QUERETALIA
EL QUERÉTARO MUSICAL
POR: ANDRÉS GARRIDO DEL TORAL
Desde mi ya lejana adolescencia pude hacer ronda con los mejores intérpretes, compositores, autores, ejecutantes, músicos, melómanos, cantantes y bohemios de Querétaro, algunos con fama nacional e inclusive internacional, y en largas noches de bohemia nos dejábamos llevar por la reflexión y sacábamos temas a relucir como el que hoy les presento a mis cinco lectores. Existen temas musicales hechos para un cantante en particular y, si otro se atreve a interpretar esa pieza, no se escucha igual. Sé que en gustos se rompen géneros y que mis cinco sufridos seguidores a lo mejor no están del todo de acuerdo conmigo, pero ahí les van varios ejemplos.
“Yo soy aquel” no puede ser interpretada por nadie más que por el inmenso Raphael, al que le quiso copiar Carlos Lico, inclusive vistiendo de negro, pero la verdad, a pesar de la buena voz de este yucateco, lo de Manuel Alejandro no era lo suyo. “Dueño de Nada” está hecha para la voz de José Luis Rodríguez “El Puma”, y aunque Chente Fernández y Raphael también la grabaron no se escucha igual de bien, hasta aburren de tanto grito. “Mi árbol y yo” no puede ser mejor que en la voz de su autor, Alberto Cortéz. “Sombras” (nada más) aunque es un tango argentino, cobró fama mundial cuando Javier Solís la transformó y grabó como bolero ranchero a media voz. “Granada”, con música de Agustín Lara y versos del poeta queretano Polín Martínez de Cosío, ha sido grabada hasta la saciedad, oyéndose de la ingada con Luciano Pavarotti, no obstante ser el mejor cantante del planeta en los últimos años, pero la cantó sin sentirla, sin entender sus versos, solamente en un español champurrado y por su hermosa voz; las mejores versiones de “Granada”, son la del mexicano Alejandro Algara y Plácido Domingo en su versión de 1979 con la Real Sinfónica de Londres (las versiones posteriores ya no son tan fuertes en interpretación vocal y orquestación).
“Una furtiva lágrima”, aria de Gaetano Donizetti, se escucha mejor con Luciano Pavarotti y Librado Alexander Anderson, tenores líricos ligeros de espléndida coloratura y dulzura. “La Barca”, sin duda alguna con el trío “Los Tres Caballeros” es la mejor versión, integrado por el autor Robaharto Cantoral, según dice Mario Arturo Ramos. “Esta tarde vi llover”, del inmortal Manzanero, no tiene mejor versión que la de él mismo pero la original de finales de los años sesenta. “El Triste”, sin duda alguna, la versión más afortunada es la de José José en 1971, ya que la de 1979 está malita comparada con la del Festival Latino de la Canción, pero la peor versión de esta inmortal pieza es la de Plácido Domingo, que le rompe toda su máuser por exceso de gritos y trompetazos absurdos del mariachi que lo acompañó.
“Murió la Flor” y la francesa canción de “Y Volveré” no tiene mejor intérprete que los originales Ángeles Negros, con Germain de la Fuente como solista y no los sucesores de éste, un par de gritones mexicanos. Esto lo sostengo a pesar de que me tachen de naco, o como decía mi abuela Josefina: ”quita ya a ese de la voz tipluda que no me deja dormir”. Siguiendo con los nacos no hay mejor versión de “Tu Cárcel” que con la voz naca de su propio compositor, Marco Antonio Solís, mismo que superó a otros artistas con los super arreglos que le hizo a sus canciones viejitas Bebu Silvetti.
“Peregrina”, la inmortal canción de Ricardo Palmerín y Luis Rosado Vega tiene a su versión más exitosa con Los Montejo, pero no hay que desdeñar las grabaciones dulzonas y naturales que tríos yucatecos hicieron a un nivel muy regional, como las de Los Duendes del Mayab, Los Condes del Mayab, Los Caminantes, Los Yucas y Los Peregrinos, o Jorge Negrte con Los Calaveras en vivo desde La Habana; Plácido la cantó en Chichen Itzá gritándola de la ingada. “Bésame Mucho”, la más famosa canción mexicana, ha sido grabada más veces que ninguna e incluso por The Beatles, de la compositora Consuelo Velázquez, y tengo para mí que la más afortunada es la de Ray Coniff aunque me mienten la madre los seguidores de mi negro de oro Nat King Cole, de Los Panchos, de Plácido que la grabó mejor en 2013 que en 1982. “A mi Manera”, esa canción francesa que a todo mundo ignorante le llega, y más en una peda a las tres de la mañana, tiene miles de versiones, y aunque la hayan grabado Sinatra (que la hizo mundialmente suya), Elvis Presley, Mirelle Mathieu, Raphael (primero en hacerlo en español, 1974), Shirley Bassey y María Martha Serra Lima, la que más se siente es la del eterno Paul Anka, mismo que a más de 40 años de interpretarla cada día lo hace mejor, no se le siente la voz de viejillo.
“Psicosis”, esa extraordinaria composición de Juan Acereto, es la mejor canción de Alberto Vázquez, grabada en 1969 con una soberbia arpa, mientras que las versiones del propio autor yucateco y de la “Rondalla Diamantina” son más lentas y menos vistosas. “16 Toneladas”, canción icónica de Alberto Vázquez, el cual no sabía inglés cuando la grabó y se la aprendió de memoria, tiene su mejor representación en The Platters originales, con una bajo profundísimo que hace oírse a todos los demás intérpretes como Chabelo o Titino. “Amorcito Corazón”, esa cursi canción que todos los malos hijos de la lingada le cantan a su madre o a sus abuelas el 10 de mayo, no tiene mejor versión que con Pedro Infante, lo mismo que “Cien Años”. “Ojos Tapatíos”, de la opereta “Las Musas Latinas” no tiene mejor intérprete que Jorge Negrete, aunque me reclamen los seguidores de Los Paladines y de Los Dorados de Villa.
“Hey”, compuesta por Julio Iglesias contra su ex Isabel en 1979, no tiene mejor cantor que el que la hizo, a pesar de que desafina visiblemente en vivo, pero su ingeniero de sonido y su orquestota lo ayudan; cuando en 1980 le preguntaron unos periodistas que a quién se la había compuesto, el gallego contestó que “a su perro”. “Solamente una vez”, la canción de Lara para Dios y José Mogica cuando éste se retiró al convento, tiene miles de grabaciones, pero para mí la mejor es la de la Rondalla Tapatía, cadenciosa, lenta, con tres voces de 22 maestros. “El Día que me Quieras” fue quitada al tango con la versión lenta de Roberto Carlos en 1974, llegando a las multitudes de jóvenes que no conocieron a Gardel; claro que este tango canción ha sido grabada por miles de artistas, como Plácido, Julio, Raphael y los mejores tangueros del mundo, pero la dulzura de Roberto Carlos no tiene mádere.
“El Bachiller”, de Memo Muñoz y Salvador Cuevas, no tiene mejor versión que la primera de 1964, con los fundadores de la Estudiantina de la U.A.Q., a pesar de las nuevas grabaciones con tecnología de punta y las estudiantinas y rondallas queretanas, mexicanas y hasta centroamericanas han adoptado esta pieza que da identidad a los queretanos, sobre todo, a los universitarios. “Estrelllita”, la gran creación de Manuel M. Ponce, tiene buenas versiones como la de Alfonso Ortiz Tirado, Humberto Cravioto, Hugo Avendaño, Ernestina Garfias, José Carrreras y otros caones, pero la de Plácido Domingo con el mejor violinista del mundo, Itzhak Perlman, te obliga a hacer emicciones a gotas. “Eres Tú”, de Juan Carlos Calderón, no tiene mejor representación que Mocedades, a pesar de los muy dignos acetatos de Luis Miguel, Estudiantina Femenil y El Consorcio. “Volver”, sin duda alguna, no tiene mejor intérprete que su autor Carlos Gardel.
La muy llegadora “Hasta que Vuelvas” de Felipe Gil y el autor queretano herético, Mario Arturo Ramos tiene su mejor exponente en Gualberto Castro, a pesar de la calidad con la que la grabaron José José y Luis Miguel. Para cantar las de José Alfredo Jiménez y Juan Gabriel no hay nadie como ellos mismos, con fuerza y emoción, aunque no puedo decir de lo mismo de Martín Urieta quien tiene como sus mejores intérpretes a Juan Valentín, Yoshio y sobre todo Vicente Fernández, cuya canción más representativa es “La Ley del Monte” del compositor José Ángel “Ferrusquilla”.
“Al Final” de Cantoral no tiene mejor representación que la de Emmanuel en 1979, así como “Llorando por Dentro” y “Yo sin Ti” no tienen mejores intérpretes que Los Hermanos Castro. “La Malagueña” del estado de Guerrero es cantada como nadie por Miguel Aceves Mejía y Los Calavera. “La Malagueña” de Lecuona tiene en Plácido Domingo su mejor versión. “Begin the Beguine” (Volver a Empezar) ha sido grabada por Jorge Negrete y los más grandes jilgueros del mundo, pero la versión discotequera de Johnny Mathis es la mejor, haciendo alarde de una estupenda voz.
El “Ave María” de Shubert y el aria “Nessum Dorma” de la ópera Turandot no tienen mejor versión que la de Pavarotti. Continuará….
Les vendo un puerco melómano y bohemio como mi compadre SGA.