Tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, y otros recientes hechos violentos en el país, el vocero de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril, hizo un llamado a reconocer la realidad de violencia que enfrenta México y a trabajar desde la sociedad y el gobierno por la paz. “La realidad es que en México hay violencia y en México hay muerte. La sangre de los mexicanos se sigue derramando en unos lugares de una manera más intensa que en otros”, expresó.
Durante una rueda de prensa, lamentó que la inseguridad haya provocado miedo entre la población y afectado la vida cotidiana de las familias. “El pueblo tiene miedo porque recibe distorsiones, amenazas, muerte, y muchas veces es la sangre inocente la que se derrama”, señaló. En ese sentido, consideró necesario “repensar el mundo y repensar la vida”, ante la normalización de la violencia y el riesgo que implica denunciar. “Hoy día hablar, denunciar; para mucha gente se ha vuelto tan violenta como prever su propia muerte. La denuncia es firmar casi la sentencia de muerte”, advirtió.
El vocero diocesano subrayó que la Iglesia Católica en Querétaro impulsa un plan pastoral enfocado en la construcción de la paz a corto, mediano y largo plazo. “Los ciudadanos tienen derecho a vivir en paz, tienen derecho a estar seguros y los gobiernos tienen la responsabilidad de garantizar la paz”, sostuvo. Agregó que la tarea de los fieles comienza en el hogar: “Nos toca empezar por la familia, orar por la paz en familia, inculcar los valores de la paz. Como dice el Papa Francisco, la paz hay que construirla de una manera artesanal; se hace mano a mano, de una manera paciente y labrada”.
Asimismo, hizo un llamado a las instituciones —religiosas, educativas y sociales— a promover una cultura de reconciliación. “Nos toca hacer a los ciudadanos agentes de paz, agentes de reconciliación. Desde los niños hasta los jóvenes, todos debemos formarnos en la paz y para mantenerla”, puntualizó. Sobre el papel de las autoridades, afirmó que “al gobierno le toca frenar la violencia, resolver y esclarecer los móviles de los asesinatos, y restablecer la justicia”.
Lara Becerril lamentó los asesinatos recientes ocurridos en Michoacán, incluyendo los del alcalde Carlos Manzo Rodríguez, el defensor ambientalista Homero Gómez y otros funcionarios locales. “Lamentamos profundamente la muerte de todos ellos y oramos por el descanso eterno de sus almas. Nos unimos al dolor de sus familias”, expresó. También subrayó que la violencia deja víctimas en ambos lados: “Los asesinos también tienen una familia, un padre y una madre que sufren el deceso de sus hijos”.
El vocero reconoció además la preocupación de la Iglesia por el distanciamiento de los jóvenes y su vulnerabilidad ante el crimen organizado. “La participación de los jóvenes en la Iglesia ha sido muy poco participativa; se han alejado por diversos motivos, principalmente por el mundo materialista y hedonista”, explicó. Añadió que muchos jóvenes son atraídos por “el dinero fácil y rápido”, por lo que los exhortó a soñar con un futuro diferente: “Más allá del dinero y el bienestar momentáneo, existe una vida, una familia, una sociedad con valores. Los jóvenes que han soñado en grande han llegado a ser grandes; los que han soñado poco, han llegado en poco”.





