otero, se sabe que no tenía un domicilio propio en Progreso y que era un consumidor habitual de bebidas embriagantes.
POR: FERNANDO VENEGAS RAMÍREZ