Rubén Cortés
El golpe al Estado de Derecho fue demoledor: por decreto, la 4T se transfirió a sus cuentas el dinero de los fideicomisos del Poder Judicial, aun tener sin el aval del Consejo de la Judicatura Federal. Ahora no hay dinero para indemnizar a los jueces cesados.
Aunque dentro de tres meses el Poder Judicial será oficialía de partes de Morena, López Obrador no deja de recordar que la ministra presidenta Norma Piña se negó a acatar sus órdenes, como sí las acató Arturo Zaldívar.
López Obrador dijo detestar los fideicomisos. Pero sólo aquellos de donde no pudo sacar dinero. Antes de sentenciar al del Poder Judicial, eliminó 109, que le dieron, apenas en su segundo año de gobierno, 68 mil millones de pesos: jamás se supo de ese dinero.
Durante aquella razzia, no tocó los 20.5 millones de los fideicomisos del Poder Judicial, pues el ministro presidente entonces era su aliado Zaldívar, y le dejó para uso discrecional los recursos de los que este gobierno ya se apropió el viernes.
Pero López Obrador tiene fascinación por los recursos de otros. No olvidemos que limpió el Fonadín, creado por Felipe Calderón, pero del cual tomó sin sonrojos los 23 mil millones que tenía, para comprar la quebrada refinería de Deer Park en Houston, Texas.
Y, en su campaña electoral, creó un fideicomiso para apoyar a damnificados por los dos sismos de 2017, del cual 70 personas sacaron 64,5 millones en cheques, aunque ninguno era damnificado: todos eran de Morena. Resultó un asalto al descampado.
Tras el sismo del 19 de septiembre, Morena creó el fideicomiso “Por los demás”, con número 73803, en Banca Afirme, según anunció boletín 017-285 del 3 de octubre de 2017, ya iniciada la campaña presidencial del futuro mandatario.
El hoy partido gobernante reunió 78,8 millones de pesos, de los cuales 44,4 millones fueron en efectivo y nunca se conoció quiénes los aportaron. Hasta el 31 de mayo de 2018, un total de 70 personas sacaron 64,5 millones en cheques de caja de ese fideicomiso.
Sin embargo, se trató de una trampa a la ley, porque en México todavía está prohibido que los partidos reciban dinero en efectivo. Además, toda aportación debe de provenir de personas identificadas, y siempre a través de transferencias bancarias.
De los 70 sujetos que sacaron 64,5 millones en cheques de caja del fideicomiso de Morena, ninguno era damnificado y todos eran militantes de Morena. Y, al ser cambiados a efectivo, la autoridad no pudo seguirles el rastro. Igual que el Pemexgate.
Se suele pensar que, con López Obrador, todo acaba en política. Pero no, con López Obrador todo acaba en dinero: dinero para tener poder.
Y mucho dinero.
