COLUMNA INVITADA
¿Cuánto cuesta la democracia?
¡Que enmudezcan nuestras lenguas y empiecen a hablar las manos! Francisco Villaespesa
México tiene una de las democracias más caras del mundo. Tan sólo en 2017, el Instituto Nacional Electoral recibió un presupuesto de alrededor de 15 mil millones de pesos, de los cuales, poco más de 4 mil son para el financiamiento de los partidos políticos. Este año el INE busca que le sean asignados más de 25 mil millones de pesos, es decir, el doble de lo que utilizó para la organización de la elección presidencial de 2012.
El sueldo de los consejeros del INE es de alrededor de 180 mil pesos mensuales, al que se suman prestaciones que rondan los 40 mil pesos por mes, lo que convierte a esta institución en uno de los árbitros electorales más onerosos del mundo.
A ello se suma que la figura de representantes plurinominales en las cámaras de Diputados y Senadores le cuesta al país más de 220 millones de pesos anuales, ello considerando únicamente la dieta que reciben de manera mensual, que asciende a 73 mil pesos y 117 mil pesos respectivamente.
Esta figura surgió durante la segunda mitad del siglo 20, con la finalidad de garantizar que todos los partidos tuvieran representación al interior del Congreso. Hoy, cualquier partido tiene las posibilidades de ser competitivo, resulta anacrónica y obsoleta la existencia de estos representantes que no hacen campaña para ganar la confianza de la ciudadanía.
Tras el sismo del pasado 19 de septiembre, millones de personas se manifestaron a través de la redes sociales pidiendo que el dinero asignado a los partidos políticos sea destinado a la reconstrucción de los municipios y las ciudades que resultaron afectadas por este fenómeno natural. Tal como lo señalé en diversos medios tras el sismo del 7 de septiembre, debe reconsiderarse también el presupuesto que el Instituto Nacional Electoral ejercerá para 2018.
Escuchando la voz de la ciudadanía, Enrique Ochoa Reza, presidente nacional del PRI decidió renunciar, de manera inmediata, a 258 millones de pesos, que le quedaban por ejercer del financiamiento para 2017 y no sólo eso, en días pasados el coordinador de la Bancada del PRI en San Lázaro, César Camacho Quiroz, presentó a nombre de nuestro partido una iniciativa que busca eliminar el financiamiento público que reciben los partidos políticos, así como la figura de los plurinominales.
De aprobarse esta propuesta, los partidos financiarán sus actividades con recurso privado, bajo reglas claras y transparentes, tal como ocurre en diversos países del mundo y que además resulta lógico y justo que sean los militantes y simpatizantes de un partido quienes hagan aportaciones.
Se trata de una reforma constitucional que para su aprobación requerirá las dos terceras partes de la votación y que sea aprobada por la mayoría de las legislaturas locales, para lograrlo se requerirá de la voluntad de las demás fuerzas políticas. La democracia no requiere más dinero, sino transparencia y responsabilidad.