En Querétaro estamos frente a un momento decisivo. Las tensiones que vivimos alrededor del agua no son simples coyunturas; son señales de que el modelo con el que crecimos llegó a su límite. Y precisamente por eso, hoy más que nunca necesitamos mirar de frente la realidad, escuchar a todos los sectores y construir juntos un camino distinto.
Dentro de este esfuerzo, la industria no solo es importante: es indispensable. No es un actor que debe verse con sospecha, ni un sector al que convenga etiquetar como responsable único de la presión hídrica. Al contrario: la industria es parte fundamental de la solución. Es un sector que innova, invierte, recicla, trata, mide, monitorea y, sobre todo, tiene la capacidad técnica y financiera para acelerar la transición hacia un modelo moderno de gestión del agua.
Durante los diálogos que hemos sostenido en el marco de la construcción del Programa Hídrico Estatal, una verdad se repite: cuando gobierno, industria y ciudadanía trabajan de forma corresponsable, el resultado es un Querétaro más resiliente, más competitivo y con mejores garantías de futuro.
La industria ha demostrado disposición, preocupación legítima por la certidumbre regulatoria y un compromiso real por participar en soluciones. Sus retos —como la claridad en las concesiones, la necesidad de reglas equitativas o el acompañamiento en la transición normativa— no son obstáculos; son puntos de partida para construir acuerdos duraderos.
Hoy el Estado tiene la oportunidad histórica de pasar de la reacción a la planeación. Una planeación hídrica que integre recarga, reúso, eficiencia, infraestructura estratégica y una regulación moderna. Y para lograrlo, necesitamos a la industria del mismo lado de la mesa, no como invitada ocasional, sino como aliada estratégica.
Como Presidenta del Consejo Consultivo del Agua, creo profundamente en la corresponsabilidad. Ningún sector, por sí solo, puede resolver la complejidad que enfrentamos. Pero cuando sumamos experiencias, tecnologías, recursos y visión, el panorama cambia. La gobernanza se fortalece. La confianza crece. Los proyectos se vuelven posibles.
Querétaro tiene todo para ser un referente nacional en gestión hídrica.
Y la industria será una pieza clave para lograrlo.








