DEL ZÓCALO A LOS PINOS
Meade: las élites lo aman
Recién ayer en “Fórmula Fin de Semana”, en ausencia de Manuel Feregrino, amigo entrañable y titular del programa; con Roberto López, mixteco de origen y corazón y Omar Sánchez de Tagle, comentábamos, que pasado el ritual del Informe Presidencial los demonios de la sucesión que ya andan sueltos, harán valer todas las malas y las buenas artes de la política para alzarse con el triunfo. Aunque sea una victoria pírrica; de aquí en adelante no habrá día sin “nota” sobre el tema. Concluimos.
Con matices, se comentó que a pesar de lo que apuntan las encuestas –las serias diría Roberto- no se puede concluir que esto ya esté decidido. En lo personal, pienso que aún correrá mucha agua bajo los puentes del Grijalva; en particular se advierte que el alguna vez “partido casi único” versión Salinas de Gortari, le está apostando a la estrategia que “haiga sido como haiga sido” –Calderón dixit- le dio resultado en el pasado proceso electoral del Estado de México; dividir a la oposición y “cataratas” de “cash” –Zedillo dixit- de procedencia lícita e ilícita también; además por supuesto de la utilización sin medida ni clemencia del aparato del Estado, sus programas sociales y todo lo que pudiera abonar al triunfo del “junior” y pariente al “modo mío” que finalmente ya recibió su constancia de mayoría.
Por lo que se advierte, se perfila una elección en tercios si el “Frente” llega a concretarse; pero ello, lo de la suma de contrarios, aún tiene que cubrir varias aduanas; en principio las oposiciones internas dentro del PRD y el PAN, encabezadas por los Bejarano en el Sol Azteca y los “calderonistas” en la “vela perpetua”; al final la decisión de sus “bases” que aunque los “dirigentes” tan entusiasmados con sus “cuentas alegres” piensan que no existen. Sí existen y votan y no todos están dispuestos a votar por el adversario histórico; y en el inter, entre que se concrete la alianza y se consense un candidato, estará como el “humo” la operación del grupo llamémosle “en el poder” que de acuerdo a su conveniencia operará para que se concrete el “Frente” o se pulverice la “oferta”. No hay que descartar un escenario en el que el PRI, PAN, PRD, Verde, Morena, terminen en la boleta con un candidato único, a los que habría que agregar mínimo uno o una, -lo más probable- independiente, si no es que dos o tres.
En este contexto, en el PRI las cosas parecen suceder para bien –aunque estén mal-De de entrada una sociedad que con rapidez pierde la memoria, lo que permite que socavones, Odebrecht y demás personajes se conviertan muy rápidamente en sólo un “daño colateral”; ya en los temas de la operación política directa, el PRI ha tenido dos buenas semanas; sin duda los resultados de su Asamblea Nacional, además de reducir a su mínima expresión a la “oposición” interna, que en algunos casos terminó cínica y vergonzosamente “abanderando” y proponiendo la apertura de los candados a los que se oponía; cohesionó a su militancia orgánica, la de la estructura, la que, se la “parte” por el partido independientemente de quien sea el candidato o candidata o es representante en casillas con una disciplina que no tiene ninguna otra militancia; la segunda –buena semana o noticia- lo fueron, los 5 puntos que recuperó el “primer priista de la Nación” en las encuestas –con cierta dosis de credibilidad- en aprobación e imagen, lo cual es endosable a la contienda ya en curso.
Y ya, haciendo valer la conseja de que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”; el PRI ya comenzó a mover sus fichas; Emilio Gamboa, uno de los diablos más diablos abrió el fuego en los infiernos al etiquetar como “muy buenos gallos” –para ser abanderados del PRI- a José Antonio Meade, Aurelio Nuño, José Narro y Miguel Ángel Osorio Chong. De Eruviel Ávila y De la Madrid, sin descartarlos los descartó al concretarse a decir que “hacen su mejor esfuerzo”; y de Videgaray apuntó que “él mismo se descartó”; ya en el juego, el administrador del partido en turno, Enrique Ochoa, muy en el estilo que tan buen resultado le ha dado a Vázquez Mota y Mancerita, para ser intrascendentes, al no negar ni afirmar sino todo lo contrario, al ser cuestionado sobre lo que dijo Gamboa respondió “los tiempos y el método para la designación del aspirante presidencial están definidos para finales del año en curso” y concluyó “nuestro partido tiene un lente amplio para analizar los perfiles, las trayectorias y las propuestas de las mujeres y hombres que quieran ser candidatas o candidatos”. Ni lo uno ni lo otro.
En este escenario, los “destapados” por el “padrino” Gamboa, concuerdan con los nombres que circulan en las encuestas, los corrillos, los sótanos y la “comentocracia” nacional. Todos tienen claros y oscuros, provocan filias y fobias y vale la pena ir colocándolos en el diván del ultrasonido. Empecemos hoy, pues, con el Secretario de Hacienda.
A José Antonio Meade las élites lo aman. Quizá porque representa aquello que necesitan para consolidar sus intereses: estabilidad macroeconómica, balanzas de pagos favorables y libre mercado; todo lo que un tecnócrata neoliberal debe ofrecer. No obstante, en los años en que se ha desempeñado como un burócrata de altos vuelos, la pobreza ha aumentado, la violencia se ha desbordado y la desigualdad entre los que tienen todo y los que no tienen nada ha alcanzado niveles intolerables en cualquier país del primer mundo, de esos con los que les encanta a los tecnócratas compararnos en términos de competencia económica, que no justicia social.
Y no estoy afirmando que José Antonio Meade sea culpable de tal gangrena de país que hemos consolidado a partir de la alternancia en el año dos mil, pero sí es la presentación mejor acabada del modelo que ha imperado estos años. En este contexto, su candidatura a la presidencia sería lo que en el barrio llamamos una “jugada de tres bandas”: élites contentas, anulación de cualquier candidato del PAN o Frente Amplio (¿con qué cara los panistas saldrían a criticarlo?) y la instauración de una contienda frontal con López Obrador.
¿Cuál es el único obstáculo del delfín de las élites para convertirse en el elegido de Peña Nieto? Que no proviene del grupo compacto con sede en Toluca y lo que esto implica. Vamos, no es un Ruiz Esparza.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?