Realmente Nacho fue un joven adelantado a su época, su padre Francisco Madero y su madre Mercedes González le procuraron la mejor educación, sus estudios de High School los realiza en Baltimore, y es ahí donde tiene sus primeros acercamientos a las ciencias, que en estos años hay una en especial que le llama la atención: Metafísica. Por muy extraño que pareciera es una de las materias que ha logrado tener el mayor número de matriculados ¡Más de ciento doce jóvenes toman clase con el afamado Spencer Hill! Un físico que considera que Newton está equivocado “… no todo el mundo gira alrededor de la física que podemos tocar, sino en un ambiente correcto ¡Se puede comprender que hay algo más que lo que vemos! Los sentidos son la guía para lograrlo…” ¡Eso vuelve locos a los adolescentes donde estudia Nacho Madero!
Aunque en Parras nadie le conoce como Francisco – la mayoría le dicen Nacho- su familia le puso como sobrenombre ¡Pencas! Porque de niño le gustaba acercarse a los magueyes, acompañado de su fiel amigo guardián “Alzado” que era un sabueso que le trajeron del gabacho, hizo de las correrías por la gran hacienda San Lorenzo, propiedad de su familia desde los tiempos de la Nueva España. Los niños de su edad son llanos, sencillos, no hay diferencias en los tratos ¡Toda la pandilla hace de las suyas sin distinción de donde viven! Lo mismo los hijos de Jonás el jornalero, de doña Elpidia la de cocina, don Rumoroso que es el caballerango y el propio Nacho con sus primos José Eleazar y José Pantaleón son los encargados de hacer las triquiñuelas habidas de su edad.
Algunos paseos por los ríos para lograr hacerse de alguna pesca, corretear cabezas de ganado para llevarlas a un lado juntas, o en ocasiones ¡Observar como se cosecha el algodón! Que es cuando traen personas de otro color de piel y costumbres desde Cuatro Ciénegas, ellos hablan un lenguaje que nadie entiende “Yat” ¡Aquí no se habla!! Nacho conoció a un chiquillo de nombre “Elaias” – así le dicen todos- quien tiene como costumbre después de cosechar el algodón ¡Quemar algunos cigarros de hechuras muy diferentes a las del papá de Nacho! Huelen diferente y Elaias le cuenta que al fumarlo ¡Puede hablar con espíritus! Lo cual fascina al niño Madero.
La hacienda San Lorenzo es amplia que casi se puede decir que ocupa todo Parras, solo algunos linderos que dan hacia Zacatecas, pero la extensión llega inclusive a San Pedro allá más delante de la pequeña sierra, es un lugar de abundante agua, así que la producción de algodón, cabezas de ganado y algunas partes viñedos han hecho que la familia Madero sea una de las más pudientes de la zona, inclusive, al orden de considerar ¡Qué gobernador debe ser apoyado para Coahuila! Así de influyente es la familia de Nacho ¿Él lo sabe? Seguro que a esa edad no pasa por su mente estos problemas de adultos.
Al paso de un simple año Nacho estuvo en la posición de decidir ¿Qué hacer con su futuro? Así que su padre le dio a elegir ¡Estudiar en una prestigiosa universidad norteamericana! O irse a la escuela de altos negocios de París ¡No lo pensó dos veces! Europa era la opción por excelencia. Al paso de no tener mayoría de edad ¡Partió a Francia con todo su futuro puesto en los negocios! – ¡Será un gran administrador de la hacienda! – pensaba su padre, quien al verlo recordaba sus estudios en Londres a donde viajó igual de joven edad, por lo convulsionado del país en las épocas de la guerra de reforma.
¡El viaje es largo! Un mes en barco le darían al joven Nacho a sus dieciséis años la oportunidad de hacerse de algunos nuevos conocidos ¡Un romance viajero! Tal vez conocer a un distinguido escritor o algún pensador de esos muy de moda. Así que ni tardo llegó al puerto de Veracruz para salir hacia Nueva York, una carroza elegante fue su transporte, de primera instancia querían salir del puerto de Tamaulipas, pero los conflictos de algunos caciques por embarcar algodón a Europa evitaron por muchos meses que buques de pasajeros llegaran, así que la ruta fue Veracruz, Nueva York, Inglaterra ¡Así viene en su boleto de viajero! Lo recibió el Alférez Manuel Manríquez, quien tiene la orden del gobernador de Coahuila de escoltar al muchacho hasta París ¡De por medio una buena ganancia y el favor al mandatario! A pesar de su precario rango Manríquez es un buen compañero, egresado de las mejores instituciones militares del país ¡Ha hecho grandes migas con el alto poder! No solo de la zona del norte del país, sino del propio presidente Don Porfirio Díaz.
El barco donde zarpa hacia sus sueños fue el SS Aconcagua de la empresa Pacific Steam Navigation Company, viajando en primera clase tiene todos los lujos al alcance, siendo el de mayor importancia ¡Acceso a toda la biblioteca del barco! En la opción de considerar algunos títulos de relevancia que poco se observan por México ¡Fue uno de sus mejores pasatiempos! Ahí hizo de saberse que un grupo de mujeres queretanas hacen un viaje por Europa ¡Situación poco vista por lo que correspondía invertir en una osadía de tan colosal tamaño! Así que su Alférez Manríquez hizo por lograr que en la cena con el capitán coincidiera con las chicas viajeras, quienes son acompañadas por una institutriz que les hará el regocijo de la historia de cada lugar a visitar.
Aunque el SS Aconcagua es un vapor de hierro con hélices no dista mucho de cualquier palacio europeo, sus amplios espacios de las grandes bodegas permiten que un esplendor de lujo no pase desapercibido, un salón de pisos de parqué, brillantes candelabros de cristalinos destellos, mesas con un servicio con extrema delicadeza y un quinteto de violines hacen la noche exquisita, el jacket que viste Nacho es apenas de su medida, pero no le limita de su elegancia y gallardía ¡Su juventud es su mejor arma!
¡Las chicas que van con la institutriz hacen la entrada!
Media docena de juveniles y pícaras jóvenes llaman la atención de los cansados y estirados ingleses que van de regreso a sus tierras, de algunos militares que van con sus esposas en algún viaje de representación porfiriana, o simplemente de algunos viejos con sus esposas que al tono de ahorro ¡Gastan todo lo que tienen por tener algo que contar en sus desidiosas idas al café! ¡De jóvenes muy pocos! Por no decir que solo Madero y las seis mozas.
El Alférez Manríquez hace la recepción en nombre de Nacho y las invita a sentarse en la mesa del capitán ¡Que no tarda en algunos minutos en hacer presencia! No es de buena educación que llegue primero a la cena quien comanda la embarcación y no esté el salón completo, así que las jóvenes cumplen cabalmente la atención y se sientan a la derecha de Madero, en orden de llegada, la institutriz solo hace por acomodarles y dejarlas en la mesa, ella hace la recepción en otro lado.
Una joven hermosa de pieles blancas como la leche fue la primera en sentarse, quien no deja de abanicar sus perfumes ¡Enviándoles todos al joven que hace por soportar el embate! – ¿Cómo se llama mi distinguida joven? Se le aprecia apenas una niña para tan larga travesía – preguntó.
– ¡Me llamo Sara! Pérez Romero, soy de San Juan del Río Querétaro ¿Lo conoce usted caballero? – coqueta la joven de apenas unos quince años hace de arreciar los perfumes con su abanico de marmóreos nácares – ¡No tengo el gusto! Pero he oído a mi padre hablar de fincas en Cadereyta y San Juan del Río, de seguro será un lugar próspero- Responde, mientras esconde su nariz en la copa de vino para disminuir el mareo de los perfumes de la moza, vuelve a preguntar – ¿Vienen en viaje con su institutriz para hacerla de chaperona? ¿Acaso es mamá de alguna de ustedes? – La joven soltó tremenda carcajada a lo que sus amigas de inmediato asistieron – ¡Pero que osadía Sara! Anda que el caballero te hace la sonroja ¡Preséntanos de inmediato para lograr entrar en la plática! – dijo una de las amigas.
– ¿Cómo os llamáis caballero? Dijo Sara- ¡Mi nombre es Francisco Ignacio Madero y González! A los pies de ustedes señoritas – mientras se pone de pie y comienza a saludar de una en una, teniendo cuidado de los perfumes de las jóvenes que es bien sabido ¡Solo visitan el baño cada mes! Disolviendo los humores con elegantes fragancias ¡Vaya combinación! Así que cauteloso logra hacer que cada una se levante de su asiento y en un cortés beso de mano las va conociendo.
– ¡Soy Sara ya vos me conocéis! – se levantó y soltó el primer golpe de aromas que le pareció rancio a Madero – ¡Yo me llamo Adelaida González de Jauregui! Es un honor caballero – extendió la mano y el aroma que llegó sucumbió el estómago del anfitrión – ¡Yo soy Carmelita Septién González! Y haz de saber que mi padre fue Gobernador de Guanajuato ¡Por cuatro años! – ¡Encantado! – dijo el joven que no sabe si se acostumbró al humor o el vino hace de las suyas- ¡Soy Angelina Medina! De los Medina de Querétaro – ¡Tanto gusto! – hizo lo propio con las demás chicas, pero una le llamó la atención – ¡Soy Lupita Rico! Mis padres son comerciantes y he de decirle que con mucho esfuerzo me han pagado este viaje a invitación de mi amiga Sara ¡Ellas vienen a divertirse y pescar algún mozablo! Pero yo vengo a aprender ¡Cambié este viaje por una casa que me heredarían! Dicen que los viajes instruyen joven ¿Es verdad? – Madero se quedó encantado de la joven, su aroma le pareció floral y lleno de encanto, así que ni tardo al llegar el capitán ¡Cambio el lugar dejando a Sara! Y se sentó junto a la joven Lupita Rico.
La noche pasó entre bromas, buenas anécdotas del capitán, algunos buenos chistes de las jóvenes queretanas casaderas, después de un rato ¡Unas piezas de los violines invitaron a la romántica danza! Madero invitó a la hija de los comerciantes ¡Quien en dejo aceptó! Después de un rato de ires y venires decidieron salir a tomar aire.
– ¿Hermosa vista no cree? – le dijo madero mientras prende un cigarro – ¡Me temo que si desea cortejarme joven! Dista mucho que mis ojos volteen a mirarle si cada rato se pone su mano dentro de su saco ¡Parece va a sacar un arma! – Ambos rieron- ¡Disculpe señorita! Debo confesarle algo ¡Meto mi mano porque mi tirante está flojo ¡Puede ocasionar un bochornoso momento! – Le mostró el tirante roto! Rieron.
Después de unos minutos la institutriz salió a buscar a Lupita Rico, quien prometió que al día siguiente podría verse en la biblioteca ¡Quedando pactada la cita con un beso en la mano de la joven! Quien raudo Madero logra embelesarse con los humores de la joven – ¡Elixir de amor! – pensaba el joven ¡El viaje pasó con los vaivenes lógicos de una travesía de esta magnitud! El amorío de entre Nacho y Lupita pasó sin espavientos, simples risas, coqueteos, sencillos juegos de literatura y las burlas constantes de sus amigas porque el joven no se atrevía a más ¡Y eso que se mira leído! – se mofan, inclusive la institutriz arrecia a la joven Rico para ser más atrevida ¡No sirvió! Se despidieron prometiendo intercambiar cartas en breve una vez sepan en dónde estarán el mayor tiempo.
Hacia la llegada a Inglaterra Madero tiene todo planeado, las casas que visitará, museos -ansía ver los tesoros de Egipto- visitar la bibliotecas y una parada en la casa del escritor Allan Kardec, que aunque vivió en Francia tuvo múltiples casas en Inglaterra con su verdadero nombre: Hippolyte Léon Denizard Rivai, fue un prestigiado iniciador del espiritismo que Madero había leído todas sus obras y deseaba saber más acerca de las famosas “Mesas giratorias” que hacen del deleite de quien goza de estas artes.
¡Sin prisas y llevando a cabo todo su itinerario llegó a la casa de Allan Kardec! Es ahora un museo lleno de faramalla, carteles de espíritus y circos, panfletos de libros para abrir tu propia sesión, así como de infinidad de artículos de todo el mundo, recordando que Inglaterra se caracteriza por ser el epicentro de culturas relevantes, un pequeño artículo llamo la atención del joven Nacho Madero ¡Una daga de cristalino material de la época de los mexicas! Aunque el joven se reconoce como no tan hábil en la historia de los antepasados mexicas ¡Sí distingue que es una herramienta de sacrificio! ¡La quiere para él! Raudo toma la pieza y se dirige al mostrador.
– ¡Deseo tomar esta pieza!- Se dirige al vendedor que de facha solo le hace falta volar, los cabellos negros que se observa hace tiempo no pasa un jabón, uñas negras, un rostro pálido de ojeras y una risa de dientes podridos por el tabaco, le hace ver con su dedo que la pieza es cara -¡Son cuatro soberanos de oro joven! – eso es mucho dinero, sacó de su morral las piezas y se las dio, el elocuente despachador le dio además un cuadernillo, a lo que Madero preguntó: -¿Esto qué es?- ¡Son las instrucciones joven de cómo se usa! Es una daga azteca de sacrificio, si usted sacrifica animales va a lograr contactarse con los espíritus ¿No es eso lo que busca? – ¡Bueno sí! Pero ¿Qué animal debo sacrificar? – nuevamente el vendedor le señala con su negro dedo: – ¡Ahí dice!
Sin decir más, envolvió finamente la daga el despachador, la colocó en un elegante baúl pequeño de madera finamente acabada, la metió en un morral de terciopelo con la marca de la tienda y se la dio a Madero diciendo: – ¡No hay regreso! Quien es el dueño solo se puede deshacer de ella si otra persona dice que quiere hacer trueque – ¡Pero yo te la compré! – ¡Eso es un trueque joven! – le respondió con su desalineado modo.
Cuando llegó al cuarto del hotel en donde se hospeda, después de un frío día, el joven Nacho hizo por leer el manual de instrucciones de la daga, un cuadernillo hermosamente ilustrado que cuenta paso a paso el uso del instrumento, habla desde cuando se abrían los cuerpos de los sacrificados en donde descubrió que no es el corazón lo que extirpaban ¡Sino el hígado! Solo que los conquistadores se confundían al no conocer la anatomía, que la daga no rompía las costillas como también se ha dicho, sino que se abre la parte de abajo del costillar y desde ahí se extraen los órganos.
Al paso de seguir leyendo tan ilustre manual encontró en dónde por medio de una lista de animales se da la profundidad de los espíritus que se logran ver, si con la daga se corta con un pollo pequeño, recién salido del cascarón se logra mirar apenas el umbral donde habitan los espíritus, y así por cada animal que va subiendo de tamaño se pasa por los diferentes espacios del más allá ¡Madero está fascinado! Miles de ideas pasan por su cabeza – ¡Si mato el pollo de mañana para la comida! Le diré el cocinero que me deje ¡Seguro veré algunos espíritus! Toda la noche pasó ideando hasta que llegó a una conclusión:
-Si cada animal te lleva a un nivel de espíritus, entonces los mexicas al sacrificar una persona con esta daga ¡Podían ver los umbrales de la muerte!
Continuará…




