Virginia Hernández Vázquez
Hay historias que duelen incluso si no conoces a quienes las vivieron. La de Mitzi es una de ellas.
Todos hemos escuchado historias. Amigos que se subieron a un coche con alguien que había tomado. Jóvenes que pensaron que era solo una copa. Conductores que no midieron el riesgo hasta que ya era demasiado tarde. Las anécdotas sobran y los resultados: devastadores.
Hace apenas unos días, dos jóvenes perdieron la vida por culpa del alcohol y la velocidad. Una conductora en estado de ebriedad embistió a un automóvil en Calzada de los Arcos. El impacto fue tan fuerte que el coche fue arrastrado hasta uno de los pilares del Acueducto, un emblema histórico . En ese auto viajaba Mitzi. Iba como copiloto. Murió en el lugar. Su pareja Martín, falleció tres semanas después en terapia intensiva. La responsable fue detenida, pero eso no cambia nada para quienes perdieron a una hija, una amiga, una pareja.
Mitzi tenía 27 años. Tenía sueños, planes, un futuro que le pertenecía. Tenía personas que la amaban profundamente. Pero alguien decidió mezclar alcohol con volante. Y en cuestión de segundos, terminó con todo eso.
¿Cuántas historias más vamos a leer antes de entender que esto está mal? ¿Cuántos nombres más vamos a sumar a esta lista antes de tomar decisiones diferentes?
Es momento de hacernos responsables. Esta columna no es una condena. Es una reflexión. Porque no basta con lamentarlo en redes. Porque las decisiones que tomamos en segundos pueden cambiar vidas para siempre. Porque decir “no pasa nada” ya no puede ser parte de nuestra cultura.
¿Qué nos toca como jóvenes?
Nos toca asumir que divertirnos no puede costar vidas. Nos toca reconocer que manejar es un acto de responsabilidad, no de impulso. Nos toca cuidar a quienes queremos, incluso cuando eso signifique decir “hoy no manejas”. Ser joven no es sinónimo de invencible. Ser joven es tener la oportunidad de construir el futuro, no de destruirlo por una noche.
Desde la Secretaría de la Juventud, trabajamos todos los días para que estas tragedias no se repitan. A través de campañas como “No te la juegues” que incluye talleres de prevención en preparatorias y universidades, charlas con jóvenes en espacios públicos, colaboración con organizaciones civiles y capacitación a personal de bares y antros para identificar riesgos, promoción de acciones como conductor designado, de este modo, en Querétaro hoy estamos construyendo una cultura de autocuidado y conciencia.
Porque sí, los datos son claros y dolorosos: los accidentes viales están dentro de las primeras causas de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años, según el INEGI (2024). Es una realidad que nos exige actuar, no sólo reaccionar.
La historia de Mitzi no puede ser solo una más. No puede quedarse en el olvido ni volverse “parte de la estadística”. Detrás de cada volante hay una decisión. Y esa decisión puede salvar o quitar una vida.
Hoy, desde el Gobierno del Estado y SEJUVE, alzamos la voz. Por Mitzi. Por su familia. Por Martín. Por todas y todos los jóvenes que han perdido la vida en accidentes viales evitables. Porque ninguna ley, ningún castigo, ninguna disculpa le devolverá a sus padres, a su hija, a su pareja el amor de su vida ni a Querétaro la tranquilidad que se rompió esa madrugada.
Esta columna es una invitación a cuestionarnos. A cambiar hábitos. A decidir distinto. Porque sí, vivir intensamente también es vivir con responsabilidad.
Porque no se trata de prohibir, queremos que se diviertan, sí, pero con responsabilidad.
No seamos la generación que lo supo todo… demasiado tarde.
Desde SEJUVE, seguiremos trabajando todos los días por una juventud que se cuida, que cuida a los demás y que entiende que vivir con responsabilidad también es un acto de amor.







