- El luto por Sergio Arturo Venegas Ramírez
- Su primicia en NYT, El Post y Wall Street
- Primera exclusiva el secuestro de El Jefe
- Homenaje de López-Dóriga y Riva Palacio

Eso escribió nuestro entrañable amigo Joaquín López-Dóriga de Sergio Arturo Venegas Ramírez, director editorial de PLAZA DE ARMAS, al que conoció desde niño y a quien, contra toda lógica, le dedicamos hoy el cabezal de luto que prometió guardar, como debió ser, para el autor de esta columna. Fue la primera y última vez que no cumplió un acuerdo con su jefe. El sábado le dimos el último adiós.
Foto: Sergio A. Venegas Alarcón
Era para mí.
Este cabezal de PLAZA DE ARMAS en negro no debería de haberse publicado hoy. Sergio Arturo Venegas Ramírez, El Armero, me prometió que sería para su padre.
Ese era el acuerdo.
Me lo dijo un día cuando, a la muerte de un antiguo amigo, le propuse hacerle ese homenaje en declaración de luto. No, me respondió nuestro director editorial, que ese cabezal en negro lo reservaría para el director general. Ese era el trato.
Hasta el sábado que cumplió 55 años y el destino nos cambió los planes, casi dos meses después de una delicada operación quirúrgica.
Atrás quedaba una larga historia del periodista queretano que ganó muchas exclusivas, sobre todo la de la recaptura de “El Chapo” Guzmán el 8 de enero de 2016, replicada por los principales medios impresos y electrónicos de comunicación de México y el mundo, incluidos los gigantes de Estados Unidos: The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal, con el crédito de nuestro periódico.

Antes, en la madrugada de 15 de mayo de 2010, desde el recién nacido portal de PLAZA DE ARMAS, dio la primicia del secuestro del excandidato presidencial Diego Fernández de Cevallos, que nuestro entrañable amigo Joaquín López-Dóriga le hizo saber a Felipe Calderón Hinojosa y éste a José Calzada Rovirosa. Ni el presidente de México ni el gobernador de Querétaro lo sabían.
Sergio Arturo nació periodista.
Por eso sus brillantes coberturas en el Vaticano y la única entrevista concedida por el vocero papal Federico Lombardi en el cónclave para elegir a Francisco.
Sergio Arturo comenzó a publicar su columna Plaza de Armas hace casi 30 años en el diario Noticias y más tarde en la revista Milenio y en Excélsior, cuando fue jefe de información de ese periódico y de todo el grupo Imagen, en donde además transmitía el programa Desde la Redacción.

Foto:Armando Venegas Ramírez
También trabajó muchos años al lado de Jorge Fernández Menéndez en El Nacional y en MVS como coordinador de noticiarios.
Fundó con nuestra familia y amigos PLAZA DE ARMAS, El Periódico de Querétaro, pero también el Milenio de Xalapa, del que fue primer director y a cuya inauguración acudimos junto con nuestro amigo Federico Arreola, entonces mano derecha del dueño, don Francisco González.
En Querétaro, donde nació el 14 de noviembre de 1970, hizo mucha radio con Joaquín San Román y Andrés Estévez (+) en EXA y ACIR, con nosotros en Integra 92.7 de Jacqueline Caballero y al final en RR de José Luis Rodríguez Aguirre en el programa de Daniel Almanza, tan queridos y solidarios todos.
Abro paréntesis para agradecer las múltiples expresiones recibidas con motivo de la dolorosa ausencia de El Armero así como las notas y comentarios publicados por Diario de Querétaro, Noticias, AD (antes AM), Publimetro, por Mario León Leyva, Luis Montes de Oca, Miguel Ángel Flores, los señores Hernández Yáñez y Braulio Hernández, entre otros.

Foto: Fernando Trejo
Especialmente, sin demérito de tantas condolencias reconfortantes para mi Nena, la familia y el que esto escribe, quiero destacar la misa dedicada por el arzobispo de Durango, don Faustino Armendáriz y las de los padres de El Rayo y San Roque de Querétaro; la presencia de Mariano Palacios y Ana, los mensajes publicados -urbi et orbi- por Joaquín López-Dóriga en su plataforma y redes, así como el epígrafe de Raymundo Riva Palacio en la columna de este lunes, además de los abrazos de Pepe Fonseca, Carlos Almada y Chava Rojas, conocedores en carne propia de este inexplicable y antinatural dolor que hoy pone de negro nuestro cabezal que era para mí… y El Armero incumplió nuestro acuerdo.
¡Porca miseria!

Foto: Fernando Venegas Ramírez




