Con un total de 65 piezas, 35 artistas llegaron a la galería principal del Centro de las Artes de Querétaro en la muestra “Variaciones líquidas”, coordinada por Gustavo Villegas, quien en esta ocasión deja ver que la acuarela se ha convertido en una herramienta íntima y personal para registrar la observación del mundo y hace patente que crear es un acto de confianza en uno mismo, en el proceso y en lo que aún no se ve.
Por ello, en la exposición, inaugurada por la secretaria de Cultura del estado, Ana Paola López Birlain, cada una de las obras que la conforman participa de la tradición de la acuarela, reafirmando la vigencia y la profundidad de una técnica que, aunque aparentemente sencilla, exige dominio y entrega.
Variaciones líquidas reúne el trabajo de los artistas que, a lo largo de un año, exploraron la técnica de la acuarela y su potencial expresivo, en un recorrido colectivo que representa un proceso de aprendizaje, experimentación y crecimiento personal, en el que cada participante encontró su propia voz dentro de un mismo lenguaje visual.
De acuerdo con Villegas, el punto de partida fue el desarrollo de un rapport o patrón infinito, y al inicio el desafío generó dudas y temores similares a los que provoca el lienzo en blanco, por la incertidumbre de no saber a dónde se llegará; sin embargo, con acompañamiento y confianza, los grupos del taller de fueron superando esas inseguridades y descubriendo el placer de ver cómo sus diseños se repetían, se expandían y cobraban vida.
El artista visual comenta que algunos de esos patrones incluso fueron impresos en tela, permitiendo a los autores apreciar la materialidad y la fuerza artística de su trabajo.
Posteriormente, las y los talleristas se adentraron en el proyecto de elaborar el libro de artista, una obra plástica en sí, un espacio donde las páginas se convierten en soporte para experimentar con imágenes, textos y materiales, integrando arte y narrativa en un solo objeto, proceso del cual surgieron dos cuentos infantiles, ampliando las posibilidades narrativas de la acuarela.
Gustavo Villegas señala que a través de cada ejercicio, los estudiantes aprendieron que la acuarela exige paciencia, precisión y entrega, ya que su transparencia, limpieza y luminosidad no permiten ocultar el error.
