“Priísta” es un nombre que no se reduce a quien tiene credencial del PRI, sino a quienes practican la cultura del priísmo. Después de todo durante más de medio siglo los priístas impusieron y contagiaron a todos los participantes de la vida pública en su cultura política. No vayamos muy lejos, Morena está invadido de priístas, su prócer fue líder del PRI en Tabasco.
¿Cuáles son algunos rasgos de esa cultura priísta? El priísmo no solamente se distinguía por su discurso, sino por una serie de acciones, imágenes, símbolos, que enviaban mensajes indirectos; a los que se sumaban silencios muy elocuentes. El primer informe de la Presidenta es un ejemplo de la cultura priísta que sigue vigente. Su análisis, en consecuencia, tiene que partir de la traducción de las señales y expectativas muy priístas de la Presidenta. Veamos.
Los asistentes, se afirma, eran trecientos, el mismo número de heroicos espartanos que detuvieron al poderoso ejército persa, estos asistentes estaban muy lejos de esa heroicidad, a la menor provocación estallaban en una salva de aplausos. Me pareció presenciar un mitin priista; lo único que faltó fueron las matracas. A Adán Augusto López y a Andrés, mejor conocido como Andy López Beltrán, los enviaron hasta la quinta fila, ya no les dieron trato preferencial. La Presidenta mostraba su molestia porque los dos han estado involucrados en escándalos.
Los silencios también tuvieron su letra chiquita para los morenistas. Para presidentes de otros partidos, el informe era una oportunidad para que el Ejecutivo asumiera su función de brújula ética y prudente en los debates y controversias que se imponían en ese momento. En el presente, el rechazo al llamado de austeridad y de medianía Juarista, pisoteada y burlada por destacados morenistas, no le merecieron ni una palabra. Simplemente no quiso contradecir las excusas de los gastalones, que afirmaban tan campantes que sus despilfarros lo hacían con su dinero.
Otro gran tema había sido el fracaso de la razón misma de la política como el mejor instrumento para resolver pacíficamente los conflictos; la bronca en el Senado, tampoco le mereció un llamado de atención. Silencio que es un voto de aprobación al rechazo al diálogo y al civismo en la relación con los opositores. El informe de la Presidenta fue la peor versión de la cultura priísta.
Mis amigos morenistas están enfadados conmigo, afirman que estoy obnubilado, que nunca destaco al menos una cualidad de la personalidad de la Presidenta. Tienen razón y ahora quiero redimirme. Es impresionante el control que tiene de sus emociones. Eso de decir que en México ya se terminó la corrupción y que no le haya venido un ataque de risa, habla de un dominio de sí mismo realmente impresionante. Servidos.







