CIENCIA FORENSE
LA MARIHUANA, MITOS Y REALIDAD
El tema sobre hablar, discutir, opinar, proponer, aceptar, regular y otros verbos más que conllevan una actividad ejecutiva como lo es el consumo legalizado de la marihuana; implica, necesaria y obligadamente, enterarse y apoyarse en áreas científicas, como lo son las neurociencias. Por alguna razón, al hablar de este tema, como sucede en el caso de la ecología y la política, todos nos consideramos doctos; recuerdo las palabras que citan: lo más democrático es la razón, todos la tienen. En nuestro compromiso social, PLAZA DE ARMAS, El Periódico de Querétaro, desde esta trinchera transmite a sus lectores los estudios e investigaciones científicas sobre el consumo de la marihuana.
El consumo de marihuana lleva al uso de otras drogas
Los doctores A. Batalla, S. Bhattacharyya y M. Yücel, en su trabajo “Structural and functional imaging studies in chronic
cannabis users: A systematic review of adolescent and adult findings”, señalan que sus estudios de imágenes diagnósticas en personas adolescentes muestran que al compararlos con aquellos que no usan marihuana, los consumidores empedernidos manifiestan una conectividad neural atrofiada en ciertas regiones específicas del cerebro, involucradas en una amplia gama de funciones ejecutivas del cerebro, como memorizar, aprender y el autocontrol. Estos descubrimientos son consistentes con la idea de que la marihuana puede ser “una puerta de entrada” al uso de otras drogas. Cabe recalcar, sin embargo, que la mayoría de las personas que usan marihuana no terminan usando otras sustancias “más potentes”. Asimismo, la sensibilización cruzada no es un fenómeno únicamente relacionado con la marihuana. El alcohol y la nicotina también disponen al cerebro a tener una respuesta más aguda a otras drogas, y son también, como la marihuana, típicamente usadas antes que una persona progrese a usar otras sustancias más peligrosas.
La marihuana y su efecto en la escuela, el trabajo y la vida social
El investigador A. D. Schweinsburg y sus colaboradores, en su trabajo “The influence of marijuana use on neurocognitive functioning in adolescents”, encontraron que los efectos negativos de la marihuana en la atención, la memoria y el aprendizaje pueden durar días o semanas después de que los efectos agudos de la droga han pasado, dependiendo del historial de uso de drogas que la persona tenga. Consecuentemente, alguien que fuma marihuana a diario puede estar funcionando a un nivel intelectual más bajo la mayoría o todo el tiempo. Existe una cantidad considerable de evidencia científica indicando que los estudiantes que fuman marihuana tienen resultados académicos más bajos que los que no lo hacen. Por ejemplo, en un análisis de los resultados de 48 estudios relevantes, se encontró que el uso de marihuana está vinculado con logros académicos más bajos (por ejemplo, una probabilidad más baja de graduarse).
Conexión entre el uso de la marihuana y las enfermedades mentales
Varios estudios han encontrado una conexión entre el uso de marihuana y un riesgo más alto de enfermedades mentales, incluyendo psicosis (esquizofrenia), depresión y ansiedad, pero no es tan fácil determinar si esto es realmente así o hasta qué medida el uso de marihuana causa estas condiciones. Como lo indica el Dr. P. Campolongo y sus ayudantes, en el trabajo titulado “Preclinical study: Perinatal exposure to delta-9-tetrahydrocannabinol Causes enduring cognitive deficits associated with alteration of cortical gene expression and neurotransmission in rats”, indica que la cantidad de droga que se consume, la edad a la que se comenzó a usarla y la vulnerabilidad genética han sido todos identificados como factores influyentes en esta relación. La evidencia científica más sólida que hay hasta el momento concierne a la conexión que existe entre el uso de marihuana y los desórdenes psicóticos en aquellos con una predisposición genética u otra vulnerabilidad. Investigaciones han encontrado que las personas que usan marihuana y que tienen una variación especifica del gen AKT1, el cual programa la enzima que afecta la señalización de la dopamina en el importante centro nervioso del cerebro, llamado cuerpo estriado, son más propensas a desarrollar psicosis.
Marihuana y esquizofrenia
Repasando las líneas anteriores, comentamos que en estudios como el del Dr. Di Forti y sus ayudantes, titulado “Biología psiquiátrica”, se descubrió un aumento en el riesgo de psicosis en los adultos que habían usado marihuana durante su adolescencia y que tenían una variante específica en el gen catecol-O-metiltransferasa (COMT), una enzima encargada de degradar toda una clase de neurotransmisores que incluye a la dopamina y la norepinefrina. También se ha demostrado que el uso de la marihuana puede empeorar el curso de la enfermedad en pacientes que sufren esquizofrenia. Como se mencionó atrás, el uso de marihuana también puede gatillar un episodio de psicosis aguda en personas que usan marihuana y que no tienen esquizofrenia, esto puede ocurrir especialmente con dosis altas, aunque este efecto desvanece a medida que la droga disipa en el cuerpo.
Efectos de la marihuana en la salud física
Pocos minutos después de haber inhalado humo de marihuana, el ritmo cardiaco de la persona se acelera, el pasaje respiratorio se relaja y se dilata, y los vasos sanguíneos de los ojos se expanden, haciendo que los ojos se vean enrojecidos. El ritmo cardiaco -normalmente entre 70 a 80 palpitaciones por minuto- puede incrementar entre 20 y 50 palpitaciones más por minuto, o hasta puede duplicarse en algunos casos. Usar otras drogas en combinación con marihuana puede amplificar peligrosamente este efecto.
Afectaciones cardíacas
Hay cierta evidencia de estudios científicos que indica que el riesgo de que una persona sufra de un ataque al corazón durante la primera hora después de haber fumado marihuana es casi cinco veces más alto que el riesgo usual. Como lo señalan los especialistas M. A. Mittleman, R. A. Lewis, M. Maclure, J. B. Sherwood y J. E. Muller, en su investigación titulada “Triggering myocardial infarction by marijuana”, esta observación puede ser en parte explicada por el efecto que la marihuana tiene al aumentar la presión arterial y el ritmo cardiaco, y al disminuir la capacidad de que la sangre pueda transportar oxígeno. El uso de la marihuana también puede ocasionar hipotensión ortostática, mejor conocida como vértigo o mareo al ponerse de pie; posiblemente aumentando el peligro de desmayarse o caerse. La tolerancia hacia algunos de los efectos cardiovasculares usualmente se desarrolla después de estar expuesto a la droga repetidamente.
¿Puede el uso de marihuana durante y después del embarazo causarle daño al bebé?
Investigaciones en animales como la del Dr. V. Trezza y sus colaboradores, titulada “Effects of perinatal exposure to delta-9-tetrahydrocannabinol on the emotional reactivity of the offspring: A longitudinal behavioral study in wistar rats”, indican que el sistema endocanabinoide del cuerpo juega un papel en el control de la maduración del cerebro, particularmente en el desarrollo de las respuestas emocionales. Por lo tanto, estar expuesto al THC desde muy temprano en la vida puede afectar negativamente el desarrollo del cerebro. Investigaciones en ratas indican que estar expuesto aún a bajas concentraciones de THC en los últimos meses del embarazo puede tener consecuencias profundas y perdurables en el cerebro y el comportamiento del bebé. Estudios en humanos han demostrado que algunos bebés de madres que usaron marihuana durante el embarazo responden distinto a estímulos visuales, tiemblan más y tienen un llanto agudo, lo cual puede indicar que hay problemas con el desarrollo neurológico del bebé.
Trastornos y tratamientos del uso de marihuana
La adicción a la marihuana parece ser muy similar a otros trastornos de uso de sustancias, aunque los resultados clínicos a largo plazo pueden ser menos graves. En promedio, los adultos que buscan tratamiento para algún trastorno relacionado con el uso de marihuana la han usado casi a diario por más de 10 años y han intentado dejarla más de seis veces. El Dr. G. Diamond y sus colaboradores, en su estudio titulado “Psychiatric syndromes in adolescents seeking outpatient treatment for marijuana with abuse and dependency in outpatient treatment”, cita que las personas con un trastorno por uso de marihuana, especialmente los adolescentes, usualmente sufren también de otros trastornos psiquiátricos (comorbilidad). También pueden tener un problema de abuso o adicción a otras sustancias, como a la cocaína o el alcohol. Hay estudios que indican que tratar de una forma eficaz el trastorno de salud mental con tratamientos estandarizados, incluyendo medicamentos y terapias de comportamiento, puede ayudar a reducir el uso de marihuana, especialmente entre las personas que usan la droga empedernidamente y aquellos que sufren de otros trastornos mentales crónicos.
Tratamientos de comportamiento
A) Terapia cognitiva-conductual: un tipo de psicoterapia que le enseña a las personas estrategias para identificar y corregir comportamientos problemáticos con el fin de mejorar el control personal, parar el uso de la droga y corregir otros problemas que usualmente ocurren a la vez con estos. B) Técnicas de manejo de contingencias: Una alternativa de tratamiento de manejo basada en el monitoreo frecuente del comportamiento que se busca cambiar y remover los factores positivos que se dan cuando el comportamiento ocurre (o cuando no). C) Terapia de estímulo de la motivación: un tipo de intervención sistemática diseñada para un cambio rápido en la motivación personal; la terapia no pretende tratar a la persona en sí, sino en vez moviliza sus propios recursos internos para cambiar y participar en
tratamiento.