A cinco años de su nacimiento en el contexto de la pandemia, la asociación civil En el semáforo se aprende mantiene presencia activa en calles y plazas de Querétaro, donde brinda acompañamiento educativo a niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad, migración o exclusión escolar. A través del voluntariado y el trabajo comunitario, la organización busca garantizar el acceso a una educación gratuita y evitar la deserción escolar en sectores históricamente marginados.
“Nosotros, nuestra misión es ser un acompañamiento educativo para los niños, niñas y adolescentes que por temas de vulnerabilidad, migración o diferentes escenarios se les dificulta el acceso a la escuela y velar por que sea gratuita para ellos”, explicó Jemima Peláez, presidenta de la asociación. Señaló que el proyecto surgió como respuesta a la ausencia de espacios educativos durante la pandemia y se ha sostenido gracias al trabajo voluntario y al vínculo directo con las familias.
El acompañamiento educativo se materializa en actividades de regularización académica, clubes de tareas y dinámicas lúdicas enfocadas en la lectura, la escritura, las matemáticas y las ciencias. “Tenemos tres puntos distintos aquí en el centro de Querétaro (…) hacemos como un club de tareas, los sábados hacemos actividades de promoción de la lectura, ciencias, matemáticas, los llevamos a museos”, detalló Peláez, al subrayar que el objetivo es que las infancias no pierdan el interés por estudiar y encuentren en la educación un sentido de pertenencia.
Actualmente, la asociación opera puntos de atención en el Mercadito Artesanal, Plaza Fundadores y Plaza de Armas, en el Centro Histórico de Querétaro, además de contar con presencia en Amealco, Jalpan y Tequisquiapan. De manera indirecta, también brinda apoyo a niñas y niños que han sido víctimas del feminicidio de sus madres, a quienes acompañan con material educativo y respaldo comunitario.
En términos numéricos, En el semáforo se aprende llegó a acompañar a cerca de mil 500 niñas y niños durante los años más críticos de la pandemia, incluso con actividades replicadas en otras ciudades y países. En la actualidad, la asociación mantiene un padrón aproximado de 220 alumnos, de los cuales alrededor de 100 participan de forma constante en las actividades educativas que se realizan cada viernes y sábado en distintos puntos del estado.
Al hacer un balance del trabajo realizado durante 2025, Peláez identificó como uno de los principales retos la deserción escolar asociada a la migración y a las condiciones familiares. “Sabemos que los entornos de los papás y las necesidades son distintas, pero con el niño tratamos de que al menos la lectura y la escritura la adquieran”, afirmó, al destacar que el amor por las letras y los libros se ha convertido en una de las luchas centrales de la asociación.
Durante el año, la organización participó en espacios culturales y educativos como el Hay Festival y el Día de la Alfabetización. En este último, realizaron actividades que vincularon la lectura con la preparación de alimentos, como una estrategia didáctica para acercar a las infancias al hábito lector.
Finalmente, la presidenta de la asociación advirtió que las infancias en situación de calle continúan enfrentando problemáticas estructurales como la violencia familiar, el alcoholismo, la drogadicción y la maternidad infantil. “Son niñas que les ha tocado maternar y siendo niñas empiezan a ser mamás”, expresó. Frente a este panorama, En el semáforo se aprende proyecta para 2026 fortalecer la formación en valores, el reconocimiento de las lenguas originarias y la creación de espacios seguros donde la educación funcione como un acto de acompañamiento y contención social.





