La lectura del diario del presidente Francisco Ignacio Madero, por parte del asiento del ejecutivo Venustiano Carranza en la ciudad donde se lleva a cabo el Constituyente de 1917, lo tiene ensimismado acerca de la efectividad que estos resultados pudieran llegar a tener, cómo dice él –¡Algo de verdad!- los escritos realizados de puño y letra de Madero narran sus ejercicios para lograr contactarse con espíritus, sesiones nocturnales para contactar al presidente Benito Juárez, narra él ¡Con éxito rotundo!.
Son unos simples cuadernillos que encontró en la biblioteca de presidencia, que ha sido itinerante desde hace años, en calidad de que los documentos de mayor importancia estén en las sedes del ejecutivo, tanto en lo físico como en lo práctico, en ello les ayuda a la toma de decisiones.
Su secretario particular Macario ya le había reportado la existencia de estos “Diarios del Presidente Madero, en razón del uso de lo que llaman Mente Maestra” así los nombró, la llegada al fresco verdor de la ciudad de Querétaro en febrero de 1916, recorrió todo el camino a lo largo y ancho, en verdad poco ingresó a la ciudad hasta el tiempo cercano a la llegada, se mantuvo en lo que llaman la antigua Cañada hasta la colocación de sus diputados, muchos de ellos aliados de batallas, leales, hombres de guerra, otros – los mínimos- fervientes defensores de un republicanismo que tendrá que plasmarse en el documento final; algunos más, encargados de que fuera una constitución validada por cañones y armas, pero al final de todas las posiciones ¡Un documento útil a estructurar una patria quebrada, empobrecida!
La riqueza de los grandes caudillos suspicaz al tono de enriquecimiento a costa de la explotación, aquellos adinerados que se hacen de sus ejércitos, armas y municiones, así como el constante enfrentamiento en pequeñas poblaciones le nubla la visión de pacificar la patria al propio Carranza – ¿Se terminarán las hostilidades al firmar la nueva Carta Magna? ¿Representa este documento la posibilidad de cimentar una nueva nación? ¿Acaso alguna nación diferente a las existentes? O ¿Seguiremos siendo olvido de Dios y vecinos de los gringos? – se le nubla la mente tan solo de pensarlo.
Los pequeños diarios – dos para ser exactos- de aproximadamente unas cuatrocientas páginas escritas por los dos lados, narran toda una serie de vivencias, pensamientos, actividades, que le llenaban las noches al presidente Madero, dejan a quien los lea – seguramente pensó que alguien los revisaría después de su muerte, así que los escribió en narrativa de novela- asombrado de su capacidad de acercarse a estos temas.
Para 1911 el espiritismo en la ciudad de México es labor de todos los días, la pobreza que abrumaba al oprimido le hacen que su única manera de sentir paz son sus ejercicios espirituales católicos, próximos, cercanos, propios. Para los aburridos adinerados espantados por la llegada de Madero a la presidencia, creyendo que es un fallido suceso ¡El espiritismo se hizo se manera de pasar las largas tardes de aburrición!
¡Una cosa llevó a otra! Las comparaciones no se hicieron esperar en la amalgama de la convivencia, entre los que sirven en las elegantes casas, aristócratas realizando sus sesiones de espiritismo traídos de Londres Inglaterra ¡Se fundió el colectivo en una partida de posibilidades! Hablar con los espíritus ¡Así como los apóstoles con el recién fallecido Jesús! Todo se fue a la confusión.
Escribe en uno de sus diarios el presidente Madero -lee Carranza sin olvidar su cigarro con el aroma de su coñac, a los pies del tálamo de su amada Regina- de una sesión llevada a cabo por el gran maestre John Spocker, espiritista de fama en la legendaria Londres, aquella de callejuelas con vapores en las alcantarillas para mantener un clima menos frío- que llegó a su casa de estilo victoriana de dos niveles, con una escalera de finos arreos que terminan en una elegante talla con el rostro de Hermes, desde los dinteles superiores a los inferiores – así escribió en el diario- cuando él llegó fue claro a lo que venía, estuvo esa noche mi amada esposa Sara, mi amigo de todas las ocasiones José María Pino Suárez, tal vez el más escéptico con su esposa Mary Cámara, mi compadre Hermenegildo que llegó creo con un poco de vino de más, mi asistente junto a un escribano que contratamos para que llevara nota de la sesión… – Carranza toma un poco de su coñac y se acomoda para continuar con la aventura narrada – … el lugar se me pidió diera a una ventana con grandes cortinas blancas, la mesa debería de ser redonda de un piso y tres garras, debería de haber dos vasos de agua y una vela ¡Todo se cumplió como se me indicó en el telegrama que recibí!…
… Ya se me había dicho que no es posible las manifestaciones si no se cumple con el requisito, que la recién electricidad colocada por todo lo largo y ancho de la casa debía de ser desconectada, así que sin mediar ni hacer de mayor el tiempo el joven Spocker comenzó con la sesión ¡Sobra decir que mi esposa amada y mi comadre Mary son las más espantadas para el caso! Pero el espiritista comenta que es bueno ese temor porque abre nuevas posibilidades de acercarnos, todos juntos tomados de las manos comenzamos a unirnos en un abrazo de energías ¡Yo sentía el sudor del joven inglés a mi derecha y de mi amada Sara a mi izquierda! …-
¡Regina se levantó de la cama! Ató por acercarse al general, le tomó su cabeza suavemente ¡Le dio un beso en la frente! ¡Se sentó en la bacinica e hizo lo propio! Después lo volteó a ver, le sonrió y volvió a quedarse dormida, Carranza pensó- ¡Dudo mucho que Madero tuviera estos ruidos de distracción! Continuó leyendo:
… Para el momento que el joven inglés dijo el nombre de a quien invocábamos ¡El viento tragó las cortinas ondeándolas por toda la fachada ¡Se transformó delante de nuestros ojos el joven! Su rostro se puso pálido, ojos cóncavos, la voz sonó a fondo, cómo si hablara desde un pozo ¡Luego al vernos asombrados mi compadre Pino y un servidor! Nos dirigió unas frases: “Juntos llegaron al poder ¡Juntos se irán!” – ¡Qué atinado! – refiriéndose el general a la forma de morir de ambos.
En medio de la hoja que continúa leyendo el general hay un aviso escrito: “… de la forma que decidáis seguir leyendo será la misma de lograr tener paz en sus corazones, advertido estáis…” – ¡Qué curioso! – piensa el general- al dar la hoja se narra con lujo de detalle los improperios y ademanes de los que comenzó a tener el joven londinense, dejando claro que ya no era él ¡Estaba poseído por algún espíritu! Sacando clavos por la boca y dando señas de dominar algunos temas que para él fueran por propio, lejanos de su parecer. Madero se levantó y armado de valor ¡Puso un espejo delante del médium! Cuando se observó ¡Se soltó del círculo y se desmayó!
Al regresar ¡Era de nuevo él! Con un ligero dolor de cabeza, apenas pidiendo el vaso de agua, después descansar un poco, comenzó a escribir un texto en una hoja con una caligrafía precisa ¡De notario! Terminó y se despidió, solicitando que la hoja se leyera en apenas unos dos días después de la sesión, tomó su carruaje y lo llevaron a su hotel.
Al regresar Madero – sigue narrando en su diario- tomó un buen trago de wiski e hizo por tratar de ver a su amada Sara y su comadre Mary Cámara, quienes aún no se reponen del susto, unas buenas sales de magnesio fueron suficientes para traerlas de nuevo ¡Solo que a Sara la impresión le despertó de nuevo aquel mal de su tic de guiñar el ojo derecho! Que ella ya controlaba, pero se le acentuó, triste Madero prometió ¡No volver a realizar ninguna sesión delante de ella!
Al paso de los dos días en la oficina de despacho del presidente de México Francisco I. Madero, junto a su particular y su amigo de todas las batallas José María Pino Suárez decidieron abrir la carta del inglés que escribió con finas líneas – una pequeña nota enmarcada con una línea a todo su alrededor que dicta – Usted puede encontrar el contenido en el otro diario dentro de la parte detrás de la contra pasta, en una pequeña pestaña de papel que lo sostiene…
¡Carranza corrió a buscarlo en el otro diario!… – ¡Pero que carajos!… ¡Aquí estaba! Lo dejé en la tarde aquí- abría y cerraba cajones de su dormitorio a tal grado ¡Que regina molesta se levantó! Tomó unas sabanas de delicado satín, una almohada y decidió cambiarse al cuarto de al lado ¡Echando pestes y mentadas! Aun dormitada.
– ¡Aquí está! Cómo chingados no- se dijo- Vamos a ver…- de los nervios trata de buscar la contraparte ¡La carta que se describía estaba en su lugar! Tal cual, con sus nervios fue a acercarse al quinqué, esto leyó:
“… Cuidado señor presidente, existe un movimiento de generales que desean darle muerte, lo han llamado ¡Operación distancia! Debe ser cuidadoso, no hable con nadie, no confíe en la mínima persona, si es posible ¡Huya del país!… Su amigo: John Spocker” – ¡Diablo de cabrón! – pensó el general, resulta que toda la faramalla fue solo una pantomima ¡Nunca hubo espantos! Todo era maquillaje – leyendo después en el primer diario se fue aclarando- Mr. Spocker era un buen espía que sabía de la intriga que se gestaba desde Estados Unidos para derrocarme, por medio de un plan, pero ¿Quiénes eran esos generales? – seguía narrando Madero- ¡Así que decidí quedarme en México y afrontar las cosas como se fueran dando…
– ¿Qué es esto? – piensa el asiento del ejecutivo- Madero fue advertido por la inteligencia británica del golpe de Huerta ¡No sus fantasmas! – asombrado siguió pasando páginas con velocidad para saber que más había pasado, siguieron algunas ideas de ¡Cómo evitar un golpe de estado! – en el fondo se rio- continuó leyendo acerca de la democracia y la nación que se estaba construyendo cuando se encontró otra hoja escrita con tinta diferente, con la fecha contigua a la visita del informador londinense donde Madero relata una nueva historia.
“… asombrado por lo sucedido la noche de la sesión y después de haber tenido semejante susto me contactó la sobrina de mi ama de llaves, quien ella había visto todo ¡Inclusive los efectos teatrales de fantasmas y espíritus! Pero ella continúa creyendo que es verdad ¡Yo hubiera querido que fuera así! Pero para no espantar a nadie de la advertencia que me tenían en mira solo hice por escucharla, ella me dijo… “Señor presidente deseo decirle algo que me parece importante, durante la sesión del señor que vino yo vi a varias personas que estuvieron aparte de sus invitados, unos vestidos cercanos a nosotros y algunos más con vestimentas desconocidas para su servidora, señor, sentí cómo se acercaban a usted y su esposa, creo que de verdad eran almas en pena…” Yo alcé la mirada a su chongo de servicio tratando de buscar alguna razón de su desvarío, no la sacaría de sus ideas, pero no le diría que era una treta para tratar de avisarme… apenas hice por darle el agradecimiento por el comentario y que se dejara de preocupar cuando de nuevo me pidió le acompañara…
… no acostumbró bajar por la noche al área del servicio, ahí se preparan las comidas y los descansos, además están las habitaciones de los mayordomos y personal de servicio ¡De todos me se nombre, edad, oficio y lugar de origen, demás de saber el número de hijos y el de sus cónyuges, según fuera el caso…
… hice por bajar con cuidado, la luz no ayudaba, así que caminamos y me llevó al cuarto de una de las mucamas que ardía de fiebre ¡Pero por Dios mujer habrá que llevarla a un médico! – le comenté- la sobrina del ama de llaves me dijo: ¡Está así desde que el joven londinense vino! Y ella no fue de quienes vieron la sesión, le pido de favor me ayude o me indique qué hacer, el médico de la ciudad ya la revisó como indicó su señora esposa, pero no cesa ¡La tuvimos que amarrar por su fuerza desmedida! Logró levantar a cuatro de los carrileros de la casa…
– ¡Seguro una poseída por alguno de los fantasmas! – pensaba Carranza mientras leía- continuó con la lectura- Ya hasta el padre de la parroquia vino, pero nos dijo que esto no era de Dios, sino de alguna bruja. Madero se acercó a mirarla ¡Sus facciones retorcidas por alguna fuerza no conocida! Pero él sabía que el mundo de los espíritus y los vivos están conectados ¡Tal vez ella es un puente de información! De inmediato pensó, tomó sus manos y le hablo: ¡Dime quién eres jovencita! Tal vez yo te pueda ayudar – ella contestó:
“Señor Madero que pena me vea así, usted tan amable y caballeroso ¡Yo en estos andrajos! Perdonad… Solo hice por escuchar sus penas – narra el diario- tratar de informarme acerca de qué dicen que los vivos podemos ayudar a los del otro mundo acercando lo que no hicieron y así ellos vivir en paz ¡Pero esta joven está viva! Con alucinaciones de fallecidos, según me cuentan, pasaron unos días y la joven murió, le hicimos su sepelio, novenario y algunas coronas en su descanso, pero… ¿Sigues leyendo mi diario amigo Venustiano?
¡Carranza se fue de espaldas cuando leyó eso!
Espantado trató de volver a leer el párrafo de puño y letra del diario de Madero – … le hicimos su sepelio, novenario y algunas coronas en su descanso, pero… ¿Sigues leyendo mi diario amigo Venustiano? – Su brazo izquierdo le comenzó a cosquillear, un zumbido en su cabeza comenzó a aturdirlo ¡Su mirada se centró en el reloj de fluorescentes manecillas!… caminó y trato de hacerse de algo ¡Tomó el mantel de la mesa de cama! Apenas al apoyo cuando ¡Desmayó!
Continuará…