EL CRISTALAZO
La noche de los vestidos negros
El pasado 26 de diciembre escribí en esta columna algo en referencia al acoso sexual en la industria cinematográfica de los Estados Unidos.
“… ¿Cuántas veces vimos al porcino señor Weinstein, con su redonda y abrumadora humanidad, blandir como una antorcha los muchos “Oscar” logrados por su firma en decenas de películas espléndidas? Muchas.Y en todas esas escenas lo miramos rodeado de las increíblemente bellas mujeres de la pantalla, las cuales lo abrazaban y le agradecían públicamente el trabajo colectivo, pues (dice el lugar común); “…el cine es un trabajo de equipo…”.
“Pero bastó un artículo en el NYT, escrito por Ronan Farrow, para soltar la cascada de revelaciones. Prácticamente todas las estrellas del cine contemporáneo, sufrieron –de una manera o de otra– el acoso de Weinstein; pero hasta ahora no he sabido de ninguna cuya historia detalle la consumación absoluta, reiterada, de dicho comportamiento.
“Todas dicen haber sido acosadas, ninguna confirma haber sido violada…
“…Quienes en la juventud leímos “Hollywood Babilonia”, de Kennet Anger, tuvimos desde entonces una idea de cómo son las cosas allá…”
Pero quizá las cosas cambien en verdad, sobre todo ahora con la demostración de poderío (empoderamiento, le llaman los cursis de la post modernidad) realizada “la noche de los vestidos negros” durante la ceremonia de entrega los premios “Golden Globe” y cuya naturaleza decisiva bien podríamos advertir en estas palabras de Oprah:
“…Quiero agradecer a la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood porque todos sabemos que la prensa está sitiada estos días.
“También sabemos que es la dedicación insaciable a descubrir la verdad absoluta que nos impide disimular ante la corrupción y la injusticia.
“Para – tiranos y víctimas, y secretos y mentiras.
“Quiero decir que valoro a la prensa más que nunca cuando intentamos navegar en estos tiempos complicados, lo que me lleva a esto: lo que sé con certeza es que decir tu verdad es la herramienta más poderosa que todos tenemos.
“Y estoy especialmente orgullosa e inspirado por todas las mujeres que se han sentido lo suficientemente fuertes y lo suficientemente empoderadas como para hablar y compartir sus historias personales.
“Cada uno de nosotros en esta sala se celebra debido a las historias que contamos, y este año nos convertimos en la historia.
“Pero no es solo una historia que afecta a la industria del entretenimiento. Es uno que trasciende cualquier cultura, geografía, raza, religión, política o lugar de trabajo.
“Así que quiero que esta noche exprese mi gratitud a todas las mujeres que han soportado años de abuso y agresión porque, al igual que mi madre, tuvieron hijos que alimentar, facturas que pagar y sueños que perseguir…
“Son las mujeres cuyos nombres nunca sabremos…
“…Y hay alguien más, Recy Taylor, un nombre que conozco y creo que deberían saberlo también. En 1944, Recy Taylor era una joven esposa y madre que regresaba a casa de un servicio religioso a la que había asistido en Abbeville, Alabama, cuando fue secuestrada por seis hombres blancos armados, violada y con los ojos vendados al costado de la carretera que llegaba de su casa a la iglesia. Amenazaron con matarla si alguna vez se lo contaba a alguien, pero su historia fue denunciada a la NAACP, donde una joven trabajadora llamada Rosa Parks se convirtió en la investigadora principal de su caso y juntos buscaron justicia.
“Pero la justicia no era una opción en la era de Jim Crow. Los hombres que intentaron destruirla nunca fueron perseguidos. Recy Taylor murió hace diez días, apenas por debajo de su 98º cumpleaños. Vivió como todos hemos vivido, demasiados años en una cultura quebrada por hombres brutalmente poderosos. Por mucho tiempo, las mujeres no han sido escuchadas o creídas si se atreven a decir la verdad al poder de esos hombres.
“Pero su tiempo se acabó.
“Su tiempo se acabó. Su tiempo se acabó. Y solo espero, solo espero que Recy Taylor muriera sabiendo que su verdad, como la verdad de tantas otras mujeres que fueron atormentadas en aquellos años, e incluso ahora atormentadas, sigue marchando…”
NO SE HAGAN BOLAS
Hace suya la frase: “no se hagan bolas”, el candidato es José Antonio Meade.
Lo dice Claudia Ruiz Massieu, secretaria general del PRI. Y lo expresa desde su hueso colorado de priista de estirpe y convicción, más allá de cualquier prueba como le fuera dado a alguien exigir.