Hay visitas que, aunque se cubran con bordados florales y se acompañen de danzas tradicionales, no alcanzan a maquillar lo que realmente son: una pausa, una tregua, una parada obligada frente a la realidad. Claudia Sheinbaum llegó a Querétaro como presidenta de la República, sí, pero dejó fuera la arrogancia que marcó al obradorismo. Vino con pasos medidos, sin estridencias. No fue un gesto de cortesía, sino un acto de contención.
No vino por convicción, sino por necesidad.
En Amealco encabezó la entrega de recursos del FAISPIAM a comunidades indígenas y afromexicanas. El acto federal tenía toda la forma, pero poco fondo. Tras bambalinas, el verdadero mensaje se tejía en otro tono: Mauricio Kuri no solo la recibió, le marcó el ritmo. Le recordó que en Querétaro no se obedece a consignas, se gobierna con autonomía.
Aquí no se subordina nadie: se coordina, y sólo cuando conviene.
Con una frase sobria y precisa, el gobernador sentenció: “Aquí colaboramos”. Porque en Querétaro no gobierna Morena, ni se normaliza la mediocridad, ni se justifican los fracasos con discursos de barricada. Aquí, pese a las campañas permanentes de Luis Alcalde, Noroña y los ‘#Qrodiadores’, el trabajo y el orden no se han soltado.
La foto oficial no muestra una visita de Estado. Muestra a una presidenta replegada, que vino a contener el desgaste de MORENA y no a imponer narrativa. Pero la realidad la alcanzó: en pleno evento, una cartulina levantada por ciudadanos decía “Mauricio Kuri, Amealco contigo”. Desde la oficina de comunicación presidencial intentaron, sin éxito, ocultarla. Esa imagen incomodó. Y mucho.
A la frialdad institucional se sumó la ausencia operativa: Morena dejó sola a su presidenta. Mientras Sheinbaum encabezaba el evento en tierra otomí, sus operadores andaban en campaña por San Juan del Río. Y para agravar más el escenario, un día antes, fue removido Pablo Gómez de la Unidad de Inteligencia Financiera. No fue casualidad. Es una señal. Sheinbaum intenta desmarcarse del lopezobradorismo duro, ensayar su propio libreto. Pero para eso necesita institucionalidad. Y Querétaro.
Hoy, el estado es una pieza clave en el tablero nacional: más de 550 empresas estadounidenses, 600 millones de dólares de inversión entre 2020 y 2022, y más de 100 millones en lo que va del año. No es el “estado fifí” que desde Palacio Nacional se denostaba. Es el bastión funcional de un país que aún cree en la ley, el trabajo y el mérito.
La presidenta no dijo nada nuevo. El mensaje lo dio el suelo que pisó. Aquí no se improvisa. Aquí se gobierna.
Mientras tanto, en un costado del escenario, la gente de Gilberto Herrera Ruiz hacía su parte: manchar. Llegó con su grupo de choque, encabezado por la exregidora Domitila Lira Arreola, ataviada con cinturón Gucci y sombrero de cebra. Si eran originales, estamos hablando de más de 300 mil pesos en ropa; si eran piratas, alguien debería explicar por qué Morena puede pasearse con falsificaciones sin consecuencia.
Gilberto ya no convoca. Apenas 200 simpatizantes estatales lo siguen. Esta semana quiso golpear al gobernador Kuri con el tema de unas propiedades adquiridas antes de su carrera política. Pero olvidó mencionar las suyas. Y, por supuesto, omitió los contratos millonarios entregados a empresas de su entorno como ECO-Ingeniería, WINET, AGD Innovation o YUN Servicios. Más de 2,500 millones de pesos desviados cuando fue rector de la UAQ.
Fue exhibido por su famoso aerogenerador inservible. Una obra inútil que también forma parte de las investigaciones en curso. Y lo que viene —dicen fuentes federales— no será menor.
Su participación en Amealco no sumó. Todo lo contrario. Fue el único que llegó a ensuciar lo que debió ser un acto institucional. Mientras el PAN y el Partido Verde sostenían el orden, él apostó al sabotaje.
El radicalismo se reduce cada vez más a ruido en redes, sin arraigo, sin fuerza.
Querétaro no se arrodilla.
Querétaro gobierna.
Y ni los gritos de Noroña, ni la edecán del partido, ni el regidor con nexos turbios, podrán con una ciudadanía que los rechaza.
TikTok, Facebook y Twitter no ganan elecciones. La realidad, sí.
Colofón
En el caso del mercurio en la sierra queretana, hay dos actores bien identificados, son los que por años manejan el escenario: el narcotráfico… y el diputado federal Gilberto Herrera Ruiz. Tanto la SEMAR como la Sedena tienen ya datos e investigaciones serias. ¿A qué le teme Gilberto? ¿Por qué sus operadores y medios desvían la atención culpando a otros? ¿Se adelantó a lanzar una campaña para ponerse la vacuna antes de que estalle el escándalo?
Esos delitos los investiga la federación, no el estado.
¿Por qué jamás el diputado federal denuncio?
Hasta para inventar enemigos, Morena perdió la creatividad.
A chambear.
@GildoGarzaMx





