El 13 de mayo de 1524 desembarca en San Juan de Ulúa la primera corporación eclesiástica de Mesoamérica: la misión franciscana al mando de fray Martín de Valencia, considerados por ello los seráficos como los padres de la Iglesia (católica) en México; a los tres años de su arribo, a finales de 1527, fue electo el vizcaíno fray Juan de Zumárraga ( 1476-1548) como primer obispo de la diócesis de México, tomando posesión de la sede el 6 de noviembre de 1528. Sin embargo el primer obispo nombrado para territorio mexicano fue fray Julián Garcés y la diócesis fue la Carolense ( nombrada así en honor de Carlos I de España) que comprendía Cozumel y la península de Yucatán; Garcés fue nombrado obispo de Tlaxcala en 1526. Zumárraga fue consagrado obispo el domingo 27 de abril de 1533 por el obispo de Segovia en la Capilla Mayor del convento de San Francisco en Valladolid, España. Fue obispo de México hasta 1547, y fue hasta 1548 que recibió el palio arzobispal falleciendo poco después.
Entre las glorias de este ilustre hijo del poverello de Assisi, está la de haber emprendido la gestión ante las autoridades españolas para la erección de la Universidad de México, cuya cédula de fundación fue otorgada en nombre de Carlos V por Felipe II en la ciudad de Toro el 21 de septiembre de 1551. La inauguración solemne de cursos de la Universidad fue el 25 de enero de 1553.
Asimismo, a Zumárraga se debe la introducción de la imprenta de tipos móviles en la Nueva España en 1539; siendo el propio fray Juan el autor del primer libro impreso en nuestro país hasta ahora fehacientemente conocido: “La más breve y compendiosa doctrina christiana en lengua mexicana y castellana”. Este librito lo editó el primer impresor de México y de América, Giovanni Paoli (Juan Pablos), en 1539. Vide: Bibliografía Mexicana del s. XVI de Joaquín García Icazbalceta.
A Zumárraga le tocó ser uno de los actores más importantes en el suceso de las apariciones de la virgen del Tepeyac, la cual “al amanecer del sábado 9 de diciembre de 1531, se le apareción en el cerro del Tepeyac a un indio de Cuautitlán llamado Juan Diego Cuauhtlatoatzin”. Vide: Nican Mopuhua, “Relación de las 5 apariciones del Tepeyac” de Antonio Valeriano. Traducción del náhuatl al español de Primo Feliciano Velázquez. Valeriano ,ante la polémica de sí el nombre de Guadalupe era importado de España, compuso un auto sacramental en donde Juan Diego recobra para siempre, el jus soli de la Guadalupana.
El guadalupanismo se inició lentamente durante el siglo XVI, siendo hasta mediados del s. XVII cuando recibió gran impulso por parte del clero y de la intelectualidad criolla, propagándose mediante numerosas coplas, novenarios, villancicos, poemas, etc.Vide: Emilio Lobato. La Iglesia de Roma en México. FCE. 1988.
Los poetas también se afiliaron al nacionalismo que venía a representar la Guadalupana, vide: la obra de Sor Juana Inés de la Cruz de Asbaje y Ramírez, Ambrosio Solís de Aguirre, Francisco de Castro y Felipe Santoyo, entre otros. Como dice don Francisco de la Maza en su obra “El Guadalupanismo Mexicano”*: “ …cuatro fueron también los evangelistas de la Virgen de Guadalupe: el bachiller Miguel Sánchez**, Luis Lasso de la Vega***, Luis Becerra Tanco (1603-1672)**** y fray Francisco de Florencia (1620-1695).*****.
Miguel Sánchez publica en 1648 su obra “ Imagen de la Virgen María de Dios de Guadalupe”, en donde se registra por primera vez la relación de las apariciones del Tepeyac, considerando a la imagen como un símbolo de la Patria.
En 1649, Luis Lasso de la Vega edita su “ Huei Tlamahuitzoltlica Omenexiti Ilhuica Ihuapilli Sancta Maria” , lo que en castellano quiere decir : “El gran acontecimiento con que se apareció la señora Reina del Cielo Santa María” en donde al escribir su obra en perfecto náhuatl, acentúa más el carácter nacionalista del prodigio.
Becerra Tanco** dio a conocer en 1675 su obra : “ Felicidad de México en el principio y milagroso origen del Santuario de la Virgen María de Guadalupe” en donde trata de explicar-de acuerdo a los conocimientos de la época- la formación milagrosa de la imagen. A su vez, fray Francisco de Florencia publicó en 1688, su obra respecto de este tema, con el barroquísimo título de :”La Estrella del Norte de México, aparecida al rayar el día de la luz evangélica en este Nuevo Mundo en la cumbre del Cerro del Tepeyac, orilla del mar Tezcocano, para la luz en la fe de los indios y para rumbo cierto de los españoles en la virtud, para serenidad de las tempestuosas inundaciones de la laguna”. Aquí, el fenómeno guadalupano se vuelve puramente cuestión de fe.
Resumimos lo anterior transcribiendo un párrafo de Francisco de la Maza, en su obra antes citada, cuando habla del Milagro del Tepeyac:
(…) de esa necesidad interna, esencial, de un pueblo que comienza a ser; de la fe y el esfuerzo de los criollos del siglo XVII; de la intuición poética; de la exaltación oratoria; de la imaginación creadora, que anhela su propio símbolo, nace Nuestra Señora de Guadalupe,, Madre, Águila, Redención y Esperanza, escudo blasón en donde se juntan lo ancestral y lo mitológico, la raíz prehispánica y la savia occidental; lo religioso y lo patriótico que puede encerrarse en estas palabras significativas: Cuauhtli, Tonantzin Guadalupe; Bandera, Madre Antigua, Madre Nueva, Madre Nuestra”.
Yo le añado: Reina del mundo y devoción del 99.99% de los hogares mexicanos. Prestigiada identidad universal de nuestra nación.
Hasta aquí lo concerniente a la aparición de la Virgen de Guadalupe.
*Francisco de la Maza. “ El Guadalupanismo Mexicano”. FCE. 1984. Págs. 81-90.
** Bachiller Miguel Sánchez. Se imprime su obra en la imprenta de la viuda de Bernardo Calderón. Calle de san Agustín. México. 1648.
*** Luis Lasso de la Vega. Imprimió su obra en México, apud Juan Ruiz.
Su obra la tradujo hasta 1926 el español Primo Feliciano Velázquez y fue impresa en México.
****Luis Becerra Tanco, imprime en casa de la viuda de Bernardo Calderon, en la calle de san Agustín, en 1666 “ Origen Milagroso del santuario de Guadalupe. Extramuros de la Ciudad de México…segunda edición corregida e impresa póstumamente en la misma casa editorial, en 1675 ya con el nombre arriba citado “Felicidad de México etc. Vide: “Ensayo Bibliográfico del s. XVII”. de Vicente de Paula Andrade.
***** Fr.Francisco de Florencia. Imprimió su obra apud viuda de Juan Ribera. En la calle del Empedradillo. México. Año de 1688.Vide supra. Vicente de P. Andrade.
Adenda:
A quién se interese, un poco más, ilustrarse sobre el tema (supra) con una opinión sobre la calidad pictórica de la tilma Juan Dieguina:
Obra en mi poder un rarísimo opúsculo :
“MARAVILLA AMERICANA
Y CONJUNTO
DE RARAS MARAVILLAS
OBSERVADAS
CON LA DIRECCIÓN DE LAS REGLAS DE EL ARTE
DE LA PINTURA
EN LA PRODIGIOSA IMAGEN
DE NUESTRA Sra. DE GUADALUPE
DE MEXICO
POR DON MIGUEL CABRERA
PINTOR
DE EL ILLMO. SR. D. D. MANUEL
JOSEPH RUBIO, Y SALINAS
DIGNISSIMO ARZOBISPO DE MEXICO, Y DEL CONSEJO
DE SU MAJESTAD, &c.
A QUIEN SE LE CONSAGRA
= 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 = 0 =
CON LICENCIA
EN MEXICO EN LA IMPRENTA DEL REAL, Y MAS ANTIGUO CO-
LEGIO DE SAN ILDEFONSO.
AÑO DE 1756 “
MIGUEL CABRERA
(n.OAXACA 27 MAYO 1695-M. CD. MÉXICO 16 MAYO 1768).
En 1751 nuestro pintor fue comisionado por el Abad y el Cabildo del Santuario de Guadalupe para que dictaminara si la imagen de la Virgen de Guadalupe era o no obra de industria humana. Cabrera encabezo a un equipo que reunía a los pintores más reconocidos de la época: José de Ibarra, Juan Patricio Morlete Ruíz, Francisco Antonio Vallejo, Joseph de Alzíbar, Joseph Bentura Arnaez y Manuel Osorio, que irían a opinar sobre el análisis y dictamen de Cabrera.
En esta obra Cabrera dictamina en VIII parágraphos, según su leal saber y entender , que no es producto de mano humana:
PARAGRAPHO
I.- MARAVILLOSA DURACION DE LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE.
II.- DE LA TELA, O LIENZO EN QUE ESTA PINTADA NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE.
III.- DE LA FALTA DE APAREJO (BOCETO) EN ESTA PINTURA.
IV.- DE EL MARAVILLOSO DIBUJO DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE.
V.- DE CUATRO ESPECIES DE PINTURAS, QUE CONCURREN MARAVILLOSAMENTE EN LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE.
VI.- DEL PRECIOSO ORO, Y ESQUISITO DORADO DE LA MILAGROSA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE.
VII.- EN LA QUE SE DESATAN LAS OBJECIONES, QUE HAN OPUESTO A NUESTRA BELLISIMA PINTURA.
VIII.- DISSEÑO DE LA MILAGROSA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE.
PARECERES (OPINIONES) de los pintores consultados por Cabrera arriba mencionados, en su dictamen de la obra tratada en este ensayo, concuerdan todo ellos con nuestro artista.
POR: EMILIO LOBATO