DEL ZÓCALO A LOS PINOS
2018: Los Dados Ya Están Cargados
No hay plazo que no se cumpla. Estamos ya en los prolegómenos de que se inicie formalmente el proceso electoral que conducirá a la renovación del congreso federal, varias gubernaturas, congresos locales, presidencias municipales y la “Joya de la Corona”, la Presidencia de la República. La especulación, el rumor, los corrillos informales causan estado; quienes aspiran a un cargo de elección popular afinan estrategias, “suman” adeptos a su causa, o mejor dicho, en la mayoría de los casos creen sumarlos; se perfilan alianzas, se habla de “gobiernos de coalición”, por ahora solo de intereses de grupos y partidos; el árbitro electoral tan desgastado y tan dependiente de las “cuotas” y los cuates intenta blindar el proceso sin conseguirlo; el INE es rehén de sus complicidades; lo mismo sucede con los responsables de impartir justicia electoral y no se diga de la FEPADE, entidad dedicada a encubrir todo tipo de trapacerías, del color que sean y así provengan de Odebrecht, del crimen organizado o de los mismos actores partidistas.
Los partidos y sus dirigentes, es difícil asumirlos como líderes, se encuentran ya inmersos en el inmediatismo de la disputa por la repartición de candidaturas, desde los morenos hasta los tricolores, pasando por la “vela perpetua”, los amarillos, los discípulos de Raúl Salinas, incluyendo los que se presentan como “ciudadanos en movimiento” y los independientes que de independientes no tienen nada, también responden a grupos de interés, que los alientan y proveen de recursos en “cash”; o de forma ilegal e inmoral como el autonombrado “Bronco”, hacen uso de los recursos del estado que en mala hora llegaron a gobernar. Todos sin excepción están en lo mismo, la obtención del poder por el poder.
A lo anterior hay que agregar el divorcio, la enorme brecha, el abismo que separa a la llamada “clase política” de la sociedad. Los políticos confunden el inmediatismo de la manipulación asistencial con la suma de voluntades a una causa; se promueven actos de adhesión donde la incondicionalidad es producto de la necesidad de mantener un puesto, una “plaza”, un lugar en la nómina, un apoyo. ¿Cuántos hay en los gobiernos de todas las siglas partidistas que se regodean por “haber llegado” a un cargo público pensando que el pueblo no tiene memoria? Hoy por hoy, los grandes sectores sociales no creen en los políticos o por lo menos dudan, son escépticos frente a sus promesas, sus visiones sobre la realidad. El pueblo tiene hambre, no solo en el sentido literal, sino también de mejores gobiernos.
En este contexto, haciendo caso omiso de la necia realidad que los rechaza, los “cuadros” de los partidos están enfrascados en sus luchas interpartidistas; tal vez el caso más patético es el del partido fundado por Gómez Morín; el alguna vez ligado y en cierta forma identificado con algunas formas de moralidad política; al día de hoy, es la inmoralidad, la desfachatez, el abuso, la prepotencia, la vuelta al pasado, el signo distintivo de los Calderón, Moreno, Anaya, Corral, Yunes y los que se acumulen en los siguientes días. Decidido de hacerse de la candidatura a la presidencia del PAN y luego del “Frente”, Ricardito Anaya, el niño Fidencio de la Mafia Azul, no repara en gastos –que obviamente no provienen de su “fortuna” personal- para bloquear a Margarita Zavala, a través de quien, el Comandante Supremo de la “Band of Brother’s” pretende reelegirse al frente de las “Instituciones Nacionales” que en mala hora le entregó el fraude electoral. La lucha será cruenta, en medio se cruzan los demás interesados, desde el que fingió demencia con el tema de los huachicoleros, hasta el “demócrata” que acostumbra empujar y ofender reporteras que no le son funcionales, pasando por supuesto por el veracruzano que pretende, además, convertir la “silla de Jalapa” en una monarquía hereditaria en primer grado sanguíneo –si Cosío Villegas viviera se volvería a morir-.
En Morena todo parece estar consumado en lo que a candidato presidencial se refiere; siguiendo con lo que aconseja el librito, Andrés Manuel ya se fue a dar su “baño” de latinoaméricanismo visitando varios países, incluyendo por supuesto Chile, parada obligada de todo “revolucionario” de izquierda que se precie de serlo; no se sabe si en tal periplo lo acompañaron, Korrody, Bartlett, Cué, y demás joyas de la izquierda alternativa.Donde las diferencias están por resolverse es en la definición de la candidatura en el alguna vez “México Distrito Federal” versión Chava Flores; Sheinbaun, Monreal, Batres y el colado de Delgado, libran una campal por quedarse con el casi seguro negocio de los moto taxis, segundos pisos, drenaje profundo y la muy posible y redituable línea 13 del metro; las demás postulaciones se definirán al clásico y tradicional estilo impuesto por el PRI desde el siglo pasado.
Y hablando del “dedazo”, del PRI y del siglo pasado; pasada la Asamblea Nacional de este partido; las cosas no pudieron salir mejor para el presidente Peña, su líder máximo, primer priista de la nación; los amagos de “rebelión” quedaron en algo menos que “buenas intenciones” por hacerse de una candidatura; los famosos candados se abrieron al gusto de quien será el gran elector; lo hemos dicho y la necia realidad lo confirma, la mayor fortaleza y a la vez debilidad del PRI está en su disciplina a rajatabla; quien lo dude que no se “haga bolas”, el candidato presidencial del partido fundado por don Plutarco, lo decidirá Peña Nieto; no importa que su nivel de aceptación social, popularidad en término comunes, esté en menos 19%; no importa que el país se le esté deshaciendo entre las manos, que la cocina se esté incendiando; es el estilo, la tradición, lo mismo y lo de siempre, es “totalmente PRI”. De los demás partidos hay poco que decir, salvo que ocurra una “aparición” en el Sol Azteca, este y los demás partidos están –al día de hoy- a tener una presencia testimonial y de comparsas.
Como se advertirá, los dados ya están cargados en los partidos; habrá que esperar los tiempos formales…
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?