Para fijar nuestra estrategia sobre las bendiciones y posibles riesgos que guarda el Tren Eléctrico, es necesario rizar el rizo, lo que significa recorrer los diversos argumentos y captarlos en una unidad: diagnóstico, crítica y posibles soluciones.
Son tan graves las repercusiones que tendrá el tren eléctrico, que nuestras ciudades ya no serán como eran antes: ni sus atardeceres, ni su paisaje, ni su gente, ni su movilidad, ni su carácter, ni su cultura.
No sé en qué nos podamos convertir, pero de una cosa sí estoy convencido: No podemos reducir nuestro papel como queretanos a observar perplejos lo que hacen en nuestra tierra, rezando a la Virgen del Pueblito y a la de Schoenstatt que no nos desgracien como lo hicieron en Yucatán. No aceptaremos que las autoridades federales se comporten como virreyes. ¿Por qué cómo virreyes?
Les recuerdo: corría el año 1767, el Rey Carlos III envió un decreto a la Nueva España, el obispo de Guadalajara lo cuestionó públicamente. Al tiempo del extrañamiento, el virrey de la Nueva España, Carlos Francisco de Croix, divulgó la disposición real en un bando que termina con estas elocuentes palabras: “…de una vez para lo venidero deben saber los súbditos del gran monarca que ocupa el trono de España, que nacieron para callar y obedecer y no para discurrir, ni opinar en los altos asuntos del gobierno”.
Los queretanos no nos vamos a quedar callados ni obedecer. No es que seamos hiper sensibles y se nos aplique el refrán de: “El niño que es chillón y la nana que lo pellizca”. Tampoco es bronca, simplemente no aceptamos la omnipotencia chicharronera de los constructores. Una obra de tal envergadura es sin duda una obra de colaboración y quienes la van a aprovechar no son menos importantes que quienes realizan la obra. Es más, somos nosotros los más importantes, por ello debemos estar en los estudios, en la planeación y en la realización.
Hay algo que, como diría mi abuelita, nos dejó con el Jesús en la boca. En las “Mañaneras” se anunció el Tren Eléctrico a Querétaro y en ninguno de los dos actos se invitó a alguna representación institucional ni social de Querétaro. Fue en términos melifluos, un descomedimiento, por no decir una vulgar patanería, tanto a las autoridades como a los queretanos.
El Centro, las autoridades federales, no dejan de pasar ninguna oportunidad para dar pruebas de su desprecio a las autoridades y al pueblo de Querétaro. No nos ven con aire de superior desdén, simplemente les tenemos sin el menor cuidado; nomás no existimos. Un ejemplo, al principio los generales responsables confirmaron que la estación en Querétaro sería en El Marqués, ahora anuncian que quedará en la XVII zona militar. Ojalá que a los usuarios no nos obliguen a entrar en fila y al ritmo de la Marcha de Zacatecas.
Reconozco, fue alentador que el gobernador Mauricio Kuri y los alcaldes Felipe Macías de Querétaro y Roberto Cabrera de San Juan del Río, se reunieran con el general Gustavo Vallejo residente del agrupamiento de ingenieros “Felipe Ángeles” y el titular de la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviario, para analizar los alcances de la movilidad ferroviaria.
No obstante, dos llamados de atención. Los esfuerzos de nuestras autoridades estatales son limitados, están por terminar su administración, han llevado la fiesta en paz con las autoridades centrales. Bien sabemos que Morena es generosa con las partidas fiscales a los estados, mientras apoyen incondicionalmente sus proyectos, pero son terriblemente rencorosos y tacaños ante la mínima divergencia.
En ninguno de los dos actos se ha invitado a alguna representación social de Querétaro. Ni a sus académicos, ni a sus sindicatos, ni representantes empresariales; ni a organizaciones no gubernamentales, ni menos aún a medios de comunicación locales. En otras palabras, suponen que son solamente los constructores los únicos y verdaderos actores. No se olviden que por donde va a pasar el tren es por nuestra geografía, es decir por nuestro cuerpo. La sociedad civil no puede ser simplemente objeto sino sujeto, vivo y actuante, en todo.
En nuestro análisis partimos de la tesis que la construcción del tren eléctrico no es simplemente un problema técnico, sino que hay un sinnúmero de factores políticos, sociales, culturales que es necesario tomar en cuenta. El Tren Eléctrico estará contaminado por los intereses partidistas. Para Morena, del éxito de la obra depende el cumplimiento de su promesa y su triunfo electoral; el monitoreo del tren para los opositores sirve para dar prueba de que hay vida después de la derrota abrumadora.
El proyecto del tren le abre a la oposición una oportunidad política muy importante. Los golpes brutales a nuestra democracia y a la Constitución, incluso, como lo dice Mariano Palacios Alcocer, ese patético despropósito de la reforma judicial, no deja de ser una abstracción para la opinión pública, que no le hace mayor desgaste político a Morena. En el caso del Tren Eléctrico las acciones y consecuencias son muy visibles y concretas. Con otra ventaja, la evaluación es permanente y no necesitan esperar hasta que termine la obra.
La violencia es otro motivo de gran preocupación, el hecho de que San Juan del Río y Querétaro estén a menos de dos horas de la ciudad de México aumentará el índice delincuencial. Terminada la obra las autoridades federales, tan concentradas en la lucha contra el fentanilo o limpiando escenas de alguna masacre, no tendrán tiempo para delitos en un tren. Echarse la bolita de la responsabilidad, entre el Centro y las corporaciones policíacas locales, será el juego favorito, que representa el oasis para el hampa.
La invasión de trabajadores será otro gran problema. Serán durante todo el proyecto cerca de medio millón, obviamente Morena estará en las cajas de pago con un módulo, listo para repartir credenciales de afiliación. Son trabajadores que vendrán de la frontera, por el momento paralizados en este espacio por las autoridades. Esto significa que vendrán de todos los estados de la República y de otras naciones latinoamericanas hermanas. La idea es pugnar que sean queretanos y habitantes que radiquen en el Estado, los que sean el sector mayoritario de los empleados.
En el caso de las empresas que estarán en el proyecto, lo más probable es que repitan los beneficiarios del tren Maya en Querétaro. fueron el Grupo Carso, Mota-Engil, Grupo INDI y, por supuesto, ICA. Se llevarán el pedazo del pastel más grande de los 75 mil millones de pesos que costará el proyecto. Las empresas queretanas tienen derecho a participar, al menos, como empresas asociadas con los gigantes empresariales.
Reiteramos en todo lo del tren eléctrico a la UAQ, que debe jugar un papel protagónico. No sólo cumple con una de sus grandes funciones: no vive separada del mundo, confinada en sus aulas, bibliotecas y laboratorios. Sino que la obra puede ser aprovechada para la capacitación de sus académicos, sus egresados y nuestros estudiantes. Incluso, la UAQ deberá orientar algunos planes de estudio a las necesidades profesionales del Tren Eléctrico.
Resultó estimulante que la Rectora en su último informe subrayara la función social de la Universidad y como prueba de ello ha organizado un foro interdisciplinario para analizar la “Ley Kuri”- Magnífico. Sin menospreciar la trascendencia de la iniciativa del gobernador, creo que el Tren Eléctrico será un proyecto con repercusiones en todo el sistema de convivencia de Querétaro.
A un pollo se le puede hipnotizar con una raya de gis en el piso, a los queretanos no nos pueden marear con un par de vías. Necesitamos a la Universidad, con su actitud crítica, con el oficio mismo que le da su nombre, universal; una universidad que no estará enfocada al aspecto meramente utilitario de la obra y los beneficios concretos, y deberá participar en todo el proyecto.
Qué hacer? Que la UAQ solicite su registro federal como “Testigo Social” ante la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno. Según lo estipulan los diversos acuerdos leyes y reglamentos, los “Testigos Sociales” tienen derecho de participar con voz en todo el proyecto, en la investigación, la planeación, la ejecución y hasta en las contrataciones que realicen las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal.
Decía el Quijote: “La verdad, cuya madre es la historia, es depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso del presente, advertencia del porvenir”. La historia del tren eléctrico es el rostro del Dios Janus, con sus dos cabezas, el pasado y el futuro. En el caso del Tren Eléctrico sus dos rostros han sido la corrupción y la incompetencia. No es mi crítica personal, lo ha reconocido la Secretaría de la Defensa y hasta la nueva Secretaría Anticorrupción. Desde sus inicios hace medio siglo y ahora en el presente con el Tren Maya han sido proyectos rodeados por un paréntesis mortal: incompetencia y corrupción.
Sin duda uno de los mayores desastres ha sido el ecológico. todavía se escucha el eco de las motosierras, los gemidos de los animales, el goteo de cemento y agua sucia en los cenotes. Ante la omisión cómplice del Partido Verde, las organizaciones de la sociedad civil son necesarias.
Mi propuesta es la creación de un organismo no gubernamental que tenga los siguientes objetivos: 1) Solicitar al responsable de la obra, Andrés Lajous, director de la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviarios, información clara y comprensible del proyecto del Tren Eléctrico México-Querétaro. No se exige gran cosa, es una obra pública que debe hacer pública la información; 2) Participar con derecho a voz en la elaboración de la ficha técnica y en las diversas estimaciones que demanda su realización; 3) Que las asignaciones sean de preferencia por concurso, claros y con participantes competitivos, teniendo prioridad los profesionales, empresarios y trabajadores queretanos. 4) Si se ha destruido el Estado de Derecho, no se tentarán el corazón para destruir la naturaleza y, en nuestro caso, nuestros animales domésticos. Este organismo debe contar con la presencia vigorosa de nuestros grupos ecologistas.
Concluyo, mi agradecimiento a Plaza de Armas por el espacio tan generoso y especial reconocimiento a los lectores sobrevivientes de esta serie. El Tren Eléctrico es una obra que será histórica por ser fundamental, tenemos derecho a exigir información, a opinar, a participar, pues en su momento todos deberemos rendir cuentas sobre qué hicimos al respecto. Lo importante es estar convencidos que el futuro está abierto y que todos seremos responsables de lo que le suceda con esta obra a Querétaro.
Fuimos cuna de una Constitución que tuvo la gran aportación de incluir los derechos sociales en su texto, nuestro deber histórico será, con esos derechos, ponerlos en acción y convertirnos en ejemplo y cuna de la participación de la sociedad civil en la gran obra del Tren Eléctrico. Lo bueno es que el espacio de lucha es tan amplio, que todos tenemos el derecho y la obligación de ocupar un lugar.
Escrito lo anterior sin dramatismos ni pucheros, al contrario, demos gracias a Dios, al Todo Poderoso, a la Fórmula Cósmica, el Tren Eléctrico nos regala una gran causa: aprovechar los beneficios de la obra y defender de sus riesgos a Querétaro.







