EL CRISTALAZO
Simulación y aprovechamiento; mercurio y excremento
Como si fuera un chorro de mercurio en medio del estiércol, como un ave a la cual el pantano no le mancha sus albinas plumas, así Javier Corral, gobernador de chihuahuenses –mostachos negros e inquietos–, convocó a una treintena de solidarios bien portados y bien correctos, para denunciar la perfidia financiera de la Secretaría de Hacienda, autora de una cacería presupuestal en su contra, lo cual no es sino actuar contra el pueblo de Chihuahua (¡Ay!, el pueblo, el siempre invocado pueblo) y contra esta canallada rompió las lanzas de su indignación.
Me acosan por denunciar y perseguir la corrupción del PRI; del gobierno peñista, del prófugo César Duarte. Todo el catálogo de sus afanes.
Y muchos creyeron esa estrategia tan lineal y tan simple. Aplaudieron su bizarría, su coraje, su devoción, su entrega en el servicio.
Pero hubo alguien, cuya personalidad y trayectoria no dejan lugar para sospecha alguna, quien no sólo sospechó el verdadero motivo de la singular reunión realizada sino lo señaló públicamente, lió sus bártulos y abandonó la claque con altivo pié y más ufano señalamiento: esto ya es un asunto político, no de combate a la corrupción.
Quien así habló fue, obviamente, Jacqueline Peschard. Recordemos:
“En entrevista con “Crónica”, Jacqueline Peschard, presidenta del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, indicó que el gobernador de Chihuahua, Javier Corral buscó al Comité para que lo apoyará en su reclamo a la administración de Enrique Peña Nieto.
“Los miembros del comité acompañaron a Corral en un primer momento, luego de analizar la denuncia, pero ahora ese reclamo, puntualizó Peschard, raya o invade la arena política y el Comité Ciudadano optó por retirarse de la disputa.
“Lo que pasa es que esto ya ha derivado en una cosa mucho más política”, comentó la especialista en temas anticorrupción, “y en eso sí, pues tanto yo como el Comité de Participación Ciudadana ya nos alejamos…”.
“…Lo que sí puedo decir es que nosotros apoyamos ese evento en el que el gobernador Corral salió a reclamar que no le hubieran dado los recursos que ya se habían acordado con Hacienda porque él estaba haciendo o había empujado todo el asunto en contra de César Duarte”, dijo Peschard a Crónica y agregó que la queja del gobernador estaba plenamente justificada, “su reclamo iba en el sentido de que había muchas acusaciones penales en contra de Duarte y que no había prosperado la extradición”.
Poco quedaría por decir de este asunto, a pesar de la manifestación convocada para hoy por el gobernador Corral en Chihuahua, donde pondrá a marchar a miles de convencidos por el acarreo del pánico localista y la indignación por sus recursos retenidos, si no fuera por la tentación de analizar las imágenes disponibles.
Una de ellas es la fotografía de “Crónica” de esa fecha.
En ella Corral está de pie y en ademán de estudiada oratoria señala con su estatuaria mano derecha, un punto en el infinito, al cual su mirada sigue. Muestra en el rostro determinado, dureza; rumbo cierto, valentía en la defensa de sus ideas y sus ideales. Lleva un saco deliberadamente sencillo (por no decir muy usado) y se protege del cierzo con un chaleco negro.
Junto a él, a su derecha (sitio preferente), con un traje sastre, blusa blanca abierta para dejar espacio a una mascada multicolor en torno del cuello, Jacqueline Peschard es la imagen misma del hastío y la molestia. Labios apretados. Mirada dura.
Parece estarse dando cuenta de cómo Corral los ha utilizado a ella y a los demás, y en sus brazos cruzados sobre el pecho, rígidos y firmes, quizá se pudiera adivinar la actitud posterior. Hartazgo, enojo y deserción. Eso dice su boca, con las comisuras hacia abajo.
Pero junto a ella, con la felicidad de siempre, si se trata de asuntos redentores, con la alegría adolescente de cuando saltaba como baile de conejo en el paseo de la Reforma (con Emilio Álvarez Icaza), la doctora Denise Dresser cuyos brazos cruzados carecen de rigidez, más bien muestran comodidad y cuya sonrisa pícara, satisfecha no deja lugar a dudas. Esta contenta, bien contenta.
Detrás de ellas hay varios caballeros.
Ernesto Ruffo, sonriente. Nadie sabe el motivo por el cual sigue contento tras fracasar en el empeño de la candidatura presidencial, arrollado por Anaya, pero Ruffo está feliz.
A su vera, Luis Sánchez, senador (PRD) y ex alcalde de Neza, quien con los dedos entrelazados entre las rodillas escucha inexpresivo y atento. A su lado, con la boca abierta, Fernando Belaunzarán, cuya actitud –boca entreabierta; ojos entrecerrados–, nos remite, sin duda, a su aguerrida defensa del consumo de la mariguana.
Y a la izquierda, el depuesto fiscal Santiago Nieto, quien como todos recordamos impugnó su destitución en la PGR con incendiarios argumentos de controversia senatorial y después salió a la carrera como ratón mojado, con un gesto de confianza entre los distinguidos luchadores sociales, académicos (como él) y representantes de lo mejor de la sociedad civil.
Pero quizá la síntesis de todo esto se pueda apreciar en los párrafos siguientes:
“Nosotros (JP) como Comité de Participación Ciudadana lo que nos toca es apoyar esas acciones que van encaminadas al combate a la corrupción”, puntualizó la también académica, figura pública sobre la que ha descansado, en buena medida, que el Sistema Nacional Anticorrupción no quede en el olvido.
“Lo que es un hecho es que, ante lo que denominó “rumbo político” que adquirió el pleito Corral-SHCP, el Comité determinó que no podía darle más seguimiento al caso, por lo que no estarán en las manifestaciones callejeras convocadas por Corral”.
Pero si se habla de asuntos políticos, deberíamos ir a la raíz de los hechos. La denuncia por “estrangulamiento o asfixia financiera” como venganza por una acción ejecutiva de persecución del antecesor corrupto.
Si ese fuera un método hacendario, no hubieran tenido dinero ni Yunes, en Veracruz; ni “El Bronco” en Nuevo León (aunque ya se haya ido); ni Núñez en Tabasco, por citar solo algunos casos de gobiernos ajenos al PRI cuyos titulares emprendieron labores de persecución justiciera con resultado de antecesores presos o procesados.
Valdría más, para comprenderlo todo mejor, reparar en esta información extrañamente desdeñada cuando se produjo (11 de enero) y cuyo contenido exhibe la malicia de Corral y sus infinitos recursos para la confusión y al trastupije verbal.
“(La jornada). El gobierno del estado de Chihuahua, a cargo del panista Javier Corral Jurado, no ha explicado hasta ahora en qué utilizó 4 mil millones de pesos adicionales con los que contó en 2017, de los cuales la mitad corresponde a una transferencia federal y la otra a endeudamiento, afirmó este jueves José Antonio González Anaya, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
“El funcionario afirmó que otros gobiernos estatales no recibieron a finales del año pasado presupuesto adicional al programado y que no fue entregado por falta de recursos, aunque declinó identificarlos…
“…A Chihuahua se le entregaron todos los recursos que se tenían que entregar, en tiempo y forma, hasta el último centavo. Esto implicó que recibiera más de 2 mil millones de pesos en recursos adicionales en el transcurso del año, dijo González Anaya, entrevistado después de participar en el Seminario de perspectivas económicas, organizado por el Instituto Tecnológico Autónomo de México”.
Pero la salida de la señora Peschard de todo este rollo mareador de Javier Corral, nos deja una enseñanza: ya no todo mundo esta dispuesto a seguir comulgando con las ruedas del molino.
Por lo menos ella no.
CAMPECHE
Preocupada por la seguridad, desde tiempos de piratas y bucaneros, cuando hasta murallas se construyeron para cuidar a la gente, Campeche tiene hoy la mayor tranquilidad en todo el país. Vea usted esto:
“Conforme a datos aportados por la organización civil “Causa en Común”, se confirma Campeche como la única entidad con todos sus policías aprobados en los exámenes de control de confianza. Las pruebas se aplican para fortalecer la seguridad y fortalecer la credibilidad, eficacia y operatividad de las instituciones de seguridad.
“El reporte expone, de forma comparativa, la situación en cada estado del país, donde, de acuerdo con los resultados del SNSP, uno de cada 10 policías está reprobado en la evaluación.
“De las 32 entidades evaluadas, en Sinaloa reprobó el 53 por ciento.
En el Sureste, en Tabasco no pasa el 16 por ciento; en Yucatán, el 12 por ciento y en Quintana Roo el 11 por. Campeche se ubica con cero por ciento de policías reprobados. Los exámenes incluyen contempla estudios toxicológicos, psicológicos, médicos, poligráficos y socioeconómicos”.