En el Bajío, donde la política se cocina con datos, trabajo y resultados —no con sentimentalismo ni shows de cortina de humo— el PAN volvió a confirmar que sigue siendo la columna vertebral de la oposición seria en México. Mientras Morena y la Presidencia desempolvan a López Obrador para tapar el desastre del Miss Universo, la intentona fallida de criminalizar a los LeBarón con la Ley de Aguas y el penoso montaje contra el “movimiento del sombrero” encabezado por la viuda de Carlos Manzo, Acción Nacional hace lo que la República necesita: orden, estrategia y responsabilidad.
En Querétaro el panismo no improvisa: construye.
Y la Asamblea Nacional lo dejó claro: dieciséis queretanos ya integran el Consejo Nacional, un bloque que ningún estado del Bajío ha logrado reunir con tal fuerza. No es accidente; es la consecuencia natural de un proyecto político que funciona, crece y se respalda en hechos, no en discursos.
Porque el panismo queretano tiene algo que hoy escasea en la política mexicana: liderazgos que no necesitan gritar para gobernar.
Mauricio Kuri se consolidó —sin buscar reflector, sin culto personal— como el mejor gobernador panista de México. En un mapa nacional saturado de simulación y gobiernos que justifican más de lo que gobiernan, Kuri sostiene estabilidad económica, inversión, seguridad relativa y administración profesional.
Su sello es claro: resultados, no excusas.
No dramatiza, no inventa enemigos, no se refugia en conspiraciones.
Administra, alinea, construye.
Esa sobriedad política lo volvió el pastor del rebaño azul, el referente que hoy sostiene al PAN en medio del desgaste de otros bastiones. Y explica por qué Querétaro fue el estado con mayor avance y mayor peso en la Asamblea Nacional.
A ese andamiaje se suma Felifer Macías, ya no como promesa sino como uno de los alcaldes mejor evaluados del país. Con aprobación alta, estructura sólida y un gobierno que mezcla eficiencia con cercanía, Felifer recuperó algo que el PAN había desperdiciado en otras plazas: territorio y confianza.
No es un alcalde de escritorio ni un político de simulación. Sale, atiende, resuelve.
Por eso su llegada al Consejo Nacional no es trámite: es un mensaje directo sobre el 2027.
Felifer encarna la nueva generación panista: técnica donde se requiere, política cuando es necesario, territorial por convicción.
Es continuidad legítima, no dedazo.
Es relevo natural, no imposición.
El panismo queretano encontró en él al operador y sucesor de un proyecto que sí funciona.
Hoy el Bajío azul está firme.
Querétaro está arriba.
El PAN tiene rumbo, método y liderazgos reales.
Mientras allá enfrente improvisan campañas con veladoras, sombreros y distractores, el panismo queretano afila gobierno, estructura y sucesión.
En política, como siempre, gana quien construye… no quien actúa.
Colofón: La UAQ levanta la voz
La Universidad Autónoma de Querétaro no cerró el año con ceremonias decorativas: lanzó una advertencia seria para 2026. Su secretario particular, Iván Nieto Román, habló de un año marcado por “amplia carga informativa” y riesgo de una “infodemia negativa”.
Traducido: propaganda, manipulación y guerra narrativa desde el poder.
La rectora Silvia Amaya Llano fue más frontal: exigió verificación, responsabilidad y ética informativa; pidió no permitir que ningún gobierno —local o federal— secuestre la agenda pública. Reconoció algo que muchos evaden: sin prensa libre, la labor universitaria queda incompleta.
El mensaje pesa porque llega en un país donde el oficialismo intenta imponer un relato único: el mismo que persigue a los LeBarón, que trató de silenciar el escándalo de Miss Universo, y que hoy usa a López Obrador como distractor ante el desgaste de Claudia Sheinbaum.
Querétaro, en cambio, se alinea con ese llamado: gobierna con datos, no con dogmas; exige pensamiento, no obediencia.
Y ahí vuelven a aparecer los nombres clave:
Mauricio Kuri, el gobernador mejor evaluado del panismo;
Felifer Macías, uno de los alcaldes con mayor aprobación del país.
En tiempos donde el poder exige sumisión, la universidad pidió criterio.
Y Querétaro, por fortuna, todavía sabe pensar.
A chambear.
@GildoGarzaMx








