Con una primera parte muy melancólica, en una etapa marcada por la depresión y la ruptura, Aitana abre este viernes su ‘Cuarto azul’, un disco de búsqueda en lo musical y personal en el que la catalana se expone como nunca, como una continuación de su controvertido documental ‘Metamorfosis’.
“De todo lo que se dijo (tras el documental), a mí lo que más me dolió fue lo de mi padre”, se sincera en una entrevista con EFE, ante quienes criticaron cómo se desarrollaba su carrera y en concreto la preparación de este álbum, sobre todo cuando su propio padre le comentaba que no veía ningún éxito.
En ese sentido, ella lo tiene claro: “Es que yo quiero que mi padre me diga que no escucha una canción buena (si no la hay), porque es el tipo de comunicación muy real que tenemos”.
Fue a él al que llamó cuando en noviembre se dio cuenta de que le pasaba algo. “Le llamé y le dije que quería ir al psiquiatra, que no me podía levantar de la cama. Vino corriendo y avisó a todo el equipo que daban igual los contratos: ‘Mi hija no va a hacer nada en este mes para curarse y, si no se cura en un mes, los 234 que hagan falta’”, rememora.
Será el público el que determine si convierte en “hits” los 19 cortes que amueblan este cuarto álbum de estudio de entre las 70 maquetas que acumuló, con colaboraciones de Myke Towers, Jay Wheeler, Danny Ocean o Ela Taubert, entre otros.
“Para mí es el más importante, porque es la primera vez que salgo de mi zona de confort; me he exprimido al cien por cien y no sé qué más hacer”, señala tras haber colaborado con muchos más productores que solo Andrés Torres y Mauricio Rengifo, como en los exitosos ’11 razones’ (2020) y ‘Alpha’ (2023), entre ellos, Davide Rossi, colaborador habitual de Colplay.